395 millas con Pastinaca. (Breve crónica de unas vacaciones náuticas)

[Pipón]

Intentaré colgar unas fotos como testimonio gráfico de la crónica, pero no sé si seré capaz, confieso que soy un paquete en esto de la red de redes.

Bueno, justificando el título del post y para ser exactos, yo llevé el Pastinaca a remolque durante más ó menos 380 millas, y las más ó menos 15 millas restantes me llevó a bordo él a mí.

Desde hace 4 años mis vacaciones no resultan muy náuticas que digamos, atrás quedaron esas semanas de charter, y mucho más atrás aquellas travesías de sol a sol en vela ligera. Actividades que sin duda en breve volveré a realizar (al menos eso dice mi almiranta).

Pero teniendo en cuenta estos últimos veranos, en los que la actividad náutica se reducía a esporádicos paseos en tractor y a alguna breve salida en un Puma 26, por cierto ninguno de mi propiedad, estas vacaciones han sido algo más náuticas. He trasladado nuestro “Tiranopapo” (Precioso Pastinaca con el casco verde) desde el jardín de casa hasta las cálidas Rías Bajas gallegas, y además he navegado, he navegado 4 días.. …

Del nombre del Pastinaca es responsable el pequeño de mis grumetes, ya que tanto él (familiarmente conocido como Tiranopapo) como el Pastinaca llegaron a casa más o menos a la vez.

De 24 días de vacaciones navegar 4 de ellos no está nada mal. Ó al menos así me quiero consolar teniendo en cuenta los viajes de ida y vuelta , la odisea de encontrar y preparar un punto de amarre ó fondeo , la climatología de este agosto en el Sur de Galicia, y sobre todo la dependencia que de papá tienen mis dos grumetes, mi piratilla y mi almiranta. Ya no hablo del tiempo gustosamente empleado en otras actividades con la sobrinada, la cuñadería, la suegrada y demás amigos.

La aventura comenzó preparando y revisando barco y remolque para el viaje, finalmente partí de la Meseta Castellana con destino al norte de la Ría de Arosa sobre las 11 de la mañana del 7 de agosto.

Como las puntas de velocidad superaban los 120 km/hora barco y remolque bailaban como posesos, pero como el coche tiraba de ellos que daba gusto yo tranquilo, tranquilo hasta que por el retrovisor ví que la funda se unía a la fiesta, entonces paré para ajustarla y mi sorpresa fue que también tuve que ajustar el barco sobre el remolque, y darme cuenta de que había perdido dos protectores de ¿porexpan?, ¿se dice así?, y que el palo arremetía violentamente contra el espejo de popa. Utilicé unas bermudas como almohadilla de protección y decidí bajar la velocidad, al fín y al cabo iba solo en el coche y no había prisa por llegar. No pasé de 113 km/hora en todo el viaje y la “cosa” mejoró.

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Por fin llegue a tierras gallegas, ya se comenzaba a ver todo de otro color, el Tiranopapo vería por primera vez la mar Atlántica.

Este verano ha habido otras muchas primeras veces. Nunca había navegado en agua salada con el Tiranopapo (si en pantano), ni a motor (un Mercury 3.3 de 2 t), nunca con fuerza 5 ó 6, y nunca bastantes cosas más. Debo decir que no me ha decepcionado en ninguna, cierto es que el barco se encuentra algo optimizado de cómo viene del astillero, y pretendo mejorar algunas cuestiones más.

Los 4 ó 5 días que salí a navegar fueron copia unos de otros: Poco viento y mar plana por la mañana, lo que permitía probar las prestaciones a motor. Ventolina a medio día, ¡que bien navega el cabrón! .A la tarde viento NE fuerza 5-6 para volver a puerto abriendo cobardemente la mayor, ¡que pereza tomar rizos! .Y cuando se ponía el Sol… calma total. Cierto que otros día fueron distintos, pero esos no me tocó navegar.

¿Las singladuras?... … Del puerto a la playa, dando mucho margen a la costa para que durase más, de la playa a cualquier otra playa para volver a la primera, y de esta, siempre en ceñida, a puerto. ¡Toda una azaña!

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Al principio me preocupaba un comentario que oí decir, ó leí en una ocasión sobre que el Pastinaca no era un gran ceñidor, efectivamente no es un Snipe, pero debo decir que con poco viento ciñe bien y con viento fuerte ciñe más de lo que uno puede aguantar y no es tumbón. En vientos abiertos se muestra bastante noble, ¡que coño!, una auténtica madraza.

Estoy muy satisfecho de la elección que hice con el barco. Económico, fácil, duro, noblote y con una gran bañera. Un perfecto barco escuela, que en principio es ese su cometido. Mi piratilla descubrió todos los secretos del fueraborda y aunque no le quedaron muy claros los temas sobre barlo, sota, orzar, arribar, etc, bien cierto es que no falló ninguna virada.

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Muy brevemente, estas han sido mis vacaciones náuticas …. Y aunque menos náuticas que otras en las que he navegado por la Costa Brava y el Maresme, las Rías Bajas ó circunnavegado las Baleares, las de este verano no las cambio por ninguna. Como las oscuras golondrinas, ya volverán mayores esloras y más largas singladuras, de momento mi futura tripu se está preparando.

Con la intención de guardar parte del recuerdo de lo vivido en un lugar de fácil acceso publico esta crónica e incluyo mi agradecimiento a la tripulación del Tiranopapo por los momentos que me ha hecho vivir, la misma que me impide unas vacaciones más náuticas pero sin la que no entiendo la vida.

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