3. La regata
1. Decidimos que es mejor salir un poco tarde pero no quedar encerrados entre la flota. No nos importa perder algunos segundos a cambio de tener capacidad de maniobra para decidir el rumbo a seguir. Al final, lo tenemos todo: salimos pegados al barco del comité, amurados a estribor y casi coincidiendo con la bocina de salida.
Izamos el asimétrico (la pantera rosa) y nos vamos hacia el Este buscando el viento que prometían las previsiones meteorológicas. Grumetillo me avisa: "¿dónde vas? que estamos en la Ophiusa y no en la Rumb a Roses"
2. Vamos bastante rápido de través. Cuando el viento rola, trasluchamos e intentamos conseguir la máxima velocidad sin importarnos demasiado hacer rumbo directo a Ibiza. Se hace de noche y el viento va subiendo de intensidad. Organizamos las guardias para estar 2 en cubierta y 2 durmiendo (el Panxut está KO y no podemos contar con él). No tenemos manera de escuchar la rueda de posicionamiento. Parece que la radio no funciona. Lástima. Habíamos preparado una planilla para seguir a los barcos de nuestro grupo. Por si nos oyen, radiamos nuestra posición en los canales 10 y 71.
3. Hay muchos barcos a la vista. Decidimos que toca trasluchar y poner rumbo a TagoMago. Demasiado tarde: oscuridad total, viento rozando los 30 Kn y mar formado. Todos en cubierta para la maniobra. Fallamos y la pantera rosa se lía en el stay. Grumetillo va a proa e intenta deshacer el lío una y otra vez. No hay manera de entenderse, nos grita y le gritamos sin oirnos. Nos hacemos señas y nos deslumbramos con la luces frontales. Trasluchamos involuntariamente varias veces. Grumetillo desaparece envuelto en la vela y tememos que caiga al agua. Los minutos se hacen eternos ... ¿Qué coño hacemos aquí? Súbitamente se deshace el lío, el asimétrico se hincha de golpe y se rompe por el puño de amura. Otro follón para arriarlo pero al fin lo conseguimos. No tenemos otra vela para portantes y pensamos que se ha terminado la regata para nosotros. Sacamos el génova y ponemos rumbo a TagoMago. Volvemos a las guardias de 2 personas.
4. Ya no vemos a otros barcos. Hay fuerte viento y mar del través con algunas olas rompientes. Vamos muy rápidos pero cuesta gobernar y nos vamos de orzada con facilidad. De repente, se suelta el puño de escota de la mayor. Se ha perdido el grillete que sujeta el pajarín. Ponemos un rizo y mientras tanto hacemos la reparación. Nos damos cuenta que navegamos igual de rápidos pero algo más cómodos y dejamos el rizo. Nos cuesta mucho mantener el rumbo a TagoMago. Si caemos demasiado, no podremos pasar sin hacer algún bordo. Vemos algunos barcos que van rumbo a Es Vedrà y dudamos: haríamos un rumbo más cómodo, a favor de las olas pero con el riesgo de que después Ibiza nos tape el viento previsto del Este. Al final decidimos seguir rumbo a TagoMago.
5. Durante la noche rompemos un guardamancebos y nos quedamos sin electricidad pero lo reparamos. El oleaje ha disminuido al socaire de Mallorca y la navegación es más cómoda. Vamos siguiendo a un barco durante horas, parece que cada vez lo tenemos más cerca. Cuando amanece estamos tan cerca que conseguimos leer su número de vela. Es el "Pinetell" que compite en nuestro grupo. Le adelantamos poco a poco. Tampoco esta vez conseguimos oir la rueda de posicionamiento pero tenemos cobertura de móvil y pasamos nuestra posición a la organización.
6. Después, el PINETELL se pone las pilas, nos vuelve a adelantar y se larga con viento fresco. Toca un través y echamos de menos a nuestra pobre pantera rosa. Ante nuestra vista aparecen un montón de barcos ¡Vamos los últimos! ... Uff! No. Son los de la Ruta de la Sal. Decidimos pasar TagoMago por fuera para evitar aglomeraciones y desventes.
Ahora luce un Sol espléndido. El viento va rolando hasta la ceñida. Estamos muy relajados y Panxut parece encontrarse mejor. Carles conoce la zona y va explicando la costa de Espalmador y Formentera como si fuera un guía turístico. Estamos tan cerca de tierra que Grumetillo no puede aguantarse y dice: "Pisha, ¿quieres que vayamos a robar las toallas de la playa o qué?"
Al llegar al puerto, vemos que hay pocos barcos todavía. Parece que no lo hemos hecho tan mal.