Se llamaba Tarugo, pero le decíamos Tonelito
Murió en batalla, en los dientes de otro perro... Esas cosas que tiene la naturaleza que hace que los programas de Animal Planet terminen en una especie de comilona golosa, donde siempre muere el más tierno, el más débil, el más lento...
Pues asi era Tonelito, más tierno, más débil y más lento, pero él no lo sabía. Muy al contrario se creía tan rápido y fuerte como su mejor amigo, mi perro Campanero.
Iba siempre ladrando detrás de él, compañero de aventuras y guardian del territorio, a manera de Sancho Panza pues. Era poco agraciado, gordito y con las garrapatas mejor alimentadas que he visto.
Cuando llegué en agosto estaba herido de muerte, un filo limpio había atravesado su piel y tenía una infección grotesca, por lo cual decidió morir en el porche de casa. Digamos que parecía que había tenido un duelo con algún esgrimista y salió vencido. Hasta Campanero estaba consciente de su gravedad y le permitió vivir aquellos, que parecían sus últimos días, en casa, de hecho le cedió el honor de comer primero, en vista de que estaba moribundo.
Los lavados de betadine con lavaplatos de Miguel, una consulta veterinaria telefónica con Ambrosio, asi como unas cantidades inusuales de comida le salvaron la vida y Campanero de inmediato le hizo saber que ya era hora de abandonar el lugar y que tenía que volver a su sitio de escudero.
Su hogar estaba dos casas más allá pero era el primero en saber que el carro de El Clandestino había llegado, a la hora que fuera.
Tonelito fue hallado muerto el día de ayer, tras cuatro días desaparecido.
No hay culpables, no hay denuncias, no hay remedio...
Campanero vive esto como se viven las muertes violentas: sólo queda el vacío, la pregunta y la importencia.
Un Saludo
Pirata (va de perros muertos, oiga)