[VERYFLOW]

Alguien estuvo allí y alguien no estuvo.
Hace mucho tiempo reinaba en Shirván un padischá que se pasaba la vida en la holganza. Una vez se le antojó que le construyeran un palacio. Pero aunque muchos albañiles habían puesto manos a la obra, el padischá no quedaba satisfecho del trabajo de ninguno. Entonces los mandaba ejecutar y el palacio quedaba sin concluir.
Ahora voy a hablaros del albañil Abdullá.
Vivía en Tavriz un habilidoso maestro albañil llamado Abdullá. Tenía una mujer muy bella: la más bella de la ciudad. Habiéndose enterado de lo que le sucedía al padischá con su palacio sin terminar, agarró sus herramientas y se pueso en camino.
Anda que te anda, no sé si poco o mucho, llegó por fin a la ciudad de Shirván.
Fuen conducido a presencia del padischá, que le preguntó:
-¿Como te llamas?
- Mellamo Abdullá, y soy de Tavriz.
_¿Ves esta palacio? ¿Podrías terminarlo? - preguntó el padischá.
_!Sea eterna la vida del padischá! - contestó Abdullá- Yo terminaré el palacio. Sin embargo, hemos de concertar primero un trato: me darás los obreros que necesite, pero no vendrás por la obra hasta que haya terminado mi trabajo.
El padischá aceptó la condición, buscó obreros y se los mandó al albañil Abdullá.
- Vosotros debéis hacer lo que yo os diga- Advirtió Abdullá a los obreros.
No había hecho Abdullá más que comenzar su trabajo cuando vio que el padischá se dirigía hacia las obras. Entonces les dijo a los obreros:
-Vosotros no habléis. Sólo tenéis que ir dándome ladrillos y masa.
El padischá se detuvo al pie de la obra, acompañado del visir, el tesorerro y su séquito.
_!Que no conozcas el cansancio! - Le dijo a Abdullá y le lanzó una bolsa de monedas de oro.
Abdullá recogió la bolsa, la depositó entre las piedras, la emparedó y continuó su trabajo sin hacer caso del padischá ni de su séquito. De vez en cuando les decía a los obreros:
_!"Masa! !Ladrillos! !Masa!
El visir miró al padischá y el padischá miro al visir. Por entonces, el visir había o´`ido contar que la esposa del albañil Abdullá era muy bella. Con toda su astucia le dijo al padischá:
- Puesto que trabaja con tanto arte, seguro que su mujer es guapa.
Luego, le preguntó a Abdullá:
_¿Dónde tienes tu casa en Tavriz?
-Mi casa la conoce allí todo el mundo.
El visir tuvo la idea de ir a Tavriz para comprobar la veracidad de los rumores acerca de la belleza de la esposa de Abdullá y luego informar al padischá. Se puso en camino y. a los pocos días llegó a Tavriz al caer la tarde.

(Tengo que irme, os lo termino en cuanto pueda)

"Cuentos Populares Azerbaidjanos" "Abdullá el maestro albañil" Narrador- Eiyub Alí oglí, de la ciudad de Gueokhái. Anotado por G. Alizadé en 1937