Amoavé, Danilo, en principio saldría con la Escuadra del Piedras (

) a vuestro encuentro, luego os escoltaría para daros seguridad hasta la desembocadura del Guadiana, donde, una vez enfiladas las boyas, adoptaría la posición en el despliegue que se me asignase, teniendo en cuenta que no dejaría de vigilar como acostumbro. Una vez subido el río y bajado, y cuando la flota pusiese rumbo a poniente, dispararía las salvas de rigor en señal dedespedida y retornaría a mis cuarteles de verano, mi tractor no es tan habitable como un velero y uno ya no está para muchos trotes.

