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Antiguo 21-11-2011, 19:27
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

sigue...sigue..
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Antiguo 21-11-2011, 20:36
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

Una vez descubiertos los satélites de Júpiter tras la puesta del Sol del 7 de enero de 1610 todo sucedió muy deprisa, especialmente teniendo en cuenta la velocidad a la que la información podía diseminarse en aquella época. Tal es así que antes del final de ese mismo año 1610 los satélites de Júpiter ya habían sido observados por Kepler en Praga, por Thomas Harriet en Syon (cerca de Londres), por Nicolas-Claude Fabri de Peiresc y por Joseph Gaultier de la Valette en Aix en Provence (Francia), por los matemáticos jesuitas en el Colegio Romano en Roma y, se cree, por Simon Marius en Ansbach (cerca de Nurember, Alemania).

Los primeros intentos de utilizar los satélites de Júpiter como reloj celestial para resolver el problema de la longitud fueron inmediatos, comenzando la observación minuciosa de los satélites con el fin de determinar sus órbitas con precisión y poder así preparar tablas con las posiciones de los satélites en función de la hora en el meridiano de referencia. Peiresc observó las lunas de Júpiter desde noviembre de 1610 hasta junio de 1612. Con el resultado de estas observaciones su asociado Gaultier preparó las primeras tablas que describían sus movimientos. Se suponían las órbitas circulares alrededor de Júpiter y todas ellas contenidas en el plano de la eclíptica. Las tablas de Gaultier contenían los elementos orbitales de los satélites basándose en estas supociones. El propio Peiresc preparó entonces tablas de efemérides, es decir, un almanaque, en el que se proporcionaban las posiciones de los satélites en función del tiempo. En 1612 Jean Lombard hizo un viaje a través del Mediterráneo pasando por Marsella, Malta, Chipre y Trípoli. Durante este viaje observó siempre que pudo la disposición de los satélites de Júpiter con la intención de determinar la longitud por comparación con las efemérides de Peiresc. Pero llegó rápidamente a la conclusión de que las posiciones de los satélites no cambian lo suficientemente rápido como para que la disposición de los satélites alrededor del planeta sea útil para el fin perseguido de determinar la longitud.

Las anotaciones que Galileo hacía de todas sus observaciones indican que ya en 1612 se encontraba observando los eclipses de las lunas de Júpiter. En septiembre de ese año Galileo había establecido, mediante sus observaciones, los periodos de los satélites y había calculado y confeccionado tablas de sus movimientos. Hizo entonces una primera propuesta ese mismo año a la Corona española para enseñar a los navegantes cómo observar las lunas de Júpiter y determinar la longitud a partir de esas observaciones. Esta propuesta de Galileo en 1612 formaba parte de una propuesta más global de colaboración hecha a la Corona española por Cosimo II de'Medici, Gran Duque de la Toscana. La propuesta fue rechazada. A pesar de ello, Galileo no cejó en sus esfuerzos para tratar de convencer de la viabilidad de su idea, esfuerzos que, de hecho, no abandonó durante el resto de su vida.

En 1616, tras la prohibición por parte de la Inquisición de defender o hablar del modelo copernicano, concentró sus esfuerzos en el problema de la determinación de la longitud en el mar. Ese año hizo una segunda propuesta a la Corona española en la que criticaba el método empleado en esos tiempos para situarse en la mar (navegación siguiendo el paralelo y estima de la distancia navegada). Propuso construir un centenar de telescopios de 40 ó 50 aumentos y llevarlos a España, junto con alguien entrenado en la utilización del método que enseñase a los marinos que lo necesitaran. Galileo se comprometía a preparar personalmente cada año un almanaque con las efemérides de los satélites de Júpiter de manera que los marinos entrenados en el método serían capaces de determinar la longitud en alta mar directamente a partir de las observaciones que harían a bordo. También prometía escribir un informe en el que explicaría detalladamente todo su conocimiento sobre las lunas de Júpiter de manera que en el futuro los astrónomos pudiesen continuar y mejorar su trabajo y el método de determinación de la longitud pudiese seguir usándose. A pesar de todo este esfuerzo argumental por parte de Galileo la respuesta que obtuvo de la Corona española, por boca del Conde Orso d'Elci, no dejaba lugar a dudas: el método no era práctico para su uso a bordo de un barco en alta mar por la imposibilidad práctica de observar con un telescopio desde la cubierta de un barco en navegación. La respuesta a Galileo decía textualmente:

... De su escrito entiendo que a partir de la diferencia de tiempo en que se observa el mismo aspecto de esas estrellas alrededor de Júpiter puede saberse rápidamente la diferencia de longitudes verdaderas de esas ciudades o lugares. Pero para ello es antes obligatorio y necesario ver las mencionadas estrellas y sus aspectos. No sé como puede hacerse ésto en el mar, o al menos tan frecuente y rápidamente como es necesario para la persona que navega. Porque, dejando de lado que los telescopios no pueden ser utilizados en los barcos debido a su movimiento, incluso si pudiesen ser usados no servirían durante el día ni durante la noche con tiempo cubierto, porque las estrellas no son visibles, y el navegante necesita saber hora a hora el grado de longitud en el que está...

Galileo era consciente de estas y otras dificultades prácticas cuando realizó su segunda propuesta. En primer lugar, cuando hizo su propuesta en 1616 no existían tablas suficientemente precisas para la predicción de los eclipses de las lunas de Júpiter. Pero Galileo llevaba 5 años observando los satélites de manera sistemática y haciendo modelos de sus órbitas. Estaba seguro de poder predecir los eclipses proporcionando así las efemérides necesarias. En cuanto al problema ocasionado por el balanceo del barco a la hora de observar por el telescopio, Galileo había estado pensando sobre ello tratando de encontrar una solución adecuada. Inventó un artilugio que llamó celatone:



Consistía en un casco metálico con un visor en el que se acoplaba un pequeño telescopio. El visor podía ajustarse de maneta que podía alinearse el eje del telescopio con el ojo del usuario. De esta manera el observador podía mantener continuamente al planeta en el campo de visión del telescopio a pesar del balanceo del barco. Construyó un prototipo del celatone en el taller del Gran Duque y lo probó personalmente en la cubierta de un buque anclado en la bahía de Livorno. Meses más tarde su amigo y discípulo Benedetto Castelli lo probó en navegación. En este prototipo del celatone utilizó un telescopio de pocos aumentos, inapropiado para la observación de los satélites de Júpiter, pero sirvió para demostrar que podía utilizarse un telescopio a bordo de un barco. Tanto es así que el comandante militar Giovanni de'Medici (que no precisamente amigo de Galileo) llegó a afirmar que este invento (el celatone) era más importante que el mismo telescopio. Más tarde refinó aún más su invento proponiendo la construcción de dos semiesferas concéntricas, la interior sólo ligeramente inferior a la exterior. El espacio entre ambas semiesferas se llenaría con aceite y el observador se colocaría dentro de la semiesfera interior quedando así sentado en una suspesión cardán que contrarrestaría de manera eficaz todos los movimientos del barco.



A estos problemas prácticos se unía otro no menos importante: el telescopio de Galileo no era precisamente el más apropiado para la observación de Júpiter y sus satélites. La razón es que su ocular estaba constituido por una lente cóncava. Esto ocasionaba una apertura de campo extremadamente pequeña de manera que era difícil localizar el planeta a través del telescopio y, mucho más difícil aún, mantenerlo en el campo de visión el tiempo necesario para poder observar los eclipses de sus satélites. A pesar de todas estas dificultades Galileo respondió al Conde d'Elci tratando de convencerle de la viabilidad de su propuesta. Pero sus argumentos fueron muy generales,

... Este es todo un arte aún en desarrollo, basado en principios y métodos nuevos, que necesita ser arropado, cultivado y fomentado de manera que con práctica y tiempo se obtendrán los frutos pues ya contiene las semillas y las raices...

argumentos que no convencieron a la Corona española. Galileo continuó sus esfuerzos con España hasta alrededor de 1630. Más tarde, en 1636, inició negociaciones con Holanda, negociaciones que mantendría, sin éxito, hasta su muerte en 1642.

Editado por Invitado_tr en 22-11-2011 a las 07:06.
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Antiguo 21-11-2011, 20:43
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

Me encanta la idea de que tengamos un "reloj celestial"
__________________
Un beso
Capella
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Antiguo 21-11-2011, 22:02
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

¿Has oído hablar del mecanísmo de Antikithira? Servía para predecir eclipses del sol y la luna, asi como la posición de los satélites.

Me parece uno de los mecanismos mas fascinantes descubiertos por la arqueología. Puede datar de los años 80 al 200 antes de Cristo. Usaengranajes diferenciales, lo cual es curioso dado que los primeros casos conocidos datan del siglo XVI.
Los historiadores dudan de si llegó a ser un instrumento de navegación, porque era muy delicado para transportarlo en los barcos de la época. No me parece una razón fundamental ya que iba encerrado en su caja y lo podían estibar en lugares resguardados de las inclemencias del tiempo y solo sacarlo en momentos excepcionales.
Os recomiendo que veais alguna de sus recreaciones en youtube. Es alucinante
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  #5  
Antiguo 22-11-2011, 07:23
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

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Originalmente publicado por Crazy_Capella Ver mensaje
Me encanta la idea de que tengamos un "reloj celestial"
Hola Capella, buenos días,

"relojes celestiales" hay muchos. De hecho, cualquier método astronómico para determinar la longitud utiliza algún reloj celestial para ello, porque determinar la longitud pasa inevitablemente por saber la diferencia de horas locales entre nuestra situación y el meridiano que usemos de referencia. Por ejemplo, el método de las distancias lunares, del que ya he hablado en este mismo tugurio en repetidas ocasiones, no es más que averiguar la hora UT midiendo la distancia angular entre la Luna y otro astro y comparándola con el valor que sé calcular de esa misma distancia a partir de las coordenadas de la Luna y ese astro que me proporciona el Almanaque Náutico en función de la hora UT.

Otro reloj estelar que en su día expliqué en este mismo tugurio es este:

http://foro.latabernadelpuerto.com/s...ad.php?t=17322

Saludos,
Tropelio

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Originalmente publicado por La Maga Ver mensaje
¿Has oído hablar del mecanísmo de Antikithira? Servía para predecir eclipses del sol y la luna, asi como la posición de los satélites.

Me parece uno de los mecanismos mas fascinantes descubiertos por la arqueología. Puede datar de los años 80 al 200 antes de Cristo. Usaengranajes diferenciales, lo cual es curioso dado que los primeros casos conocidos datan del siglo XVI.
Los historiadores dudan de si llegó a ser un instrumento de navegación, porque era muy delicado para transportarlo en los barcos de la época. No me parece una razón fundamental ya que iba encerrado en su caja y lo podían estibar en lugares resguardados de las inclemencias del tiempo y solo sacarlo en momentos excepcionales.
Os recomiendo que veais alguna de sus recreaciones en youtube. Es alucinante
Hola Maga, buenos días,

Pues no había oido hablar de ese artilugio. Me sorprende, sin embargo, lo que dices sobre que servía para predecir la posición de los satélites. No me extraña lo de predecir los eclipses de Sol y Luna porque éstos eran conocidos desde la antigüedad. Pero los primeros satélites descubiertos por el hombre fueron, precisamente, las lunas de Júpiter descubiertas por Galileo (por cierto, Júpiter tiene, conocidas hoy día, nada menos que 64 lunas estables, es decir con órbitas periódicas en torno a él). Aunque parece muy claro que Galileo no fue el inventor del telecopio, si que es cierto que es un invento de esa época, o sea, digamos que en torno a 1600. Por eso no me cuadra con la época del artilugio que tú mencionas.

Saludos,
Tropelio
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  #6  
Antiguo 22-11-2011, 08:43
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

Excelente.nihao
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

Cita:
Originalmente publicado por Tropelio Ver mensaje
Pues no había oido hablar de ese artilugio. Me sorprende, sin embargo, lo que dices sobre que servía para predecir la posición de los satélites. No me extraña lo de predecir los eclipses de Sol y Luna porque éstos eran conocidos desde la antigüedad. Pero los primeros satélites descubiertos por el hombre fueron, precisamente, las lunas de Júpiter descubiertas por Galileo (por cierto, Júpiter tiene, conocidas hoy día, nada menos que 64 lunas estables, es decir con órbitas periódicas en torno a él). Aunque parece muy claro que Galileo no fue el inventor del telecopio, si que es cierto que es un invento de esa época, o sea, digamos que en torno a 1600. Por eso no me cuadra con la época del artilugio que tú mencionas.

Saludos,
Tropelio
Perdona Tropelio ha sido un lapsus , donde dije satelites queria decir planetas, no me extraña que no te cuadrara.



Saludos
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

El papel de Galileo es fundamental (literalmente; podríamos decir que la fundó él) en la concepción de la ciencia tal como la conocemos hoy. Galileo formuló las preguntas que nadie se había hecho antes, porque (en la concepción Aristotélica) la respuesta era evidente en sí misma. ¿Qué ocurre si dejo caer dos graves desde una cierta altura, uno más ligero y otro más pesado?¿Acaso no llegará antes al suelo el más pesado?. ¿Qué ocurre si dejo caer un grave desde lo alto del palo del barco cuando éste navega?¿Acaso no caerá más hacia popa del pie del palo, puesto que el barco se ha desplazado durante la caída?¿A qué velocidad caerá un grave por su propio peso?¿Acaso no será fija (constante), puesto que nada lo empuja ni lo frena? Y respondió(*) a esas y otras preguntas modelizando, midiendo y calculando; en suma, experimentando. Los mayores avances científicos (y en otras áreas) se han producido cuando alguien se preguntó acerca de lo que era evidente en sí mismo, lo que todos dan por sentado, lo que dicta el sentido común: ¿y si no fuera así?.

Perdón por la digresión, pero, como físico de formación, la figura de Galileo me parece primordial. Me he quedado fascinado con el ameno relato de Tropelio acerca de sus propuestas a la Corona española para usar las lunas de Júpiter como método de posicionamiento, y del celatone para usar el telescopio a bordo. Es un absoluto placer leerte, Tropelio.

(*) En realidad, no hay constancia de que Galileo llevara a cabo el experimento de la caída de dos cuerpos desde la torre de Pisa, como se suele contar, pero sí hay evidencias de que la independencia de la masa en la velocidad de caída y el espacio recorrido la indujo de otros experimentos.

Por cierto, yo compré el telescopio de Lidl (Lidlscopio)casi exclusivamente para ver por mí mismo lo que Galileo descubrió hace quinientos años (también se pueden ver con unos buenos prismáticos -sobre trípode, eso sí-)
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Saludos,
Mac.
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Antiguo 22-11-2011, 10:06
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Predeterminado Re: Galileo Galilei, las lunas de Júpiter y cómo determinar la longitud

Desde 1612, año en que propuso por primera vez el método de los eclipses de las lunas de Júpiter para determinar la longitud, hasta su muerte en 1642 Galileo no dejó de trabajar en este método, mejorando sus observaciones con el fin de mejorar a su vez sus predicciones de las efemérides de los satélites. Es curioso que, a pesar de todos estos esfuerzos, Galileo nunca llegó a publicar formalmente (a parte de las vaguedades contenidas en sus propuestas a las Coronas española y holandesa) nada sobre su método. El primero en publicar tablas con efemérides de los eclises de los satélites de Júpiter fue Simon Marius, pero no hacía mención alguna a utilizar esos datos para determinar la longitud. La primera mención publicada al método de Galileo apareció en 1639 (tres años antes de su muerte en 1642) en las Tablas Planetarias publicadas por Vicenzo Ramieri, alumno de Galileo que continuó con sus observaciones cuando éste se quedó ciego como consecuencia de sus observaciones del Sol a través del telescopio. En esas tablas Ramieri afirmaba textualeme que pronto publicaría tablas de los movimientos de las lunas de Júpiter que serían útiles para determinar la longitud en el mar. En los años que siguieron diferentes autores hicieron alguna que otra mención al método propuesto por Galileo. El intento más serio en los primeros años posteriores a la muerte de Galileo fue el de Giovanni Battista Hodierna con la publicación de sus tablas en 1656. Estas tablas supusieron una considerable mejora con respecto a las de Marius de 1614, pero a pesar de ello pronto estuvo claro que no eran aun suficientemente precisas como para que el método de Galielo fuese aplicable en la práctica. Tanto es así que en la década de los sesenta de ese siglo los astrónomos no utilizaban aun los satélites de Júpiter en sus esfuerzos por determinar la diferencia de longitud entre los diferentes observatorios repartidos por Europa. El método preferido en esa época era aun la observación de los eclipses de Luna.

La puesta en práctica definitiva del método de Galileo ocurrió gracias a Giovanni Cassini. Cassini era profesor de Astronomía en la Universidad de Bolonia. A mediados de la década de los sesenta conoció a Giuseppe Campani que era un fabricante de telescopios afincado en Roma. Campani había logrado por aquél entonces mejoras significativas en la calidad de este instrumento. Con uno de los telescopios de Campani Cassini hizo una serie de descubrimientos espectaculares, en particular referentes a los tránsitos de los satélites de Júpiter sobre el disco del planeta. Observó los satélites durante unos años y publicó finalmente sus tablas en 1668. La publicación de estas tablas puede considerarse como el punto de partida de la aplicación práctica del método de Galileo para la determinación de la longitud, aunque posiblemente ello se debió más a la posición relevante que llegó a alcanzar Cassini que a la calidad de sus tablas que, si bien mejoraban las existentes hasta ese momento, distaban aún de ser perfectas. El ascenso de Cassini comenzó con su traslado a Paris en 1669 a donde llevó sus tablas publicadas el año antes. En París consiguió muy pronto hacerse cargo de la sección de Astronomía de la Real Academia de Ciencias. Sus tablas no eran lo suficientemente precisas como para poder determinar la longitud a partir de ellas, es decir, comparando la hora local a la que se ha observado un eclipse con la hora local del meridiano de referencia predicha en las tablas para ese mismo eclipse. Pero sí eran lo suficientemente precisas como para permitir a los observadores saber la hora aproximada (con un error pequeño) de los eclipses y planear así su observación. Eso permitía aplicar el método de otro manera, determinando la diferencia de longitud entre dos lugares a partir de la observación simultánea del mismo eclipses desde los dos meridianos, anotando la hora local en cada uno de ellos a la que el mismo eclipse era observado. La primera oportunidad para poner en práctica el método, aplicado de esta manera, fue la expedición a Dinamarca realizada por Jean Picard , entre los años 1671 y 1672, con el fin de volver a determinar la longitud del observatorio de Tycho Brahe. En su viaje Picard hizo observaciones de eclipses de las lunas de Júpiter (para cuya preparación utilizaba las tablas de Cassini). Cinco de esos eclipses fueron observados simultáneamente desde París por Cassini y sus ayudantes. Como resultado de las observaciones realizadas en ese viaje Picard se convirtió en un firme partidario del método, defendiéndolo de manera vehemente en el informe que presentó al término de la expedición.

Así pues, en la década de los años 80 del siglo XVII los satélites de Júpiter se habían convertido en el método oficial en Francia para determinar la longitud. En 1693 Cassini publicó unas nuevas y revisadas tablas, basadas en casi tres décadas de observaciones. La precisión de estas nuevas tablas era suficiente, en lo que al primer satélite se refiere, para determinar la longitud con ellas con un error menor de un grado, siempre que el usuario estuviese lo suficientemente entrenado en la observación de la efemérides de Io (el satélite más cercano a Júpiter) a utilizar. Sin embargo, no ocurría lo mismo con las efemérides de los otros tres satélites para los que las tablas eran mucho menos precisas. En 1690 la Academia inició la publicación de Connaissance des Temps , una publicación que contenía predicciones anuales de los eclipses de los cuatro satélites de Júpiter, esquemas con sus configuraciones diarias e instrucciones para su observación. Durante los comienzos del siglo XVIII se publicaban instrucciones que daban la impresión de que cualquiera podía aplicar el método haciendo sus propias observaciones. Por ejemplo , se especificaba que:

...Tan sólo es necesario un péndulo [o sea, un reloj de péndulo, los más precisos existentes entonces], un simple telescopio de 15 a 18 pies y un cuadrante que cualquiera puede fabricar sin dificultad de madera y sin tener habilidades especiales para hacer muy buenas observaciones de los satélites de Júpiter...

En Inglaterra también se intentó utilizar y mejorar el método de Galileo. Ilustres astrónomos como Edmund Halley (el del cometa) y, también, James Bradley (el gran astrónomo descubridor del movimiento de nutación de la Tierra y de la aberración estelar) que publicó en 1719 tablas de efemérides para los cuatros satélites. En 1714 se había creado en el Parlamento inglés, por decreto de la Corona, la Comisión de la Longitud que a su vez estableció el conocido premio de 20000 libras para quien propusiese un método útil para determinar la longitud en la mar. El método de los eclipses de las lunas de Júpiter se convirtió en uno más de los que pugnaban por llevarse tal premio. A pesar de los continuados esfuerzos de los partidarios del método por convencer al Comité, pronto quedó claro, a comienzos del siglo XVIII, que si bien el método era viable y suficientemente preciso para establecer la longitud en tierra, sus posibilidades de hacerlo en la mar eran muy pocas, por no decir nulas. A pesar de la aparición de telescopios reflectores, capaces de conseguir los mismos aumentos que los refractores pero con instrumentos mucho más pequeños, los aumentos requeridos para observar los eclipses de los satélites implican el uso de un telescopio inmanejable (aunque sea un reflector) en un barco en movimiento. Una vez más se hicieron diferentes intentos para diseñar y construir sillas marinas que permitieran contrarrestar el balanceo y cabeceo del barco, al estilo del celatone de Galileo. Pero las esperanzas depositadas en esa posibilidad se desvanecieron completamente tras las pruebas efectuadas por Nevil Maskelyne. Maskelyne trató de observar desde una de estas sillas marinas diseñada por Christopher Irwin durante una expedición a Barbados en 1773 - 1774. Maskelyne escribió sobre esa experiencia que la silla marina del Sr. Irwin se veía demasiado perturbada por el movimiento del barco como para mermitir, sentado en ella, el manejo del telescopio para observar los eclipses de los satélites de Júpiter. Esa misma expedición llevaba a bordo uno de los prototipos de cronómetro marino de Harrison. Maskelyne concluyó que se encontró que el reloj de Harrison dió la longitud de la isla con gran exactitud. Esto significó el fin de los eclipses de los satélites de Júpiter como método para determinar la longitud en la mar, quedando la contienda reducida a la más conocida pelea entre el método de las distancias lunares (promovido y defendido por el propio Maskelyne) frente al método, finalmente vencedor, del transporte de la hora del meridiano de referencia mediante un artilugio mecánico suficientemente preciso: el cronómetro marino. Pero esa es otra historia...

¿Y que ocurría en España mientras todo esto sucedía en Francia e Inglaterra? España y Portugal eran las potencias navales a finales del siglo XV, durante el siglo XVI y principios del siglo XVII. Fueron los paises que iniciaron la navegación de altura, con grandes navegaciones oceánicas, y, por tanto, los primeros en plantearse la necesidad de resolver el problema de determinar la longitud en el mar. Fue la Corona española, como hemos comentado más arriba, la primera en establecer, en 1598 bajo el reinado de Felipe III rey de España, Portugal y las Dos Sicilias, un sustancioso premio a quien propusiese un método práctico para resolver el problema de la longitud. Por esa razón Galileo dirigió su propuesta a la Corona española, por primera vez en 1612 y de nuevo más tarde en 1616, siguendo con sus intentos de convencer a España de la viabilidad de su propuesta hasta 1630 aproximadamente. Pero España entró en una profunda crisis, social y económica, coincidiendo con el final del primer tercio del siglo XVII. Esta crisis afectó en realidad a toda Europea, pero en España se produjo de forma más temprana y más profunda que en el resto del continente (¿será que estamos predestinados a ello?). Las causas fueron diversas y complejas, empezando por problemas demográficos. Se produjo en España una pérdida de población causada principalmente por los efectos de grandes epidemias que, para agravar más las cosas, coincidieron con periodos de hambre y carestía. Pero también influyó en la pérdida de población la expulsión definitiva de los moriscos (que provocó el hundimiento de la agricultura y la artesanía en Valencia y Aragón) y la participación de los varones en las guerras europeas de la época. A estos problemas demográficos siguieron pronto problemas económicos muy serios como la mencionada decadencia de la agricultura, las dificultades para la exportación de la lana castellana o la incapacidad de la escasa industria para competir con las producciones del resto de Europa. Al mismo tiempo comenzó la decadencia del comercio provocada por la competencia francesa en el Mediterráneo y la inglesa y holandesa en el Atlántico, competencia que agravó la situación ya resentida por el creciente autoabastecimiento de las Indias y por el agotamiento de muchas minas americanas. Las cosas empeoraron aún más por la nefasta política económica (devaluación monetaria, aumento de los impuestos, etc) de los gobiernos de los llamados Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) que agravaron más que solucionaron los problemas. Como consecuencia de todo ello, la sociedad española del siglo XVII vivió un proceso marcado por el empobrecimiento de ganaderos y agricultores (la mayor parte de la población), la debilidad de la burguesía (que en Europa empezaba a formar unas incipientes clases medias), y el aumento de los grupos sociales improductivos como la nobleza, el clero y los marginados (que terminaron por imponer una mentalidad basada en el desprecio al trabajo). Incluso la débil burguesía española terminó haciendo suyos algunos ideales nobiliarios, haciéndose rentista y abandonando cualquier riesgo empresarial. Como es fácil de entender a la vista de todo esto, el panorama no era en absoluto adecuado para el fomento de las actividades técnicas y científicas. El resultado fue un profundo declive de las aportaciones españolas en el campo de la náutica y otras disciplinas, declive que, muy posiblemente, hemos venido arrastrando hasta la actualidad, agravado por nuestra lamentable historia durante la mayor parte del siglo XX. Pero esa también es otra historia....

En la próxima entrega entraremos en faena con el método de Galileo
¿Cómo podemos ponerlo en práctica hoy día? ¿Qué necesitamos? ¿Es difícil?, etc.

Saludos,
Tropelio
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