Buena proa, por supuesto. Se lo merecen. Han tenido la valentía de hacer lo que muchos soñamos y no nos hemos atrevido, siguiendo anclados en tierra.
No sé si la envidia puede llegar a ser sana, pero que la dan...
Transmíteles un abrazo y un tirón de orejas (por lo de la envidia) cuando te comuniques con ellos, Edda.