Adiós Rufino, adiós.
Ya no ladrarás a los delfines,
ni pelearás con el gato de Polito.
No "jugarás" con las defensas,
ni te cobijarás bajo la capota.
Fuiste un buen marino,
al que todos queremos y añoraremos.
Adiós Rufino, adiós.
Lo siento mucho, Ángel. Ánimo y un abrazo muy fuerte.