De Egipto a Grecia

[Aberdeen]

Abu Qir es una pequeña ciudad al lado de Alejandría, con mucha industria pesquera de tipo local y con poco atractivo, de hecho hay que ir a Alejandría para ver algo como su impresionante biblioteca (creo que la mayor del mundo) y su interminable paseo marítimo.

Salimos una tarde fría de Diciembre después de unos días de mal tiempo. La salida por el canal de boyas se puede definir como terrible. El canal consta de tres parejas de boyas de las cuales solo funcionan las del medio y las demás tienes que estar pendiente del radar. También teniendo mucha atención a la corriente transversal que te hace derivar sin darte cuartel hacia las rocas y debido al temporal pasado hay un gran maretón. Total, toda una aventura. Pero nada comparado a la satisfacción de abandonar un sitio que me ha desilusionado bastante. Todo el mundo piensa que venir a Egipto es ver pirámides disfrutar de hoteles y playas de lujo etc.…, pero cuando vienes a trabajar y hay que lidiar con el Egipto profundo, eso es otra cosa amigo. Eso no quiere decir que no me haya gustado, siempre disfruto de todos los sitios a los que voy.

Una vez que dejamos por la popa la ciudad y tenemos al través de babor la plataforma de control de Roseta por babor, ponemos rumbo directo al Este de Creta dejando a 3 millas el cabo Ak Sidheros, contemplando los montes nevados, para adentrarnos en un sin fin de islas.

La próxima isla de importancia es Nisos Thira, la cual dejamos por Estribor cuya orografía en forma de croissant con otra isla en el centro la hace de las más atractivas.

A partir de ahí tienes que estar constantemente mirando en la carta para poder identificar el sin fin de isla que te rodean hasta que después de cerca de 500 millas llegamos a Syros, una de las grandes islas de la zona situada en frente de la famosísima Mikonos.

Una vez que enfilamos la ciudad de Ermoupolis, se puede observar una explosión de luz y vida que cuanto mas nos vamos acercando mas va creciendo.
Y al fin ese gran momento, cuando llega el silencio al apagar el motor una vez dados los cabos y la gran ansia del descubridor al pisar el muelle y decir” tenemos que ir a tomar algo ya”. Salimos a las 22:30 un viernes, la cosa prometía y como buen cofrade.
El amigo Agustin y yo, llegamos un poco perjudicados de vuelta al barco, pero eso es otra historia....