¿Cuándo fue que escuche la llamada?
Cuándo, aquella voz que me dijo:
soy el mar, levántate y anda.
No recuerdo aquella letanía,
perdida en la memoria de mi infancia.
Eran ya tantos los días que mi mente
ya navegaba con solo mirar hacia la mar.
En realidad, no me imaginaba
llevando un timón, o trimando unas velas.
No... por entonces, me veía inmerso dentro.
Era una ola que rompía en la escollera
o una rompiente que intentaba atrapar
a la osada gaviota, con mis garras de agua,
por haberse atrevido a sobre-volarme.
Intento buscar en mi memoria
cómo era el canto que oía
y sólo recuerdo aquel estribillo
que mi alma una y otra vez me decía:
soy el mar, levántate y anda.