Bueno, ahora que tengo un poco más de tiempo, mi particular visión:
Lo peor: la ida y vuelta a Port d’Aro. La ida el viernes con 20’ de morro total. La vuelta hoy con unos aguaceros con rayos incluidos que no te dejaban ver la proa…
Lo bueno: la atención del C.N. d’Aro. Con inscripción y amarre para 4 días gratuito, daban para un desayuno, un refrigerio completo en la entrega de premios y unos caros trofeos. Bravo por ellos, eso es demostrar entrega al tema.
Lo mejor: la regata, su recorrido. Me encanta!.
Se procedió a dar salida por separado a las embarcaciones de solitarios y a dos, formando un total de más de 30 barcos muy bien tripulados. Con unas condiciones excelentes 17’ y mar llana, los barcos volaban. Sin embargo, nuestra alegría duró poco. En el primer bordo, vemos que al golpear el génova en la cruceta, se han abierto dos cortes horizontales en la baluma de 30 cm. cada uno. Con 17 nudos y 35’ por delante, las posibilidades de llegar eran mínimas, aquello era como ir a una maratón con una piedra en el zapato. Decidimos seguir hasta que se rompiera del todo, pero cuidándolo al máximo: olvidarse de las roladas haciendo bordos muy largos y con maniobras vigilando hacerle sufrir el mínimo, llevar el barco muy pinchado, etc.. El objetivo se cumplió, a pesar de que obviamente, no le sacábamos el máximo rendimiento.
Al llegar a les Formigues ya íbamos primeros, habiendo superado a los solitarios que habían salido 10’ antes. La regata transcurrió hasta les Medes con una contínua persecución y marcaje entre nosotros, el Cala IV (Bavaria Match 35) y el Mulato (Archambault 35), pasándolas primeros y en ese orden.
Cuando ya nos felicitábamos por no tener que utilizar más el génova herido, pues pensábamos que la vuelta sería toda con spi, nos aparece la rolada a la salida de les Medes. Aquello no se aguantaba. Navegamos un buen rato aguantando el spi a 50º de aparente a fin de ver si conseguíamos sortear el Cap Negre hasta que la final desistimos: otra vez génova y a sufrir.
La táctica ahora era clara: ganar algo de barlovento para, a partir de Cap San Sebastià poder poner el asimétrico, pasar les Formigues por dentro y hasta Playa d’Aro. Hecho así, la cosa nos fue de maravilla, metiendo muy mucha agua con nuestros perseguidores. Sin embargo, en les Formigues, el viento empieza a abrirse y a caer. Rápido hacemos un peeling del asimétrico con el simétrico. Navegamos bien hasta la llosa de Palamós, para a partir de aquí arrastrarnos con el casi inexistente viento. Una última trasluchada al intuir la entrada de un terralillo, nos llevó a la línea de llegada a casi 5 nudos, con una distancia sobrada con nuestros perseguidores para compensar las diferencias de rating.
En resumen, excelentes condiciones de navegación (excepto el final) y un buen resultado que, unido a las condiciones en las que tuvimos que luchar frente a una experimentada flota, nos dejó una muy honda satisfacción.
El próximo año haremos lo imposible por volver.