Mallorca,Menorca, fondeos y cosas d´esas

[Wandyta]

Llegados a Cala Galdana lo primero que hicimos fue echar el ancla, ya que aquí hay pocas boyas y el fondo es de arena la mayoría de veleros y motoras tienen su cadenita colgando. Como digo el primer día ni bajamos a tierra así que nos dió tiempo para hacernos rapidamente con el lugar desde el mar y comprobar como recibe la tramuntana la costa sur de Menorca. Como el viento empezó a soplar según entraba la tarde, y teniamos una boyita suelta por la popa se nos ocurrió que si nadie la reclamaba la ibamos a utilizar como segunda ancla, así que en cala Galdana estuvimos bien sujetos unos días más de lo esperado pués el viento hizo su presencia durante nuestra estancia allí.



Pasada la primera noche, donde el cielo tampoco se dejó ver en su plenitud por la poca pero insistente contaminación lumínica, amanecimos con un día claro y dispuesto a bajar a tierra con el chinchorro. Como son las primeras veces que lo usamos el “show” para amarrarlo una vez en tierra es sencillo, hasta ahora en los dos puertos donde lo habiamos usado lo habíamos dejado atado a las escalerillas, solo tienes que fijarte donde lo dejan los demás, así que por la ría que te lleva a la zona de paseo en Cala Galdana lo dejamos atado a las rocas. De nuevo en tierra, y de nuevo la sensación de que te vas tambaleando por la calle. El sitio es bonito, cuidado, turístico y familiar. Y perezoso porque a las 10 de la mañana no hay mucha gente vagando si no es en la playa.





Resumir el día en este lugar es bastante relajado, así que un buen recorrido por el entorno y una buena comida para reponer energías para seguir paseando y regalarse la vista con el sitio pués merece la pena. Cuando estamos cansados de tierra nos volvemos con el Tunante, que reposa tranquilamente en estas aguas turquesas.





Como es la tramuntana la que nos dicta el derrotero todo ha sido bastante relajado los días que hemos pasado allí, así que la contemplación y tranquilidad disfrutando del momento y del lugar es bastante placentera. El paseo por el río, con el puentito de madera que te cruza a la playa te ofrece un trocito más de naturaleza.



Sin sobre saltos y más tranquilos que nunca, y el día que justamente veníamos de hacer las compras de las provisiones, con 3 bolsas hasta arriba llenas de botellas de leche y zumos, dispuestos a subir al chinchorro para volver a bordo, cuando la balsa empieza a pasar cerca de las rocas, muy cerca. Oimos un ruido seco y lo más parecido al turmix estropeado que todos tenemos en casa.
- Se ha jodido la helice tía ¡!! Le hemos dado a la roca ¡!
Y mientras yo miraba a los lados de la balsa y me daba cuenta en ese instante de lo mismo que el capi ....
- Y sin remos ¡!!!!
- De puta madre nene ¡!!!

Metimos los bultos y los estibamos como pudimos para quedarnos al pairo con el chinchorro, agarrados a las rocas con las manos. Cuando no se me ocurría otra cosa que ir a comprar unos remos de plástico en la tienda de souvenirs , el capi optó por pedir ayuda a alguien para que nos remolcase. Justo cuando empezaba a pensar que nos tomaríamos allí mismo el desayuno del día siguiente llegó el “vecino” que teníamos al lado de nuestro amarre, que venía con la mujer y el canijo, simpatiquisimo, y se disponían a bajar su balsa para ir a buscar su barco en la cala. Con un cabo tirado por proa y la inercia de la corriente del agua, el motor de su chinchorro nos llevó a los 5 hasta el fondeadero en cala Galdana de nuevo.

El día siguiente nos ibamos de allí, ya que la tramuntana nos daba una tregua, pero la intención de recalar antes de llegar a Mahon no quisimos forzarla, ya que sin chinchorro lo mejor era arreglarlo primero. Así que la siguiente travesía Mahón, a tocar puerto. Y a disfrutar de la costa sur que tiene Menorca



Antes de llegar a Mahon y explicar la estancia allí no quiero dejar de hacer mención de nuestro paso por la Isla del Aire. Ya desde lejos empiezas a ver un contraste extraño en el agua, y los tonos azules se mezclan descaradamente con un turquesa rabioso. Desde lejos me intrigó este cuadro colorista, pero es que acercarse por allí y cruzar el paso desde dentro es un espectáculo, un regalo de la naturaleza.





Increible, una vez en casa he mirado por el google earth y se ve perfectamente el juego de colores que tiene el agua en este paso de la isla del Aire, y nosotros nos lo encontramos de frente y de golpe. Impresionante.



Seguimos hasta Mahon, donde entrabamos al enorme puerto a primeras horas de la tarde.



Luego más .......