Otros no lo pueden contar

[Matabele]

Al hilo de la experiencia personal contada por Esviel, no puedo dejar de narrar lo que ocurrió a principios de septiembre pasado - no hace ni un mes - en Formentera. No tuvo nada que ver conmigo ni con mi familia, pero resultó muy angustioso.

Por lo visto, una mañana de vientos cambiantes, en un velero de bandera francesa de unos 46 pies, con un matrimonio y su hijo a bordo, la botavara trasluchó repentinamente, golpeando a la mujer, tumbándola con violencia y la mala fortuna de que su cabeza fue a dar con un winche. Nunca supe qué fue de la pobre mujer, pero quienes estuvieron presentes en el desembarco para introducirla en la ambulancia no presagiaban nada bueno. El velero fue atracado en un amarre libre, justo a mi costado y la bañera era un espectáculo dantesco.

Lo que más me dolió de esta desgracia es que, por lo visto, durante la dramática travesía hasta el puerto, con la pobre señora agonizante, intentaron parar a varias motoras para acelerar la arribada, transbordo mediante, y nadie les hizo ni caso.

En definitiva, el único peligro no es el MOB y ojito con los que los carga el diablo.

Unas cervezas frías para el mal sabor que dejan episodios así.