El BAHIA LAS ISLAS en su vuelta por el mundo

[kaia]

ADIOS, VENEZUELA, ADIOS

Algo más de cuatro meses en el país del Señor Chavez, es un buen bagaje como para tener una buena idea de lo que el lugar puede aportar.
Personalmente, pienso que es un país, que si no se le buscan los tres pies a gato, ideal para pasar largas temporadas. Lo tiene casi todo, lugares con una belleza sin igual, te entiendes de tu a tu con la gente, es relativamente barato y papá estado te deja ser un ciudadano que puede tener iniciativas, eso conlleva otros asuntos que para un europeo puede ser vital, como es el de la seguridad, pero a parte de los miedos o la sicosis que entre todos generamos, no he visto más inseguridad que en la existente en los suburbios de cualquier gran ciudad española.
Dejando a parte aspectos un tanto altisonantes y dados a disparidad de opiniones, puedo decir que será un país que no dejaré de pasar por alto cada vez que tenga ocasión de navegar por estas aguas.

Me despido de puerto la Cruz con un poco de nostalgia pero sin mirar atrás, en Bahía Redonda han quedado algunos amigos, a parte de Jose y Virginia que aún tienen trabajos por realizar en su Cap's III.
Una mañana soleada pongo proa al Oeste, tengo ganas de navegar. Por delante casi trescientas millas en la travesía en solitario más larga que he realizado hasta ahora, me siento feliz de nuevo con mi barco, que con una suave brisa hace millas como lo que siempre fue, un buen corredor de fondo.
No tengo ninguna norma establecida en cuanto a los descansos, soy persona que aguanta bien las vigilias y no me quedo dormido profundamente aunque esté cansado, no necesito un reloj que me despierte cuando he de hacerlo.
Puerto la Cruz a Curaçao es una de las rutas con más tráfico de petroleros, es la salida natural del crudo venezolano por el oeste y por ella transitaré dos días con sus noches.
Ese aparatito llamado AIS me da la tranquilidad de que todos esos monstruos de miles de toneladas de acero se donde están, donde se dirigen y a que velocidad, por lo que cuando no tengo ninguno en cuarenta millas a rumbo comprometido, se que tengo una hora para dormir a pierna suelta.

Y Rufino, será buen navegante, pero dice que las noches son para dormir y el muy ladino lo hace a pata suelta toda la noche, nada de vigilar cuando duerme el patrón.
Como digo, la travesía ha sido un reencuentro con la navegación en solitario, me gusta y me hace sentir bien. Con la próxima llegada de Urtzi ya no voy a tener la oportunidad de continuar con la experiencia, pero tampoco me importa, porque no soy navegante solitario más que circunstancialmente.

La llegada a Curaçao como cabía esperar, reencuentro con la vieja Europa en el Caribe, todo ordenadito y limpio y eso que todavía no hemos hablado de precios, lo haremos en holandés, pero de momento fin de semana fondeado en Spaanse Water a la espera de que mañana lunes me asignen un amarre en la marina de Santa Bárbara.



Puerto la Cruz queda por popa


Por la proa mucha y tranquila mar


Los petroleros no dejan aburrirte


Las guardias de Rufino


LLegada a Curaçao

Salud