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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#11
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Se montaron en el taxi y se fueron.
Sarah subió la última, y me dedicó un guiño y una sonrisa mientras le daba una palmadita seca al trasero de Alexandra, que subía antes que ella. Una de las cosas que hacen que me felicite por haber dedicado tiempo y esfuerzo al dominio del Español es que me permite entender muy bien las variantes sudamericanas. Dicen que uno vive tantas vidas como idiomas habla, y el Español cumple con creces su cometido en esta promesa si uno es capaz de palpar la historia y la aventura entre las palabras. América del Sur es como un océano sólido por el que transitan los nautas de la Pampa rodeados por la misma soledad que envuelve a los marinos. El cielo es distinto, pero algo del alma de víctima de los españoles pervive en los cantos de los gauchos. Largué amarras cachazudamente. Moví el timón como si pesara más que el de un clipper. Di avante cargando el peso del cuerpo sobre la palanca. Me rebotaba la voz de Jorge Cafrune entre las orejas, por dentro, con resonancias de espacio huero. Mejor no pensar. Pa què ví a picar los bueyes? Pa qué? Pa qué? Si a mi no me espera naide Pa qué? Pa qué? Dejé Ustica por el través de estribor, lejos, tan solo una sombra azulada, mientras Cafrune subía un poco el tono en una copla adecuada: Por eso pasé de largo Detenerme ¿para qué? Y pasé el golfo de Castellamare con un susurro prudente Los pagos con ser ajenos Los cruzo de un galopito. Pero no llegué a doblar Capo San Vito antes de que Machado me pasara cuentas, No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Cierto, cierto. Poco queda antes que me descuaje un torbellino o me tronche el soplo de las sierras blancas. Pero algo queda. Y, si me descuidase tan solo un poquito, ese algo sería capaz de alumbrar una rama verdecida. ¡Patético viejo rijoso! |
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