capitan tan llega a Columbretes

[capitan tan]

Queridos tabernarios,

la primera vez que me asomé a esta taberna fue para contar en clave tragicómica mis tres distintos renuncios con sendas excusas encontradas en el entorno de las 10 / 12 millas para darme la vuelta una vez iniciada mi travesía a Columbretes.

Contaba también la chanza que estos tres renuncios ocasionaron en mi sarcástica tripulación, que pasó tres inviernos preguntándome si realmente existían las Columbretes. Pues bien, ESTA VEZ LO CONSEGUÍ!!! y, además, tengo que decir, con perdón, que con auténtica solvencia. A vela desde el principio hasta el final, con la misma inexperta tripulación y sin ningún error cometido (al menos desde mi punto de vista).

Para colmo, mi tripulación (hermano y dos cuñados) purgó sus pecados con la más espantosa noche que nadie pudo haber preparado nunca, pues el mar venía justo por la entrada de la isla y no sólo no pegaron ojo, sino que a la segunda copa que voló de mi pequeña mesa de bañera, tuvieron que dejar casi intactas las provisiones de grandes rones pagados (por vez primera) a escote. Nunca mi pequeño mueble bar estuvo tan al completo como ahora. Nunca antes nadie había potado por las bordas de mi pequeño velero.

Quienes hayan logrado por vez primera algo que se les resistía, podrán imaginar lo poco que me importó pasar la estrepitosa noche que pasé, aunque tuviera que salir hasta cuatro veces para comprobar si seguíamos fondeados.

También podrán comprender (los expertos de verdad con algo más de esfuerzo) el estado increíble en que quedé cuando al día siguiente amarré en mi puerto.

Por eso y por todos vuestros consejos de aquella primera vez que entré en esta taberna, vacío virtualmente mi mueble bar repleto de Matusalem y, cuando se acabe, volveremos a empezar.

Conclusión: sólo llegaré a los lugares a los que quiera ir cuando esté interiormente convencido de que estoy preparado para ello.

Un saludo a todos.