Slocum, o bien Celaya era un auténtico enamorado de la vida (haberlos, parece que haylos), a pesar de sus sinsabores, o bien escribió este poema en la vejez cuando el ánimo se serena demasiado y se espera muy poco ya de la vida.
Es muy difícil "tirar los papeles, las fotografías y los besos de otros tiempos al fuego" y encontrar en ello una felicidad exaltada. Es muy difícil negarse a sí mismo y, al hacerlo, sentirse engrandecido. Hay que ser muy poeta, pienso.


