No creo que sean dos temas que, necesariamente, deban ser opuestos.
La creación de un puerto deportivo, con sus correspondientes amarres, genera la presencia de turismo de calidad (con poder adquisitivo) y, al mismo tiempo amantes del mar y su entorno. Por lo tanto, los primeros interesados en que nadie se cargue la belleza de la costa.
Cierto es que, desgraciadamente, a menudo nose cumple.
