Estimados cofrades,
Después de recobrar junto a mi mujer una afición "congelada" durante años, haber adquirido un velero y haber preparado a nuestros grumetillos (10 y 12 años) durante varios meses con salidas dominicales, este puente de Mayo hemos realizado nuestra primera singladura costera de varios días.
Se cumplió el conocido lema de que en el Mediterráneo el viento predominante es siempre de proa y tuvimos Gregal a la ida (Masnou-Blanes) y Garbí a la vuelta.
A pesar de los bordos, el abatimiento, la ola corta, la sensación de que no avanzas respecto a la costa (a pesar de que se veía el barco andar alegremente), el tiempo inestable y las ocho horas de travesía por trayecto, nuestros grumetillos no sólo aguantaron estoicamente la "adversidad" sino que hasta se diría que disfrutaron durante muchos momentos, colaborando oportunamente en las maniobras. Hemos decidido ascenderlos a grumetes de navío.
No os doy más el peñazo. Gracias por aguantarlo.

