En la antigua Taberna expliqué mi amarga experiencia con el tanque KK.
Estaba hasta las trancas de ponzoña pero no desaguaba. Un día salimos dos a repararlo mar adentro; cuando me cansé de meter palos, perchas de alambre y otros artilugios por la boca de registro superior, me decidí a enfundar mi brazo en una enorme bolsa de basura e introducirlo para hurgar con los dedos.
A todo esto, mi compañero estaba sentado dentro del agua con la guindola, sujeto por una driza y ésta a un winche. Él hurgaba por el imbornal del tanque KK desde fuera.
Mi owned llegó cuando me di cuenta de que con el brazo que me había plastificado no llegaba bien al fondo, debía enfundarme el otro y, con una postura más favorable, llegar a la válvula de salida del tanque.
Entre el cabreo por mi fallo, el tanque que no desaguaba, mi compañero colgando de una driza y el mar de fondo de través, me arremangué el brazo izquierdo y lo introduje en aquel tanque negro lleno de mojones y papel deshechos.
Hurgando hurgando quité el embozo y aquello comenzó a salir. ¡Menudo pestazo! los que habéis soltado lastre mar adentro sabéis cómo huele. Inmediatamente mi compañero comenzó a aullar desde el agua.
Cuando subí lo encontré sumergido hasta el cuello y ahora rodeado... del contenido del tanque KK. ¡Pobre hombre, hasta que lo pude sacar a base de winche!
Ni qué decir tiene que la peste no se nos quitó hasta varios días después; y eso que yo usé todo tipo de productos corrosivos, jabones, alcoholes...
Si de todo esto sacamos algo en claro es que para esa operación NO ES NECESARIO ESPERAR A LA SALIDA SUMERGIDO EN EL AGUA.
Saludos, cofrades.