Mira, si quieres un consejo, te diría que lo más importante es no perder el nervio cuando ves que la ceremonia del amarre resulta fallida: ahí es donde está la pifia porque ves que el barco no hace lo que quieres. Entonces uno intenta tirar atrás, tirar avante un toquecito, el viento no deja de soplar, te alejas de tu amarre, te quedas atravesado en el canal, intentas salir del embrollo lo antes posible, te vas poniendo nervioso y entonces ya está liada: bichero al canto, la gota gorda y la cara de palo que se le queda a uno, porque aún no ha amarrado y ha de recomenzar todo de nuevo.
Entra en el pantalán por el centro del canal, sin arrancada apenas y observa de qué va el viento, que él mismo te va guiando, si te abate de proa o de popa. Toques cortísimos y si ves que la cosa va a complicarse, tranquilo: vuelve a empezar, que lo jodido sería enredar el motor con cualquier guía*.
Quizás no es consuelo, pero todos hemos pasado por eso y aún hay veces que la cosa no está del todo segura. Buen ánimo, Joan!
* Por cierto, hay algunos muelles que parecen diseñados o gestionados por psicópatas: canales estrechos, todos los cabos de guía, supertensados, partiendo de la mitad del canal y amarrar un 8 metros entre uno de 12 y una zodiac con viento encima.
