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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#176
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Se montaron en el taxi y se fueron.
Sarah subió la última, y me dedicó un guiño y una sonrisa mientras le daba una palmadita seca al trasero de Alexandra, que subía antes que ella. Una de las cosas que hacen que me felicite por haber dedicado tiempo y esfuerzo al dominio del Español es que me permite entender muy bien las variantes sudamericanas. Dicen que uno vive tantas vidas como idiomas habla, y el Español cumple con creces su cometido en esta promesa si uno es capaz de palpar la historia y la aventura entre las palabras. América del Sur es como un océano sólido por el que transitan los nautas de la Pampa rodeados por la misma soledad que envuelve a los marinos. El cielo es distinto, pero algo del alma de víctima de los españoles pervive en los cantos de los gauchos. Largué amarras cachazudamente. Moví el timón como si pesara más que el de un clipper. Di avante cargando el peso del cuerpo sobre la palanca. Me rebotaba la voz de Jorge Cafrune entre las orejas, por dentro, con resonancias de espacio huero. Mejor no pensar. Pa què ví a picar los bueyes? Pa qué? Pa qué? Si a mi no me espera naide Pa qué? Pa qué? Dejé Ustica por el través de estribor, lejos, tan solo una sombra azulada, mientras Cafrune subía un poco el tono en una copla adecuada: Por eso pasé de largo Detenerme ¿para qué? Y pasé el golfo de Castellamare con un susurro prudente Los pagos con ser ajenos Los cruzo de un galopito. Pero no llegué a doblar Capo San Vito antes de que Machado me pasara cuentas, No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Cierto, cierto. Poco queda antes que me descuaje un torbellino o me tronche el soplo de las sierras blancas. Pero algo queda. Y, si me descuidase tan solo un poquito, ese algo sería capaz de alumbrar una rama verdecida. ¡Patético viejo rijoso! |
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#177
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No te descuides!, o alumbrarás una rama verdecida antes de que te descuajen.... o sí.
Precioso, gracias. |
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#178
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Sarah, cuando te nombro
me viene a la memoria un rayo, pálida luz de la noche ... Y espero que alguna razón te la traiga de vuelta, quizás un milagro de la primavera o un invierno en los páramos de Soria. ![]() ![]() Gracias Tahleb
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#179
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Y nos hemos quedado sin protagonistas.
Metemos cita que no me se ocurre banda sonora, ...para animar al maduro escribiente a seguir con su entretenida confesión. 6. Hombre en su punto. No se nace hecho: vase de cada día perfeccionando en la persona, en el empleo, hasta llegar al punto del consumado ser, al complemento de prendas, de eminencias. Conocerse ha en lo realçado del gusto, purificado del ingenio, en lo maduro del juicio, en lo defecado de la voluntad. Algunos nunca llegan a ser cabales, fáltales siempre algo; tardan otros en hazerse. El varón consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aun deseado del singular comercio de los discretos. -Baltasar Gracián-. Editado por invitadoam en 04-11-2009 a las 19:01. |
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#180
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No es recomendable navegar solo cuando se tiene el alma en ebullición. Dicen que la mar relaja, pero en realidad su efecto, como el del alcohol, es el de potenciar las emociones. Las alegrías son más altas en el mar. Las penas, más hondas. La soledad, más negra. La vida, más absurda. El destino, más cruel.
Como todos los solitarios que emprenden una navegación, pasé unas horas iniciales con el síndrome de la regata, que te lleva a no dormir ni comer para poder estar en cubierta trimando obsesivamente el aparejo, con un ojo puesto permanentemente en el cuadrante de la corredera, pero es un trastorno que conozco bien y no me dura mucho tiempo. Aún así, ingresé en un duermevela febril en el que las ensoñaciones se trenzaban con los recuerdos y, ambos, con la realidad. Soñé, o tal vez vi, a Adèle sosteniendo en la mano un trozo de obsidiana con forma de huevo y advirtiéndome de que había que ser muy cuidadoso con sus propiedades mágicas. Claire, desnuda en la proa, señalaba algún punto del mar por la amura y, sonriente, murmuraba ¡delfines! Pasó por mi sueño la proa negra del Renoir, mi primer mando, con mi ex esposa asomada a la regala, sin poder verme puesto que no tenía ojos. Sarah y Alexandra se besaban en lo alto de la Roca Tarpeya. Mi madre, sentada en el tocador, se peinaba los cabellos larguísimos y me lanzaba un beso a través del espejo: timshel, petit renard. Timshel! Comí bien, dormí en condiciones un rato y las imágenes cesaron. El verdadero problema fue decidir a dónde ir y para qué. Maniobré para recibir el viento de través, que es como mejor se navega a vela, miré qué rumbo hacía la proa y lo pasé a la carta para ver a dónde iría a parar. Me alegré al descubrir que el extremo de mi derrota estaría sobre Àrbatax, en la isla de Cerdeña, a unas 24 horas de viaje. Un lugar que me era desconocido. Un nombre que parecía improbable. Leí en el derrotero que, en sardo, se llama Arbatassar. Arbáa, en árabe significa lo mismo que téssera en griego: cuatro. E iba a ser la cuarta escala del verano. |
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Atlántida (18-11-2009) | ||
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#181
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Yo me he abonado a los relatos de Tahleb, me siento tan reflejado en algunas cosas...
![]() ![]() Una ronda y gracias por compartir con nosotros estas lineas. |
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#182
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Cita:
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![]() La vida es como un viaje por el mar: hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser buen capitán de nuestro barco. Jacinto Benavente
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#183
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Más que la prudencia, fue Kavafis quien me indujo a arriar mesana y foque para reducir velocidad, de modo que la llegada a Árbatax, puerto desconocido para mi, tuviera lugar por la mañana. Y me felicité por ello cuando el sol descubrió una atmósfera transparente y alumbró un paisaje de grandes montañas, casitas blancas y tejados rojos.
Me recibieron con mucha amabilidad y me encontré amarrado y en seguridad sin haber hecho prácticamente nada. Los ormeggiatori, luego, pensando, me di cuenta, me trataron con esa deferencia que algunos jóvenes del Mediterráneo aún guardan para con sus mayores y ellos se encargaron de tesar y afirmar cabos y coderas con gestos profesionales que, sin duda, procedían de una infancia de pescador. Vai solo, capitano? Sí, solo, ma cerco una fidanzata! Uno de ellos me sonrió y se ofreció a presentarme a la sua nonna. Los demás rieron divertidos. Cuando, después de la ducha, me miré en el espejo tuve que admitir que el marinero no iba desencaminado. Un rastrojo blanco me cubría las mejillas y se me habían acentuado las ojeras. Demasiado tiempo al sol, poca comida, poca bebida y poco sueño. No podía permitirme, pensé, abandonos como ese. Así que me afeité con una cuchilla nueva, me di cremitas hidratantes, me vestí como un turista rico y me fui a tierra a comprar lo necesario para devolver a mi gambuza su esplendor habitual. Regresaba cargado de frutas, verduras, pasta fresca, pescado, queso ricota, albahaca y pan recién hecho cuando decidí tomar un par de cafés bajo el emparrado de una tabernita. Cuatro hombres mayores jugaban a las cartas, dando tremendos golpes en la mesa cuando descartaban algún naipe y abroncándose por parejas cada vez que terminaba una mano. Supuse que el juego debía ser algo parecido al mus o a la manilla, juegos que nunca tuve ocasión de aprender. Pensé en lo bueno que sería conocer ese juego y poder sentarme con ellos a ver pasar la vida, los barcos y las muchachas, disfrutando de la pacífica picardía del juego y de los comentarios. El mus, o lo que fuera que jugasen, actuaría de pasaporte y atenuaría mi condición de straniero. Pero nunca tuve un pasaporte que me atenuase. Fui y soy un pied noir en Francia, un judío en España, un marino en tierra y un viejo en los veranos. Objeto del oscuro recelo que causa lo desconocido. Víctima de las leyendas negras. Sujeto pasivo del pago de diversos pecados originales en cuya comisión yo no intervine. En esto pensaba cuando me acarició la nariz un efluvio de la albahaca que llevaba en el carrito de la compra. Y mi naciente y dulce autocompasión se desvaneció en la promesa de la cena que me esperaba. Pagué mis dos ristrettos y la copa de grapa Nonino (servida a temperatura ambiente) y me encaminé al barco canturreando un verso de Miguel Hernández, aquel de “a fuerza de golpes, fuerte; a fuerza de sol, bruñido”... Puse en marcha el ordenador y comencé a organizar la cocina. El campanilleo del programa de correo me advirtió de que tenía varios mensajes: uno era de mi hijo y otros dos eran de Claire. |
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#184
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Cita:
De Juif errant, de pâtre grec Et mes cheveux aux quatre vents Avec mes yeux tout délavés
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La democracia es dos lobos y una oveja votando sobre que se va a comer. La Libertad es la oveja, armada, impugnando el resultado. Benjamin Franklin |
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#185
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He llegado bien.
En Manchester ya hace frío. Te echo de menos. Creo que te quiero mucho. Te escribiré más mañana. Claire --- Salut, mon vieux! ¿Va todo bien? Tengo muchos remordimientos por haberte dejado solo, pero también me cabrea haber cortado las estupendas vacaciones que estábamos haciendo. Confío en que valdrá la pena. Noticias curiosas: según me ha contado Maître Xxx, la colonia de expatriados en Inglaterra podrá elegir un representante para la Asamblea Nacional de Francia en las próximas elecciones (cosas de Sarko). No hay que decir que seguro que sale elegido el candidato de South Kensigton, que es donde más froggies residen. Me ha propuesto que me presentara yo! Evidentemente, no sabe que tengo pasaporte británico desde hace años. Es una opción que nunca me hubiese imaginado. ¿Qué te parece? Dime qué programa tienes para ver si puedo reunirme contigo antes de fin de mes. ![]() --- Mon amour, Este regreso apresurado ha sido un shock. Manchester está tan frío y tan gris y llueve de tal manera que los días pasados en el ketch parecen recuerdos de otra vida. Sólo hace tres días que he vuelto y siento que, si supiera cómo, sería tan fácil como extender la mano o dar un paso en la dirección correcta y volvería a atrapar el calor y la alegría del Sur. Pero cada hora que pasa me aleja más y más de todo eso y de tus brazos. Mi espíritu está vibrando ahora, cuando ya ha pasado todo, y me invade de vez en cuando un recuerdo de felicidad hecha de mar y de sol y de agua transparente. Lo malo es que el espíritu no queda lleno, sino más hambriento después de cada invasión. También le pasan cosas a mi cuerpo -cosas que una joven dama no debe explicar en detalle por escrito- que son como un florecimiento. Parece que mi pobre cuerpo cree haber encontrado a su compañero de viaje por la vida y se adorna de señales para invitarlo a ser feliz. ¿Cómo podré decirle que todo ha sido como un sueño que no volverá a soñar? Llueve y llueve, y tengo grandes tentaciones de ir al aeropuerto para salir volando hacia el Sur, como los gansos y los patos, que ya han empezado a marcharse de este país tan triste. Pero sé que no debo. El problema es el tiempo. Cómo desearía que fuese posible parar el tiempo entre dos segundos para que pudieras cumplir aquella promesa de la canción: “et nous ferons de chaque jour toute une eternité d’amour…” Por favor, dime dónde estás. O cuéntame dónde has estado. Cuídate mucho, no me olvides muy pronto y sueña un poquito conmigo. http://www.youtube.com/watch?v=r035e...eature=related Claire. |
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Atlántida (18-11-2009) | ||
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#186
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Me encanta su evolución...
En un momento tan sensible como el que estoy pasando, esta historia me hace llorar... Qué bien, gracias... ![]() ![]() |
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Tahleb (18-11-2009) | ||
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#187
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Mi edad, tomada como hecho de importancia social ¿es un prejuicio o es una realidad interna? Porque, según sea una cosa u otra, deberé aplicarme un tratamiento a base de dialéctica o de mayéutica, pensé.
Si la verdad estuviera en mi interior, aguardando tan sólo a ser descubierta, podría reunirme conmigo mismo y hacerme unas cuantas preguntas con demanda de sinceridad absoluta en las respuestas. Si no, tendría que ir buscando la manera de establecer cuál era la tesis que me había llenado el estómago de frío, y el alma de dudas, para aplicar alguna antítesis salvadora. La bomba ovoide de obsidiana brillaba malignamente sobre la mesa de cartas, pero no me transmitió ningún recuerdo. Ningún consuelo. Mierda de talismán, me dije. El problema, concluí, no era la edad. El problema era mi poca disposición al compromiso. Debía, pues, procesar el significado de Claire y reducirlo a un recuerdo cálido y sin aristas, susceptible de ser acariciado en las noches de mi futuro invierno vital. Así que, como ya había hecho otras veces en mi vida, busqué en mi mente la imagen de los ojos de bruma de mi único amor para que me llenase el corazón de nostalgia y expulsara todos los otros dolores y penas. Quise recuperar la amargura vieja y manejable que era capaz de sobrellevar con la misma dignidad que había observado en las gaviotas heridas, en los peces agonizantes o en los perros que se esfuerzan en caminar con una pata rota. Sin una queja. Con grave seriedad. Pero la bruma ¡no estaba! En su lugar hallé unos destellos de esperanza, que me aterraron. ¡Yo no quería esperanza, sino paz! ¡Serenidad! ¡Tranquilidad y belleza! Dejar que los bueyes me llevasen a su ritmo, porque todo da igual y no hay prisa cuando no se va a ninguna parte. Había pasado treinta y tres años en el mar, sin raíces, sin amor y sin desfallecer. Había aupado a mi hijo a lugares tan altos que no me los podía ni imaginar. Había cumplido con mi deber. Con todos mis deberes. Incluso cuando alguna vez había hecho daño a alguien o aplicado la disciplina con dureza, lo había hecho empujado por la convicción de que eso era lo que debía hacerse. Me merecía que la vida me dejase en paz de una vez. Sin más disyuntivas. Sin más decisiones vitales. Y, sobre todo, sin más esperanzas frustrables. En resumen: estaba muerto de miedo. |
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#188
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![]() ![]() Le va a dar igual... No puede luchar contra lo profundo, está enredado... No tiene escapatoria. Qué bien!! Viva el amor!! ![]() |
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#189
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Cita:
te animo a seguir haciendolo. gran caballero ![]() |
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#190
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![]() , , me han" enganchao" tus relatos ademas comparto contigo varias sensaciones...sobre todo lo de navegar solo, o acompañado,la mar potencia las emociones...Espero que sigas contandonos tus confesiones, son una delicia sinceramente.Saludos. |
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#191
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Todo esto me lo contaba en una noche en la que un millón de estrellas iluminaban el mar, mientras yo apoyaba mi cabeza contra él.......... el maravilloso sonido del silencio mientras navegábamos, tan solo roto por el viento en las velas y las olas contra el caso, hacía que me sintiera trasladada a un mágico mundo donde los sueños confluyen con la luz!!!!!!!!!!!
Con todos mis respetos por tu relato!!!!!!!!!!!!!!!!! ![]() ![]() ![]()
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![]() La vida es como un viaje por el mar: hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser buen capitán de nuestro barco. Jacinto Benavente
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#192
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La luna rossa, il vento, il tuo colore
di donna del Nord, la distesa di neve... Il mio cuore è ormai su queste praterie, in queste acque annuvolate dalle nebbie. Ho dimenticato il mare, la grave conchiglia soffiata dai pastori siciliani, le cantilene dei carri lungo le strade dove il carrubo trema nel fumo delle stoppie, ho dimenticato il passo degli aironi e delle gru nell'aria dei verdi altipiani per le terre e i fiumi della Lombardia. Ma l'uomo grida dovunque la sorte d'una patria. Più nessuno mi porterà nel Sud. Estos versos de Salvatore Quasimodo figuraban en un correo de Claire que entró de madrugada. Es uno de mis poemas favoritos, aunque ella no podía saberlo. Particularmente el octavo verso, “donde el algarrobo tiembla en el humo de los rastrojos”, me había traído, a veces, en lugares muy lejanos que olían más bien a especias y a miseria, el perfume acre de los otoños del Mediterráneo y el deseo de sobrevivir. Creo que el poeta, siciliano de nacimiento, lo escribió en Milán, donde había quedado preso de amor por una mujer del Norte. Afirma que ha olvidado el mar, el sonar de las caracolas que soplan los pastores de Sicilia y el vuelo de las garzas y las grullas sobre Lombardía, pero, leídos en italiano, esos versos transportan la melancolía más profunda en una musicalidad mágica. Son, como dice al final del poema, un lamento de amor sin amor. E questa sera carica d'inverno è ancora nostra, e qui ripeto a te il mio assurdo contrappunto di dolcezze e di furori, un lamento d'amore senza amore. Un lamento por aquello que se amó intensamente, pero que fue sumergido por otro amor más poderoso. Alguna vez, pensando en este poema tras el nacimiento de mi hijo, me sentí convencido de que él y su madre habían llegado a ser mi única patria y que, tampoco a mí, ya nada me haría sentir añoranzas. Più nessuno mi porterà nel Sud, pensé. Pero luego vino el tiempo, con sus años agrupados en campañas, cayendo sobre todos nosotros y convirtiendo las espigas de nuestros planes, sueños y proyectos en paja que se dispersó en el viento. Perdí mi patria. Y regresé al Sur. Así que, recordando las instrucciones que una vez me dio cierta amiga -una mujer feliz y un poco escandalosa que, de vez en cuando, era víctima del insomnio y la nostalgia - después de la ducha matinal, aún soñoliento y despeinado, escruté los ojos del hombre que me miraba desde el espejo y me pregunté qué veía en ellos. Y vi que ya no era tiempo de jugar con la serenidad. Vi que el lamento de amor sin amor había invertido el sentido de su corriente. Vi, por primera vez, que mi mirada se parecía a la de mi padre. Ví, en suma, que ya era tarde para muchas cosas. Y me dediqué, mientras largaba amarras, a pensar en cómo traducir dignamente al inglés una vieja canción del Cholo Aguirre que decía las mismas cosas que yo quería decir. Mira qué cabeza loca, ¡poner tus ojos en mí! Yo, que siempre ando de paso no puedo hacerte feliz. |
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Atlántida (02-12-2009) | ||
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#193
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Oh, panic!!!
¿Y huyó? No lo creo ![]() Esperemos |
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#194
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Esperamos
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#195
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Con toda paciencia........... sí, seguimos esperando
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![]() La vida es como un viaje por el mar: hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser buen capitán de nuestro barco. Jacinto Benavente
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#196
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Por fortuna para mí, la costa de Levante de Cerdeña permanecía inmutable e indescriptible. Fondeé unas horas tras las formas imposibles de la Isla Ogliastra, poblada por miles de pájaros marinos y rodeada de aguas tan claras que da vértigo mirar por encima de la regala. Amarré un par de días en Santa Maria Navarrese, donde, encantado por la fuerza de los paisajes, estuve a punto de quedarme para siempre (había una casita en venta que aún se me aparece en sueños). Deambulé por las calas que, por docenas, se abren al mar en cada pliegue de las montañas y deslizan bajo el agua una arena tan blanca que cuesta saber dónde acaba Cerdeña y dónde comienza el Tirreno.
Hablé con los nativos y con los turistas; cociné mucho y variado; dormí como una marmota y conseguí no pensar en lo viejo que el destino me hacía sentir ni en las consecuencias que podría acarrear una decisión errónea. Estaba de vacaciones. Fuerte, moreno y sano. Lleno de ‘joie de vivre’ y, por lo tanto, sin edad contrastable. Y entonces me llegó un mensaje de mi hijo. Salut, Hay casualidades increíbles! Tengo que hablar personalmente de ciertos temas con mi cliente y anfitrión en Pantelleria, y resulta que en estos momentos está navegando en su barco hacia Porto Cervo, donde espera llegar en dos días. Como tú estás por la zona, me libro del dolor de cabeza de tener que buscar hotel en esta época y, muy importante, tengo buena excusa para no quedarme a bordo de su barco todo el día. Confírmame dónde puedes recogerme pasado mañana y cómo prefieres pasar el par de días que necesito para la entrevista. Olbia y fondeo? Marinella? Porto Rotondo? Ya sé que en Porto Cervo no te encuentras a gusto y que, además, es imposible encontrar un amarre en esta época. Ayer comí con Claire aquí, en Londres, y me dijo que os habéis pasado algunos e-mails. La vi muy triste. Oye, vete con cuidado. Creo que se ha enamorado de ti! --- ¡No pensar! Sobre todo, ¡no pensar! Me centré en la compra de provisiones y en la planificación de la ruta. Lo mejor, recoger a mi hijo el muelle que hay junto al museo arqueológico, en Olbia. De allí, dependiendo del viento, a Marinella o directamente a la Cala di Volpe, donde podría producirse el encuentro con los clientes. ¿Cómo ando de gasoil? ¿Y de agua? Baldearé en Olbia. ¿Y dónde encuentro ahora una lavandería? Pero, como dice el tango, el que huye tarde o temprano detiene su andar. Me volvieron a asaltar las dudas y las penas, que se apoderaron otra vez de mi estómago. ¡Claire estaba triste!. Sería tan fácil salir corriendo a abrazarla. Y llenarla de besos. Y acunarla en mis brazos. Y hacerle el amor desplegando todas las astucias que alguna vez aprendí de sabias mujeres. Y disfrutar de su risa clara y de su mirada limpia. Y beber gotas de licor depositadas en su ombligo, elíptico como un diminuto sexo. Y volver a ver el Lunar de Santa Clara. Sería tan fácil… |
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#197
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![]() Preciosa la bahía de Santa Maria Navarrese Gracias ![]() ![]()
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#198
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Qué caro te vendes. Un placer leerte, Gracias.
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#199
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Cita:
![]() ![]() ![]() Definitivamente Taihleb, desde aquí toda mi ![]() ![]() ![]() ![]()
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![]() La vida es como un viaje por el mar: hay días de calma y días de borrasca. Lo importante es ser buen capitán de nuestro barco. Jacinto Benavente
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#200
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Sería tan fácil. Y luego, ¿qué? ¿Qué cantidad de sufrimiento aplazado introduciría en nuestras vidas?¿Cuántas cosas dejaría ella de vivir por mi culpa?
Claro que ¿podría alguien darle toda la felicidad que yo me sentía capaz de darle? ¿podría vivir alguna vez aquello que viviría conmigo? ¿Quién era yo para decidir qué era lo que más le convenía? ¿Y yo? ¿Me sentía capaz de arrostrar el sufrimiento final al que me conduciría esa historia? ¿qué haría si mi pasión se acabase antes que la suya?¿me sentía merecedor de un final de fiesta como ese?¿estaba legitimado? Uno nunca es totalmente inocente de los desastres que se producen en su vida. Me había preguntado muchas veces cuáles debían ser las ignoradas culpas que me habían conducido a la soledad. Es muy perturbador pensar que uno puede haber estado cometiendo errores dolorosos sin darse ni cuenta. O, aún peor, estando convencido de que obra bien. Y esa sospecha pesaba sobre mí desde hacía mucho tiempo. Como un ácido corrosivo o un parásito perforador, mi presunta culpabilidad había ido abriéndose camino en la base de mi alma, desfondándola. --- My dear Fox, Ayer comí con tu hijo en Londres. Da mucha ternura ver cómo te imita en un montón de cosas. Fuimos a Simpsons –naturalmente!-, y me percaté de que el maître y los camareros estaban encantados de tener a alguien como él de cliente. Verdaderamente, forma parte integrante del paisaje de la City. Me temo que has criado un gentleman tan británico como se pueda llegar a ser. No sé qué opinarían vuestros antepasados. Estoy en Londres para recoger instrucciones de mis superiores. Pasado mañana me subo a un avión con destino a Kampala y no sé muy bien cuándo estaré de regreso –tal vez en tres semanas o un mes- ni si me será fácil comunicarme contigo. Cuando regrese tienes que concederme una entrevista. Tenemos que hablar muy seriamente tú y yo. Hablaremos y, después, si es eso lo que quieres, no volverás a verme. Creo que deberíamos poner los miedos sobre la mesa y analizarlos. Es muy posible que tengamos un futuro común muy corto. Tal vez te abandone al cabo de unos meses, cuando tu potencia sexual disminuya o cuando se te acaben los trucos de mago. O quizás sea al cabo de unos pocos años, cuando mi “reloj biológico” me exija ser madre y tú, con muy buen sentido, te niegues a ser padre. Tal vez seas tú el que me abandone a mí para volver a tu cómoda soledad o para irte al Más Allá. No podemos tener otro proyecto común más que el de bebernos a grandes tragos una parte de la vida. Es muy difícil que esto nuestro acabe bien, desde luego. Pero, revolviendo mis fetiches, acaricié ayer el collar que me regalasteis en Milazzo y leí la divisa de tu padre: J’ose. Y pienso que tal vez seas capaz de arriesgarte, si procedes de una estirpe de valientes, a morir en la última batalla. Piensa, querido zorrito del desierto, amado corazón roto, deseado poblador de los mares, que yo soy la última llamada que el amor hará a tu puerta. + + + Touché! Dije en voz alta mientras apagaba el ordenador. |
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