En estos días de luces gratuitas o fruto del marketing, se me ha ocurrido poner este poema anónimo que a mi siempre me ha ayudado en el mar. Siempre que de noche avistamos una luz, suelto un versito u otro del mismo y los que me conocen me hacen callar tirándome manivelas, bicheros o aquello que les quede al alcance de las manos.
Parecerá una tontería, pero puede ayudar más de lo que parece a los que no suelen navegar de noche.
Venga, Felices Navegadas.
