![]() |
|
|
|
| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
|
|||||||
| Avisos |
|
|
Herramientas | Estilo |
|
#1
|
||||
|
||||
|
Primera entrega de una publicación para seguir, sin la menor duda.
“Tesoros y naufragios”. Pecios Españoles; la principal Diana de los cazatesoros en el mundo (I) Publicado por ABC, Javier Noriega el may 3, 2013 Cuanto hemos tenido que escuchar desgraciadamente la palabra “cazatesoros” durante los últimos tiempos. Sin embargo, estos “ladrones de la historia” han depredado el medio marino desde hace años y han hecho un daño irreparable a nuestra historia, y es que España es un caso excepcional en materia de patrimonio arqueológico submarino y como tal debería ser tratado y ocupado el asunto. Miles de sus pecios, es decir barcos que enarbolaban bandera de la corona Española en el momento del naufragio, se hundieron diseminados en los siete mares del mundo. No todas las naciones tienen ese rico pasado en patrimonio, fiel reflejo del esplendor de su cultura y hegemonía marítima, por lo que este es un debate que lógicamente debería interesar y muy mucho a España por las consecuencias y el significado que posee. Deberíamos dejar atrás de una vez esa triste y gran verdad de que nuestro país “vive de espaldas al mar”. En muchos casos, y como nos ha mostrado recientemente el caso de Odyssey y la fragata “Mercedes”, la historia y la arqueología “aún están vivas”. La historia tiene esa capacidad de volver del pasado con toda la autenticidad que atesoran esos viejos vestigios en forma de pecios que yacen en el fondo del tiempo y de los mares, para ser actualidad y presente. Derechos, por supuesto obligaciones y jurisdicciones. Allí han estado y estarán. Miles de Naufragios de extraordinario valor científico e histórico que se desparraman entre el rosario de corrientes, derrotas y puertos que los navegantes Españoles descubrieron, construyeron y siguieron durante siglos. Oficiales, marineros y gentes de toda índole perecieron en aquellas tragedias dando su vida en acto de servicio, en otros casos por la esperanza de conseguir una vida mejor, y que tras la tragedia del naufragio, reposan desde hace siglos en los fondos marinos, entre el silencio y el frío; como ya en su época daba cuenta Lope de Vega. Por el Océano, pues de Poniente caminaba cuando una tormenta fiera mi seso y nave arrebata Y del momento del naufragio al lecho marino, y dependiendo de la latitud, a mayor o menor profundidad. Al silencio y la quietud, hasta que llegaron los cazatesoros para buscarlos, localizarlos y expoliarlos por intereses exclusivamente mercantilistas y económicos a lo largo y ancho de todo el mundo. Esa ha sido la gran lacra que ha tenido que soportar la ciencia y los intereses Españoles. Así tuvimos la oportunidad hace unos años de reflejar esta reprochable e innombrable “cacería” de la historia en “El problema de los cazatesoros sobre los pecios de pabellón español en el mundo. Historia de un expolio”. Una triste historia ante la cual nuestra historia ha sido la gran víctima y “diana de estos piratas a lo largo de los años”. Hasta principios del siglo XX, ese “mar de pecios” estaban protegidos para la ciencia y para la humanidad, por los sedimentos y la inaccesibilidad de los lugares en los que se encontraban, tal y como ilustra muy acertadamente la UNESCO con su definición de “cápsulas del tiempo”. El espíritu de esta convención se alía con los intereses hispanos y de la cooperación científica entre países, latinoamericanos, filipinos, australianos, etc. Donde se trata de dar “luz” y poner en común, para sus ciudadanos y el mundo, lo que unos pocos y de manera completamente privada y “secreta”, disfrutan para sus colecciones particulares o el mercado negro. Se trata de un intento general e internacional de poner freno a la actividad de los cazatesoros; es en esta misma casa donde nos encontramos con una magnífica descripción que de manera sencilla y rotunda que los define como los “ladrones de la historia”. Es así de simple, en cada una de sus actuaciones que denominan “rescates”, destruyen uno tras otro los principios de la arqueología de documentación, investigación y conservación. En el caso de los pecios de la corona Española son unos abusivos ladrones que llevan siglos robando y destruyendo nuestro pasado de manera sistemática. Nuestra cultura ha sido la principal meta de los cazatesoros por una simple razón, nuestros barcos en sus bodegas transportaron durante siglos cantidades ingentes de oro y de plata. Principal motivo de atracción de estos depredadores, la codicia que el oro aún sigue arrastrando a pesar del paso del tiempo. Es una lectura que deberíamos tener muy en cuenta desde España por diversas razones, su burda actuación (en ocasiones les ha llevado incluso a dinamitar las bodegas de los pecios con tal de llegar directamente a la masa de metales preciosos de forma rápida) les lleva a destruir y contaminar para siempre el yacimiento arqueológico; complejos sistemas de arquitectura naval que reflejaban lo mejor de la ingeniería, la intelectualidad y el I+d+i de un pasado histórico que emergía de las arcas de las monarquía hispánicas y del entorno Europeo, tal y como no recuerda Filipo de Castro, arqueólogo e historiador del INA de Texas relata con amor y pasión cada vez que puede la complejidad tecnológica de estas naves hispanas. “Los barcos Españoles eran las máquinas más sofisticadas de su tiempo”. Y estas máquinas tan sofisticadas eran el reflejo de una sociedad, una historia, una tecnología, una forma de concebir el mundo que a día de hoy, en muchos casos, desconocemos por completo para la arqueología. El problema es el siguiente; mientras son contadas las excavaciones arqueológicas sistemáticas (incluidas su publicación y difusión) que se han realizado en el mundo sobre galeones de esta época, (de hecho se pueden contar con los “dedos literalmente de una mano” y siempre bajo la dirección y responsabilidad de equipos extranjeros, como son el en caso de; los suecos Vassa, el reciente Mars con sus espectaculares resultados o el Kronan , este último recientemente estudiado por Lars Einarsson por la importancia que tiene para relatar la historia naval de su pais, o la investigación arqueológica que permitió conocer mejor a los arqueólogos británicos el diseño y la construcción naval de la Inglaterra de la época Tudor, -rivales hegemónicos de la mar por aquel entonces con el Reino de España- con la intervención sobre otro barco señero para su país, la nave de Enrique VIII, el “Mary Rose” , que ahora se impulsa como museo marítimo en un país de importante tradición marina como es Inglaterra) , nos encontramos por otro lado, con la destrucción sistemática de yacimientos arqueológicos por parte de estos “piratas del siglo XX”, en los lugares más insospechados del mundo donde suelen llegar siempre antes que los arqueólogos. Precisamente este domingo nos levantábamos con una noticia muy recurrente. La Guardia Civil comunicaba la posible existencia de un galeón desconocido para las autoridades y en proceso de expolio en nuestras costas. Desgraciadamente es muy normal asistir a este triste espectáculo, el del arqueólogo atónito por la joya histórica que contempla bajo las aguas, mancillado por la acción vil de los piratas de la mar. Ocurre en multitud de ocasiones, y si no que se lo digan a Carlos León Amores, al excavar en Nuestra Señora del Guadalupe en la República Dominicana. Antes de sumergirse con el método científico en su área de trabajo, se encontró con el “patatal” que la compañía de cazatesoros había dejado en aquel vestigio histórico al agujerear aquí y allá la superficie del pecio en busca de “cualquier cosa vendible” .Aquel pecio estaba ya destruido irremediablemente para la historia. Los resultados de esta acción tan dañina para la arqueología y la Ciencia son de dimensiones terribles. Siempre y desde hace decenios, han puesto en evidencia a nuestro país por la impunidad con la que han trabajado, la forma, su difusión y en el tiempo en el que lo han hecho. En definitiva, allá donde sabían de la existencia de oro, allí siempre han estado ellos. Ante esto cabría preguntarnos ¿Por qué es así?, y ¿Por qué los responsables de los gobiernos (y principalmente el de España por ser su legado cultural) no hemos impuesto su hegemonía sobre estos intereses culturales desde hace decenios?, ¿Por qué hasta el momento no se ha dado ejemplo a estos cazatesoros excavando científicamente y difuniendo los resultados de investigación a nivel mundial sobre estos estos navíos?, ¿Por qué la actuación ilícita de los cazatesoros ha estado impune para la justicia durante tantos años?. El caso es que pocos conocemos fruto de excavaciones de estos galeones de las monarquías hispánicas. Si sabemos sin embargo que estos siempre han sido “la diana de los cazatesoros“ desde hace mucho tiempo. A pesar de que para la sociedad en general, la historia de los “cazatesoros” se ha conocido de forma popular a raíz del caso Odyssey, verdadero punto de inflexión sobre el asunto del expolio e incluso del descubrimiento de la arqueología subacuática de nuestro país, la triste verdad es que esta lacra, la hemos sufrido y seguimos sufriendo a día de hoy a lo ancho y largo del mundo. (continúa)
__________________
"Viento, que en su murmullo parece hablar, mueve el mundo, con gracia le ves bailar, y con él, el escenario de mi hogar. Mar, bandeja de plata, mar infernal, es un temperamento natural, poco o nada cuesta ser uno más." Click aquí para la carpeta compartida del "Hilo Del Beneteau Oceanis Clipper 393" |
| Etiquetas |
| cazatesoro, naufrago, pecio, tesoro |
|
|