Se me ocurren dos reflexiones:
- ¿No estaremos desarrollando un síndrome de Estocolmo?

Que la DGMM diga que no va a aplicar la ITB a los barcos de recreo de bandera extranjera es exactamente lo mismo que si lo dijera el Dalai Lama: es algo que
no le corresponde, y por tanto, no hay razón ni para alegrarse ni para preocuparse.
- ¿No será otro de los globos-sonda de estos sujetos?

Ya estamos acostumbrándonos demasiado a sus manipulaciones de tahures de feria, y la forma de decirlo me ratifica en mi opinión. Con los "ofrecimientos" de la DGMM hay que recurrir a los clásicos: «¡Desconfiad del caballo, troyanos! Sea lo que sea, temo a los griegos incluso cuando traen regalos».
Saludos y
