La salida en una regata a mí me pareció un momento emocionante. Yo lo viví como un mogollón desordenado, partiendo del hecho de que en ningún momento fuí capaz de ver las boyas, y, ni mucho menos, la línea imaginaria que se supone que delimitan las dos boyas. Es decir, que no me enteré de nada...


Yo miraba al Patrón, para localizar el mismo punto en el que él fijaba la vista. No me pareció un buen momento para empezar a hacer 200 preguntas que se me venían a la mente, asi que, como buen grumete, le dejé hacer, mientras intentaba imaginar qué estaba pasando a mi alrededor, viendo las reacciones de otros barcos que pasaban muy cerca, o las de mi tripu, que sí parecía que se estaban enterando algo más que yo. Seguía sin pillar ni una.
En vista del éxito de mis observaciones, me dediqué a sacar fotos a los barcos que teníamos más próximos, más que nada para poder contaros algo de este instante.
Este es el mogollón que a mí se me presentaba delante de las narices:
Poco a poco se fue aclarando el panorama y empecé a ver barcos más distanciados unos de otros. Deduje, poniendo a prueba la inteligencia y la intuición que me caracterizan, que debíamos haber cruzado ya la línea de salida. Volví a mirar al Patrón pero fue inútil, asi que me dispuse a seguir disparando

fotitos.
Aquí el Fortuna extralights, un barco muy fotogénico:
Y aquí el Adriana, también precioso:
Y aquí, el Plis Play, ufff....
...