Re: Tertulia de pesca y una copa ¿cual?
Me han educado en la idea de que primero hay que dejar hablar a los mayores y la experiencia me dice que es mejor escuchar a los que saben y luego hablar, si todavía puedes aportar algo.
Viendo que os quejáis de falta de aportaciones, me arriesgaré y saltandome la premisa antes expuesta os contaré mi primera experiencia en pesca de altura: (Alguno quizás ya la habréis leído hace años en otro foro)
RECORDANDO MI PRIMERA VEZ
Las previsiones de tiempo eran perfectas, por lo menos para dos meses. Después de soportar tantos consejos y advertencias de veteranos, sobre los peligros de salir solos y del cambiante clima del Cantábrico, cualquiera se atrevía a salir a alta mar con unas previsiones sólo un poquito peores.
Cinco millas después de partir de Santoña aparecieron los primeros delfines. Dábamos más saltos en el velero que ellos fuera del agua. Luego aparecieron los calderones o ballenas piloto, que se te quedaban mirando como las vacas al tren, con la cabeza fuera del agua, pero ciertamente de una manera más escudriñadora y profunda que las vacas.
Después de 6 horas navegando arriba y abajo, este y oeste, escuchando por el VHF a otros pescadores contar sus "tertulias", decidimos regresar a puerto. Volvíamos con las manos vacías, pero con una sensación de plena satisfacción. Primero por lo bien que se había comportado el velero, reparado por nosotros mismos y luego por lo bien que nos habíamos comportado nosotros, dos novatos, superando todos lo obstáculos y reticencias de salir a pescar a alta mar, sin compañía de otros barcos. Después de esa jornada, regresábamos con la sensación de que habíamos acertado y que habíamos empezado con buen pié en esto de la pesca de los bonitos.
Llegando a unas 5 millas de la costa cantó un carrete, ¡Dios mío que canto!, eso no se olvida. Era mi caña, ya que habíamos preestablecido que la caña de babor sería la de mi socio y la de estribor la mía. Saqué la caña del candelero, la coloqué en el arnés de combate y empecé a apretar el freno del Penn Senator. Aquello no paraba, no cesaba de salir dacrón del carrete y el freno ya no daba para más. Finalmente colocando la caña perpendicular al pez , casi pegada a mi cuerpo y sujetando con la otra mano el tambor del carrete, conseguí detener la salida de línea. Quedaba menos de un cuarto de la capacidad del carrete. Ahora SÓLO quedaba recoger y acercar el pez... tirar hacia atrás y recoger rápidamente hacia adelante... No sé cuantas veces repetí esa operación y cada poco el pez parecía que había descansado y volvía a tirar con más fuerza y a ganar terreno, liberando más dacrón del carrete.
Nos habían dicho que las cañas y carretes que nos habían prestado, 2 cañas de pesca de altura de 50 Lbs con los ya mencionados carretes, no podían con los bonitos, que se recuperaban más rápido a mano. Personalmente siempre había pensado que con esas cañas y carretes podríamos de sobra con los bonitos y que quién nos había dicho eso, curiosamente el que nos había prestado los equipos, era el típico depredador que pasaba de disfrutar con la pesca de un ejemplar y que lo único que le interesaba era el número de bonitos capturados. Ya antes había pescado distintas especies con pesos cercanos a los 10 kgs. y nunca pensé que un bonito, aún siendo de 20 kgs., nos daría problemas con esas cañas. Pero el caso era que ese pez sí nos los estaba dando y además nunca antes habíamos sentido esa fuerza y resistencia detrás de una caña, así que nuestra imaginación volaba, pensando en tiburones o similares: Sabíamos que una pita de 0,8 mm. como bajo de línea y un sokala/maluta como cebo, no eran los más adecuados para los dientes y gustos de los escualos. En el raro caso de que hubiera picado uno, ya habría cortado el bajo de línea. ¿Podría un delfín caer en tan burdo engaño y morder nuestro anzuelo?. ¿No son muy inteligentes como para picar un artificial?. ¿Tendríamos la desgracia de pescar-cazar un pequeño delfín?. Un bonito no podía tirar tanto, por muy grande que sea...
Al ver los lagrimones y las babas de impaciencia de mi socio por relevarme y porqué no, que yo también estaba reventado de tanto tirar y pese a lo poco deportivo de la acción, acepté el relevo recordando todas las penurias que habíamos sufrido para reparar el velero y pensando que éste era el inicio de la recogida de beneficios.
Así que, relevo a relevo, tirón a tirón, el pez fue perdiendo fuerzas y conseguimos acercarlo al velero. Los últimos metros fueron los menos intensos en cuanto a la lucha del animal, ya que prácticamente era un peso muerto, que sólo se dirigía hacia los lados de la embarcación tratando de huir de la misma. Lo que si se intensificaba era nuestra expectación y curiosidad por ver al pez.
Al poco salimos de dudas. Poco a poco fue apareciendo una gran silueta de brillantes plata, amarillo, azul, verde y negro que cada vez se acercaba más a superficie. Era una monja, patudo o como queráis llamarlo (thunnus obesus) como averiguamos más tarde. Cuando lo subimos a superficie pudimos contemplarlo en todo su tamaño y esplendor, sus colores, su gran boca negra y sus enormes ojos... ¿Sabíais que los patudos son de los túnidos con los ojos más grandes?. Pues puedo asegurar que ver esos ojos directamente nos produjo una sensación un tanto extraña, como de tristeza...
A partir de ahí se acabó la lucha simbólica, la escena bucólica y empezó la depredación, el arponeo con los bicheros para izarlo a bordo, la sangre y los porrazos en la cabeza para matarlo. Al poco había acabado todo, nos había costado casi una hora, pero allí estaba, muerto, sangrando, con algún espasmo que otro y esos ojos que no dejaban de mirarte...
La llegada a puerto no fue menos espectacular, los amigos, que ya habían sido avisados nos estaban esperando en el puerto. Nos fuimos a casa de una amiga, en donde hicimos las fotos, despiezamos el pez y celebramos una fiesta. En días siguientes presentamos nuestros respetos al animal delante de la mesa, operación que se repitió muchas veces, en distintas mesas, en variadas recetas y con numerosos comensales. Cuarenta y ocho kgs. de de patudo dan para mucho.
En fin, ya me he extendido demasiado. Para mi así es la pesca y así la he contado, todo tiene su lado bueno y malo y cado uno tiene su punto de vista para todo, que no tiene por qué coincidir con el de nadie, o sí, pero es igualmente válido, así que aceptaré todo tipo de comentarios, críticas y consejos sin molestarme por ello. Asimismo espero que nadie se de por atacado, aludido o mucho menos insultado, nunca ha sido mi intención y si alguien así lo siente, mis disculpas siempre van por delante.
Saludos y buena pesca .
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