[gargantua]

Mi fermosa doncella, tengo a bien decios que a Normandia mi nao a llegado e presto la escribo para contale las nuevas quenesta aldea me han pasado.

A la taberna del puerto visitar me propuse pues es bien conocido que tiene muy buen yantar.

Al tabernero roge a bien indicarame a que parte de la casa encontrabase el evacuatorio, mas mala pista me dio pues lo que yo creia por sitio do se evacua resulto ser alcoba,

perdido me encontraba e al mirar tras una alacena mi persona contemplo el acto mas impudico que noble e piadoso caballero pueda soñar.

La manceba del tabernero impios osculos a infame zagal ofrecia mientra el con arrumacos la correspondia, alelalo estaba mientras esto sucedia, e ocurrio que por mirar, por la maldita ciencia e tambien por mi conciencia que mi calzon pequeño se hizo, que hacer pensaba yo pues de esa guisa salir no podia, asi que dispuseme a esperar que aquella turgencia pasase e por fin se arriase.

Desta suerte estaba cuando recalo el tabernero en dicha alcoba.

Imploraba yo a los apostoles, beatos, martires e justos no ser cazado por aquella bestia que troncos de recio roble por brazos tenia, pues mal acabaria si me encontraria. Mas barruntando mi prendimiento, a enmascarar aquel gran flemon me dispuse, e para hacerlo a tensar mi jubon me puse, con tal mala ventura que por mil sitios quebro e al tabernero alerto.

Ayy mi señora aporreado fui yo, por aquella mala bestia que a razones no atendio.

Ya ve mi Señora e Dueña que justos por pecadores pagan, caballero noble soy e creerme si os digo que no se por que ventura tuve tal calentura, pues lealtad a vos os juro, e prometo que si insite el miembro a traicionarme, o sea de nuevo malo, yo por vos me lo talo.

E no tema por mi Señora, que por a vos veros recibo sin mesura cualuier tortura.

Su siervo y eclavo gargantua