Quien dijo que los dos días más felices eran el de la compra y el de la venta del barco? Acabo de vender mi joyita y tengo el corazón "partío". Lo he vendido bien

y relativamente rápido, lo que no es poco en estos tiempos. No podía quedármelo, mi nuevo puerto es, digamos que complicado, para un velero como el mío (no, ya no es tuyo!). Pero también ha sido mi primer barco, me ha enseñado mucho, me ha ayudado a navegar por tiempos difíciles y me ha permitido conocer gente maravillosa. Y por eso ya lo estoy añorando... Como dicen que las penas de amor con amor se quitan, me aplico el cuento y comienzo la búsqueda. Espero que sea tan interesante y excitante como lo fue la de mi primer corchito.
Tabernero, unas


que las pago yo!