No quiero herir a mujer no agraciada
cuando siendo muy sincero y honrado,
admito, humildemente mi pecado
de amar solo la belleza delgada.
Me inspira una cintura estilizada
la ternura de un verso suavizado,
o el lascivo impulso de ser amado
por el “ser” de mujer tan agraciada.
El por qué de mi amor a la belleza
y la importancia que doy al exterior,
está en ser carnal, y, además poeta.
Ellas me inspiran la delicadeza
y el deseo de conocer su interior
para saber, si además, es discreta.