Yo supongo que, llegado el momento de izar las velas, retruñe una sirena de alarma por todo el barco, y la voz grave del capitán anuncia por megafonía que van a parar las máquinas y navegar a vela, por lo que se ruega la debida atención, por parte del respetable, en el espectaculo.
Entonces de cada rincón del barco aparece una banda de música, con sus trompetas, sus clarinetes, su trombón de baras y -muy importante- su división percusionista, cargados de bombos timbales y tambores; y para cuando llega la calma (de viento) los pasajeros no han podido saborear la delicia del silencio sobre las olas.
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