¡Qué bien lo explicas, Atlántida!.
Dá gusto estar por aquí.
También es digna de mención, y no menos importante, la camaradería existente cuando tocas otros puertos. Y tomas ceervecitas, no ya virtuales sino reales, con los nativos. ¡Y, ni que decir tiene, la predisposición de los colegas cuando tienes en esos puertos de Dios una necesidad o un problema por nimio que sea!. Es todo un lujazo poder pertenecer a esta Taberna.
Además, donde toda la cuota de entrada y estancia es compartir, y comprar lotería por Navidad.
