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| VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#1
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Si hace un año alguien me hubiese dicho que me iba a ver a mi mismo haciendo bordos en un barco de vela ligera, seguramente mis ojos se hubiesen abierto como los de un personaje de cómic japonés
. Seguramente hubiese dicho -“a mi me molan más los aviones…”, “No, yo quiero hacer parapente…”- O alguna desfachatez similar. Cosas de la vida, el destino me llevó a celebrar la boda de un amigo en Sicilia (hasta dónde hay que llegar por el amor). Durante mis días de estancia pude disfrutar de unos divertidos trayectos en el barco de uno de los familiares de la novia y… Yo creo que el gusanillo me infectó allí mismo y en ese mismo momento, pero sin darme cuenta. Al volver a los “madriles” estaba a punto de cumplir un año más y siempre hay alguien que te pregunta “¿Qué te apetece por tu cumpleaños?” ( Yo sé que no es por no pensar, sino por intentar complacer al máximo). En ese momento me metí en Internet buscando un cursillo de algo (quería aprender algo nuevo para satisfacer mis inmensas ganas de absorber nuevos conocimientos) y por supuesto vi un curso de vuelo sin motor, pero inconscientemente, en uno de las muchas pantallas de Google que había abierto, tenía una búsqueda de “Patrón de Embarcaciones de Recreo”. Como sabía que la persona que me preguntó acerca de mis preferencias es una enamorada del mar y los barcos, supe que el pedirle una matrícula para un curso de P.E.R. no sólo la sorprendería, sino que además la complacería enormemente. ¡Manos a la obra! Estudiar por las noches al llegar a casa. Manchar un montón de cartas de navegación. Miles de preguntas de examen ¡Y aprobé! Llegaron las prácticas a motor y la habilitación a vela en un hermoso Albatros (un día que había 7º bajo cero en el pantano de San Juan). Y mira por dónde, mi profesor era un marinero de armas tomar , cuyo primer comentario fue:“Primero: Si pensáis en llevar a una rubia en biquini en la proa y vosotros con el pecho descubierto al timón, os equivocáis, porque generalmente la rubia está abrigada y con mal cuerpo en el camarote y vosotros vais pasando frío, incómodos, mareados y se trabajando como un condenados (no dijo “condenados”). Segundo: Si pensáis que tras dieciséis horas de atracar y desatracar en un pantano vais a salir a navegar directamente sin complicaciones, vais de culo majetes.” Semejante despliegue de sinceridad chocó contra mi, no escasa, curiosidad (soy científico - físico y mi curiosidad es infinita) y mi innato orgullo. Por este motivo, en una de las paradas técnicas a zampar y devorar todo tipo de ambrosías del club náutico del embalse de San Juan, le pregunté cómo podía mejorar ese “error” y poder navegar sobre un barco como si del propio capitán Haddok se tratase (obviamente añado este ejemplo literario de los cómics de Tintín, más por su experiencia, que por su consabida afición a las substancias alcohólicas ) Y me habló de un club donde aprendió y de sus experiencias navegando por el mundo.Al llegar a casa me metí en Internet y, sin más dilación, me inscribí en el curso de “Iniciación a la Vela Ligera” de dicho club. No tenía excusas, me aplastaba la curiosidad y me pillaba a diez minutos de casa. El dinero… Rompemos el cerdito de porcelana y a tirar adelante. Al llegar allí me sentía perdido, pero la cosa fue… A peor! ¡Al agua patos en un Raquero! La primera vez que hice una pregunta a mi monitora mientras aparejábamos el barco recibí un “te las apañas” como respuesta -¡Jo, qué dur@s son est@s mariner@s! El día comenzó con vientos de fuerza 4 (nada mal). Me puse mi traje de Capitán Pescanova y mis escarpines, no sin esbozar una gran sonrisa al verme en el espejo del vestuario disfrazado por primera vez. La monitora no necesitaba altavoz, se oían sus órdenes desde la rampa “¡Orzaa! ¡Arribaa! ¡Nooo, arribar es al otro ladooo! ¡Cuidadoo!” Mientras tanto el viento va cogiendo brío y “fetch”. Primer “banquete naútico” a la hora de la comida y al agua de nuevo. A última hora vamos por fuerza 6 y la cosa se complica. Se decide ir a rampa, pero ya es tarde. Las olas, nunca vistas de un metro de altura (¿¿marejada en un embalse??), los rachones de viento y de lluvia, hacen que los barcos empiecen a volcar, y como no, el nuestro no iba a ser menos. A pesar de que “la jefa” arrebató los mandos a uno de sus inexpertos y vacilantes pupilos, a unos treinta metros de la rampa ¡Volcamos! (en este momento y tras muchas charlas ante una cervecita, podemos aseverar que íbamos de proa con la orza subida y ayudó “bastante” al percance). La monitora patas arriba, un servidor sobre el foque (iba de mascarón de proa achicando agua y haciendo peso) ,otro aterido de frío porque se le olvidó traerse ropa y el resto cada uno por un lado. Las Zodiac no se daban a basto. Intentamos desvolcar el Raquero por todos los medios pero sin éxito ya que el mástil había pinchado en el fondo. Vi algo flotando bajo el Raquero -“¡Mierda! El tambucho sin cerrar” - y las mochilas flotando en el agua (me cogí a un cabo y me tiré para salvar lo que fuese posible). Se decide ir a la rampa dejando el barco al largo por el obenque a la Zodiac . Como buen novato, llevaba la ropa seca y un montón de cosas en la mochila, me di una ducha caliente, retorcí la ropa y fui a casa corriendo para volver al cuarto de hora. Mi móvil, ha muerto en la mochila DEP .Hubo que aflojar el palo para sacar a flote el barco y se rompió el pinzote. Mientras tanto me cuentan la divertida anécdota de otro barco que se hundió al embarcar agua por la proa y con la imagen de que lo hacían (volviendo a las analogías de los cómics) como los piratas de los tebeos de Astérix que siempre acaban hundidos tras sus encuentros con los irreductibles galos, subidos al mástil y con la cabeza alta. No se puede negar que el barco estaba controlado y estable ¡Son unos “cracks”! ![]() Los dioses bajaron del cielo ante los improperios de algunos, los músculos dolían del frío y de la falta de costumbre, pero al final, una cervecita bien fría en la sierra ayudó mucho a pasar el mal trago (nunca mejor dicho). Risas, exageraciones (no recuerdo la altura que llegaron a alcanzar las olas desde que empezamos a hablar hasta que finalizamos las enésima cervecita, pero cualquiera que nos hubiese oído en ese momento hubiese creído que estuvimos en Tailandia en el momento del tsunami) y la duda de si alguno de los sufridores volvería el sábado siguiente . Dos meses después en el siguiente nivel (probando ya el fantástico Vaurient), con mi flamante equipo de neopreno y con gente totalmente diferente, aún se oyen vocecillas y comentarios acerca de aquellos intrépidos iniciados de la vela durante un día complicado, tocando madera para que no les toque a ellos. Seguramente el mes que viene continúe mis cursos, pero… Ésa es otra historia. Salud ![]()
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___________________ CARPE DIEM ___________________ |
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