Si os dais cuenta, la cosa es la siguiente:
Los clubes, náuticos o no, son entidades deportivas privadas, y por tanto pueden establecer sus propias reglas para sus socios (siempre que no contravengan una ley o norma, claro). Las normativas que establecen las comunidades autónomas para el registro de estas entidades deportivas regulan que el presidente sea elegido democráticamente entre los miembros, y pocas cosas más. El que quiera que se asocie, o que no lo haga.
El problema es que en el pasado, cuando la costa estaba menos saturada, se dieron concesiones a estas entidades deportivas para tener un puerto de recreo, sin mayor control de la gestión de estas. Y que ahora el número de puertos de recreo está muy limitado, no teniendo, en muchos casos, más opción para amarrar un barco que la de hacerse miembro de esa entidad deportiva.
Además, es muy discutible que los actuales puertos sean para actividades deportivas. Se acercan más a actividades de recreo y ocio, esto es, turísticas, aunque mantengan cierta actividad deportiva.
El otro caso son las empresas privadas las que tienen la explotación de la concesión, pero en ambos casos la gestión está muy poco intervenida.
En otros tipos de concesiones de la administración, los precios de los servicios están fijados por ésta, y los incrementos sujetos a aprobación de la administración.
El modelo de funcionamiento está establecido por "tradición", pero desde luego no es el ideal para la situación actual. Alguien debería hacer un planteamiento global de la situación y poner orden en esto, pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato.
En fin, si queremos tener barco....a sufrirlo.
