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VHF: Canal 77 |    | ![]() |
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#11
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![]() El día siguiente lo dedicamos a hacer turismo por la isla. Alquilamos un coche
y nos dedicamos a visitar todos los rincones posibles. Afortunadamente, a la hora de comer, dimos con un bareto, en el que nos sirvieron pescado fresco que estaba muy rico, a un precio más que razonable. La mañana del 8 se presento ventosa, al contrario que en las dos ocasiones anteriores (Cádiz y Playa Blanca), en las que el viento se había ausentado. Y aunque en aquellos momentos habían unos 40nk, la previsión era que al caer la tarde amainara y se quedase entre los 25/30 nk. Un cata francés de 57' que estaba amarrado a nuestra popa, había aplazado la salida por el fuerte viento reinante, pero era tan incómodo permanecer en puerto, que para estar "tan en moviemiento", era preferible ir ganando algunas millas. La maniobra de desamarre no estuvo exenta de riesgo, pero con la ayuda de de los chicos de la marina, desde su embarcación auxiliar, para soltar las amarras de las boyas de proa y la atención de todos los de abordo, la realizamos con éxito y poco a poco, nos fuimos adentrando en el canal que forman las dos islas (San Vicente y San Antón), donde las rachas llegaron a los 46 nk. Una vez superada tierra, con todo el océano por delante, puse rumbo 265º, en vez del 280º que era el que que correspondía para ir a San Martín, a fin de que el viento y la ola nos entrase más por la aleta, alejándolo del través. Como quiera que con el paso de los días, el actual viento del NE iría rolando al este, nosotros, al mismo tiempo, modificaríamos el rumbo, para navegar de forma más cómoda y que la ola golpease menos en el costado interior del casco de babor. Los siguientes ocho días el viento se entabló entre los 20/25 nk y fue rolando hasta el ENE, cosa que aprovechamos para variar nuestro rumbo unos grados al norte. Diariamente hacíamos algo más de 150mn, tan solo con una pequeña porción del génova desenrollado. Habíamos fijado un promedio de 150 millas por singladura y lo íbamos realizando con holgura, por lo que no apuraba el trapo, a fin de que el material se fatigase lo menos posible. Las olas eran de unos cuatro metros, pero aveces se dejaba caer alguna de hasta seis metros, que nos daba algún bamboleo más fuerte de la cuenta. Aunque lo mejor era cuando rompía justo en nuestra popa y la sentías pasar bajo el cata, golpeando en el suelo del salón y lanzando al barco a unas puntas de 18/19 nk. Si esto pasaba de día, te quedabas más tranquilo, pues veías como como la embarcación mantenía su rumbo estable y continuaba en linea recta "más derecha que una baqueta"; pero si por contra sucedía en la noche, que no veías nada del exterior, tan solo te percatabas del aumento de la velocidad por el ruido de la mar rompiendo bajo el barco y los dígitos del GPS, que se disparaban por encima de los 15 nk, entonces pensabas: "como pegue esto una guiñada, nos ponemos el cata de sombrero". Pero navegando a la francesa, con solo un poco de génova, el cata va como por railes y es muy difícil sacarlo de su rumbo. En ningún momento observas el más mínimo intento de orzada. Seguirá.... Salud y ![]()
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![]() ![]() El cruce del Atlántico y posterior estancia en el Caribe de El Temido lll (2014/2016) http://foro.latabernadelpuerto.com/s...d.php?t=145184 |
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