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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#1
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Aquí estamos, ya en Canarias, y después de un mes de navegar y navegar tenemos unas ganas enormes de compartir con calma nuestras peripecias. Gracias a las crónicas que hemos podido enviar (con la BLU y el pactor y la ayuda de Baldo) ya sabéis en líneas generales qué nos ha pasado, pero ahora os lo contamos con detalle y con fotos (o sea, que toca armarse de paciencia que esto va a ser largo)
Salimos de Corfú puntuales el día 1 de septiembre. Nuestra tripu había llegado la noche anterior y no nos faltaron ganas de salir nada más embarcarlos -el viento era bueno- pero se impuso la lógica no náutica y preferimos descansar y salir por la mañana. Empezamos con motor, después pudimos desplegar las velas por un rato, pero al caer la noche cayó también el viento y tocó poner la máquina! Y entre esto y aquello Grecia iba quedando atrás. Han sido dos años y medio de ensueño. Parte de nuestro corazoncito se queda en esas aguas. Mundo, lo vas a tener difícil para superar esto!!! ![]() Organizamos las guardias: la primera noche por parejas hasta conocernos un poquito. A partir de ahí, individuales: durante el día de una hora, por la noche de dos. Con tanta a gente a bordo -éramos cinco- se podía dormir un montón y ni guardias parecían! Y la primera noche... PESCAMOS un atuncito de unos 3/4 kg. Bueno, si hay que ser honestos pescamos dos, pero el primero se escapó -fui un poco lenta al preparar la red- pero el segundo no se nos fue a ningún lado, bueno, sí, a la sartén! ![]() ![]() atún a la plancha, dos sesiones de marmitaco de atún... En principio nuestros planes eran bordear Sicilia por su cara norte, arribando por Messina, pero los vientos del primer día, los que nos dejaban ir a vela, nos empujaban hacia el sur, y hacia el sur que nos fuimos. Después, cuando tocó motor y ya lo mismo nos daba arriba que abajo , el hecho de que Nacho tuviera que desembarcar y llegar a tiempo a su avión, hizo que Siracusa pareciera la opción más segura; si a eso le sumamos que yo estoy enamorada de esa ciudad, pues no hay más que decir. ![]() Llegamos a Siracusa un poco antes de las 17.00h y en la entrada de la gran bahía vimos una especie de carrera de lanchas (la fórmula uno del mar!) y por radio oímos que daban instrucciones a otro velero de esperar hasta las 17.00, o sea, que ni estudiado. Al llegar a la ciudad vimos que el feo muro de hormigón que habían levantado frente al paseo ya no estaba y que podíamos amarrar en la pared (a la griega). Perfecto. Ya en tierra nos enteramos que debíamos dejar el muelle antes de las 9.00 o quedarnos todo el día porque volvía a haber carrera. Nacho se organizó para dejar el Alea (ha sido corto pero estupendo, nos ha encantado tenerte a bordo y cruzamos los dedos para que se repita ¿en Groenlandia?) y nos fuimos a cenar una pizza (no encuentro una tecla que pueda describir lo BUENÍSIMA que me estuvo mi pizza de ahumados , mmmm) y un helado de pistacho, y a dormir. Al día siguiente, hicimos diesel y antes de que la fórmula uno acuática atacara de nuevo ya estábamos rumbo al oeste. A ratos a motor, a ratos a vela, a ratos echándo mano del génaker ![]() Las guardias nocturnas (ya éramos sólo cuatro pero todavía cómodas) nos ha tocado hacerlas todas a motor (y todas significa las de toda la travesía)... qué se le va a hacer, ya se sabe que el Mediterráneo en sept. es tacaño con los vientos! Después de un noche navegando decidimos parar en Porto Empedocle porque no teníamos una buena previsión de meteo. Llegamos y nos enviaron a un pequeño pantalán dentro de un sucio puerto comercial. Nos pidieron 60 euros la noche y nos dimos media vuelta para ira a San Leone a penas dos millas atrás. Se trata de una de recreo; la guía díce que hay que entrar pegaditos a babor porque el fondo el poco profundo y toc toc toc toc... fondo de arena besando la quilla. Nos dimos media vuelta cuando apareció una zodiac diciendo que ahora la entrada buena está a estribor (tan difícil será poner una boyita???) y entramos y amarramos. Lo primero fue mirar la meteo y al ver que no era tan mala decidimos seguir hacia Sciacca -a los de la marina no les hizo mucha gracia, qué le vamos a hacer- aunque se nos hiciera noche en el camino. A unas millas de llegar hablamos con la marina y nos dió precio (35 la noche con agua y luz) y nos dijo que nos reservaba la última plaza. Arribábamos a la marina sobre las 21,30, justo detrás de otro velero y sí... el velero estaba ocupando nuestra plaza. Peeero, les dijimos que habíamos hecho la reserva por teléfono y ellos muy ingleses y respetuosos con las cosas ¡se fueron sin queja alguna! en fin, que amarrados en un buen puerto, pudimos dormir a pierna suelta y al día siguiente dar una vueltita por la ciudad, hacer compras de fruta y verdura, poner la lavadora y demás cosas que se pueden practicar en tierra firme ![]() ![]() ![]() Y en esta marina, aunque poquito, volvimos a disfrutar de eso que tanto me gusta que es hablar con la gente de otros veleros que como nosotros viven viajando; nuestros vecinos eran de Chicago y esperaban una buena meteo para ir a Gibraltar (para ellos una buena meteo es la que te permite ir a motor o a vela pero nunca ciñendo), un italiano que se había encontrado una defensa grandota en el mar y nos la cambió por una pequeñita, otro que nos recomendó no esperar y llegar hasta Mazzara del Vallo, más al oeste y así cuando llegara el viento nos pillaría un poquito más adelantados en la ruta. Y decidimos hacerle caso y después de comer -aunque eso suponía llegar de nuevo de noche, grrr- pusimos rumbo a Mazzara. Y sobre las 03.00h de la madrugada hacíamos nuestra entrada en el puerto. Se trata de un puerto comercial que en su interior acoge a dos marinas de recreo, una de la Lega Navale que es a donde nos dirigíamos. La guía indica que es mejor no adentrarse mucho por temas de calado y echamos un vistazo. Se veía un puesto libre al final del segundo pantalán y allí había un abuelillo (después descubriríamos que era el guardia nocturno) que nos señalaba que había muertos para amarrar. Sin embargo no lo vimos claro -el espacio parecía pequeño, el cabo del muerto del vecino entorpercía la maniobra) y fuimos a ver el primero de los pantalanes: había dos plazas libres y allí habíamos visto barcos más grandes así que el calado no sería problema. Desde el principio vimos una botella de cinco litros de agua flotando al final del primer pantalán, parecía lo que en Grecia estábamos acostumbrados a ver, una señalización de una trampa de pesca que cae vertical; también podía ser una señalización un poco cutre de un ancla, en cualquier caso no la perdimos de vista para no pillarla. Delante del primer pantalán vimos un sitio perfecto e iniciamos la maniobra: defensas puestas, cabos preparados, el abuelillo presto a pasarnos el cabo del muerto... marcha atrás y CRASH un ruído feísimo, algo enganchado en la helice, humo en el motor, susto de muerte (yo al menos) y algún que otro grito. Me asomo al costado y veo que nos estamos comiendo la botella que habíamos visto antes ¡pero si la habíamos pasado de lejos!!!!! Johan, con una serenidad alucinante -al menos visto desde fuera- dijo que él pensaba que teníamos suficiente arranque atrás como para llegar al barco vecino y empujándonos podíamos llegar a la plaza de amarre pero en un momento dado PLOFFF, el barco paró en seco y nos quedamos ahí flotando sin control alguno a unos pocos metros de una rocas feas y grandes ¿ya os he comentado que yo tenía un susto de muerte? pues ahora era peor. Ahí flotando, Johan estudiando la situación, se me ocurrió que podíamos atar a tierra con un cabo largo. Lo tenemos practicado en Grecia, yo salto con el cabo de 50 m. y ato al pantalán; a bordo recuperan cabo usando el winche y vamos yendo atrás hasta poner el barco en su sitio. Ok, me quité la ropa y salté (espero que os acordéis que eran más o menos las 03.30h. de la madrugada) y nadé todo lo rápido que pude. Llegué al muelle y no había forma de atar el cabo de las narices: había cogido el final que tiene un ojo fijo -si había un bolardo o similar ni siquiera tenía que perder el tiempo en hacer un nudo... pero no había- y la anilla por la que lo tenía que pasar era demasiado pequeña, el abuelo me cogió el cabo y no sabía que hacer con él, desde el barco me gritaban "ata donde sea, pero ata ya", al final respiré hondo y pude pasar el cabo por la anilla y desde el barco empezaron a darle al winche... pero ni por esas lo moviamos un milímetro. Por mi parte no conseguía ni a la de tres subir al pantalán (flotante, sin nada a lo que agarrarse) , el abuelillo que tiraba de mí pero no tenía fuerza ni para subir un mosquito, lo intenté a través de una barquita vecina -nada- y finalmente pude escalar por el cabo de un muerto (sí, asquerosillo) y allí estaba yo: el pobre Alea flotando en mitad del puerto, yéndose a las rocas, Johan con las gafas y el tubo intentando entender qué pasaba, Tani con el bichero apoyado en las rocas -tan cerquita estábamos- Xavi intentando hacer cosas útiles... y yo en bragas y sujetador tiritando de frío junto a un señor viejito, sacado de una película de esas en blanco y negro. ¿y qué estaba yo pensando? no os lo váis a creer pero es verdad... pensé "que me tenga que pasar esto con la ropa interior desconjuntada -sujetador negro y bragas amarillas, para llorar- y mal depilada" ainshhh, qué dura es la vida a bordo. Pero sigo con el relato de LA AVENTURA de la travesía. Johan me llamó para que volvier al barco y buscar la botella de buceo -sí, sí, la que cambiamos en Ghityon por nuestro arpón de pesca, bendito el momento- y pese a las quejas del abuelillo volví al agua. Diagnóstico subacuático: no habíamos pillado un cabito sino una red completa que estaba cerrando toda la entrada del pantalán uno en plena marina deportiva. ¿increíble? yo díría que sí, pero cierto; debieron suponer que a esas horas ya no entraría nadie y plantaron la red a lo largo de toda la entrada. Alrededor de la hélice había metros de red con montón de pescado aun vivo y algo que inmovilizaba el barco y resultó ser un cabo que nos envolvía la quilla. Para asegurar el barco lanzamos el ancla de la auxiliar -sí, una miseria para el velero pero menos es nada- y yo volví al agua para hacer firme un cabo desde nuestro costado al cabo del muerto del vecino y evitar así que nos fuéramos a las rocas. Después de un buen rato el barco empezó a moverse ¡sí! Johan había liberado la quilla y podíamos ir atrás ayudados por el cabo que ya teníamos en el pantalán. Entre todos fuimos situando al Alea en su sitio, fijamos nuestros muertos... y nos fuimos a dormir. ![]() estas son las rocas que casi nos comimos A la mañana siguiente empezamos a buscar lo necesario para volver al agua y liberar la hélice; eso sí, estábamos en Italia y la botella de buceo llena que nos prometieron a las 11h llegó a las 17h, tuvimos que pelear para que nos dijeran donde comprar una nueva linterna estanco... pero lo conseguimos y Johan bajó y bajó una y otra vez, y sacó metros y metros y metros de red con montones y montones de pescado en ella. ![]() ![]() ![]() Y después de un buen rato sólo quedaba probar que le motor quiesiera arrancar sin problemas. Y arrancó. Bueno, lo cierto es que al principio el eje hacía un ruído un poco raro, en el "accidente" se vió un poco afectado el cojinete del eje pero no nos impedía seguir navegando así que... podemos decir que todo quedó en el susto. RESUMEN: tuvimos muy MALA suerte - porque es alucinante que alguien ponga una red de pesca en la entrada de un pantalán - porque decidimos no quedarnos con el primer amarre tuvimos muy BUENA suerte - porque no hacía ni una brizna de viento - porque supimos encontrar respuestas rápidas a problemas inmediatos (que si los cabitos y demás) - porque habíamos comprado una botella de buceo y Johan sabía usarla - porque actuamos como un buen equipo - porque le jodimos la red (con perdón) al malo de la película pues como la lista buena es más larga que la mala... la cosa no estuvo tan mal. Fuimos a celebrarlo con una pizza -como no- y al volver le pregunté al encargado de la marina si corríamos riesgo de atrapar otra red en el caso de decidir salir antes del amanecer; el tipo, sin despeinarse, me dijo que no había problema, que normalmente la recogían antes y que en cualquier caso ese día no la habían echado (le faltó decir que por culpa nuestra que la habíamos roto demasiado!!) en fin. Que a pesar de todo Mazzara es una ciudad preciosa y en la marina no nos trataron mal! ![]() Continuará...
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NO SABEMOS DÓNDE NOS LLEVARÁ LA VIDA, PERO SABEMOS QUE VALE LA PENA VIVIRLA CON GENTE COMO VOSOTROS. Gracias a las gentes de La Taberna por estar ahí, GRACIAS nuestros blogs: del viaje y la restauración |
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jduran22 (01-08-2014) | ||
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