Desgraciadamente la AC es como es, con sus desfasadas y estrictas normas, diseñada por y para millonarios, y eso es lo que hay. El que quiera entrar en ese círculo, debe entrar con todas las consecuencias.
Otra cosa es que se haya podido convertir en esta última edición, en una desvirtuada competición, aunque brevemente espectacular.
Pero si dejamos atrás todos esos años de historia, Valencia tiene potencial en sus instalaciones para atraer o crear una competición activa, donde los sindicatos sean numerosos, y las regatas competidas. Esa es la dirección en la que creo que debemos trabajar para volver a conseguir el espectáculo.
