Para cuentistas

[VERYFLOW]

Sirva este primero para picar al cofrade albacora y a todos los demas amantes del genero de los cuentos:

EL ZORRO Y EL CUERVO

Hacia mucho frío y el señor Cuervo, el pájaro más astuto del Gran Norte, y el señor Zorro Rojo, el cuadrúpedo más maligno del mar Ártico, se odiaban desde hacía muchos años. Resulta que, un día, el señor Cuervo se dirigío al iglú donde dormía el señor Zorro Rojo y lo despertó.
-Buen día, señor Zorro Rojo.
-Buen día, señor Cuervo.
-El sol brilla sobre la nieve ¿Le gustaría dar un paseo conmigo por las colinas?
-Si,encantado
-¿y qué le parede una carrera de patinaje? podría ser divertido ¿no?
-Por supuesto.

El zorro y el cuervo se pusieron en camino conversando alegremente hasta llegar a la cima de una colina, al pie de la cual se extendía un pequeño lago helado.

-Empiece usted, amigo Cuervo.
-!No, no! !Usted primero!
-No, por favor.

El cuervo se decidió y lanzándose por la ladera nevada, se deslizó a tal velocidad que aunque hubiera querido, no habría podido detenerse. El señor Zorro Rojo se moría de la risa.
- !Ja, ja, ja!
Y pensaba con perfidia:"El hielo del lago todavía está frágil. El malvado se ahogará".

Pero al llegar a la orilla del lago, el señor Cuervo, agitando poderosamente sus alas, se elevó y voló hasta posarse en otra colina.

-Es su turno, amable Zorro.
-Pues....
-¿No me diga que es usted cobarde?
-¿Cobarde yo?
-¿Acaso no sabe usted saltar mejor que yo volar?

El señor Zorro Rojo, con el orgullo herido y ciego de ira, se lanzó por la pendiente nevada. Iba tan pero tan rápido, que el viento le silbaba en los oídos. Él tampoco podía detenerse. Y al llegar a la orilla, !arriba!, dio un salto usando sus cuatro jarretes como muelles, pero fue a caer en medio del lago, sobre una frágil capa de hielo que se quebró en el acto. El zorro se hundió hasta los bigotes.

-!Auxilio, amigo Cuervo! !Me ahogo!
-!Croac! !Croac! !Qué me importa!

El señor Cuervo de Septentrión no podía aguantar la risa. Graznó dejando que el Zorro Rojo de las Nieves se debatiera solo bajo los bloques de hielo. El zorro se ahogó. Y el señor Cuervo siguió graznando toda la vida. Es por ello que sus gritos, que intentan ser de alegría, desgarran el aire de manera horrorosa.


"Cuentos esquimales. Los cuentos del iglú" Recogidos por E.L. Keithahn

Ya conozco yo a alguno que da miedo oirlo reir......