Travesías El Cabo de Hornos, la libretita negra y yo

[Miahpaih]

Gracias

Miahpaih

[gracy]

Me he quedado mudaaaaaa....

[capitan maxorata]

Gracias, por viajar contigo.

[marlow]

Venga... sigue!

[Epops]

Alex:

Me alegro de tu vuelta por estos lares. Se te echaba de menos.

Y que bien transmites las emociones y los paisajes. Me has hecho revivir mi viaje por aquellas tierras el año pasado.

Espero tu segunda parte.

¡Ah! y un besazo. Nos vemos este Junio por Moraira?

[Freeblue]

Ushuaia-Puerto Williams. 6 de Enero




La navegación transcurre en calma mientras dejamos Ushuaia por nuestra popa y nos vamos acercando al Faro des Eclaireux, que aquí llaman el faro del Fin de Mundo.
Es un faro chiquitito rojo y blanco y a su lado dos islotes acogen colonias de lobos marinos que se amontonan tumbados al sol. Los dejamos a estribor sin acercarnos porque el capitán dice que tendremos otra oportunidad ya que pasaremos de nuevo por aquí a nuestra vuelta del Cabo de Hornos camino de los glaciares o ventisqueros chilenos.

Dos barcazas llenas de turistas están frente a los islotes, haciendo fotos y de nuevo recuerdo mi paso por este Canal y la excursión al Faro y las loberas de hace dos años y cómo entonces me quedaba mirando a los pocos barcos de vela que pasaban ,sabiendo que iniciaban su ruta hacia la Isla Maldita.En aquel viaje, que tanto significó para mí, el Canal Beagle se me hacía pequeño y se me iban los ojos y el corazón detrás de aquellos barcos.
Ahora, dejando por la popa el pequeño faro, sé que es cierto, que cada milla que el velero avanza es una milla menos que me separa de mi sueño y que el Cabo de Hornos estará ahí, materializándose poco a poco mientras surcamos las heladas aguas. Las millas que nos separan de Puerto Williams, las que nos separan de la Isla Maldita, no me parecen muchas. Sé que la navegación puede resultar dura pero no me preocupa. Es como si todas las emociones que llevo dentro me estuviesen dando una especie de rara seguridad. No tengo frío que es una de las cosas que me pueden debilitar,estoy absolutamente decidida a disfrutar de cada instante y he deseado tanto este momento que eso me hace sentirme fuerte por dentro y por fuera.



Todavía no me lo creo…Miro a hurtadillas a mis compañeros desde la proa, dónde en solitario, escribo. La popa del Mago del Sur tiene dos bancos elevados, uno a babor y otro a estribor de la gigantesca caña de acero.




Cuatro de ellos van sentados y el capitán a la caña tiene la mirada en un punto fijo. Otros dos van situados a ambos lados de la puerta que lleva un letrerito pintado:" Por favor, dejen la puerta libre". La mujer del capitán va en el salón, luego falta una persona: Cristina. Será casi imposible que estemos todos al mismo tiempo fuera en cubierta pero hoy el día está soleado, todos estamos ansiosos por mirar a nuestro alrededor y el mar está en calma. 10 personas conviviendo once días en un barco de 16 metros de eslora; diez desconocidos interactuando , soñando, viviendo, respirando, pegados unos a otros con sus costumbres, sus pulsos, sus manías, sus ilusiones y sus sueños, sus conocimientos, su carácter, su vida fuera de este entorno…
¿Todo un desafío? Y a eso, añadido, el mar, el medio unas veces amable y otras hostil, la naturaleza que explota de belleza a cada milla , el viento, el frío y lo que he intuido nada más desatracar en Ushuaia: Si existe la “química” , el capitán de este barco no será el transmisor idóneo de esa corriente del alma… Creo honestamente que nunca ha llevado el barco así, al completo, y que eso le tensiona y mucho. Me pregunto si conseguiremos el equilibrio suficiente para ser una tripulación de…pasajeros. ¿tripulación de pasajeros?
Suena rarísimo pero no puedo obviar que aquí somos todos pasajeros independientemente de los conocimientos que tengamos del medio y tengo la percepción de que el nos considera tripulantes de ningún nivel jajaja por el modo en el que se ha empezado a dirigir a nosotros y por el modo en el que nos trata. Viéndole a la caña, no tengo la más remota duda de que es un navegante expertísimo, curtido en los hielos antárticos y que su barco y él actúan en perfecta simbiosis pero lo que también es cierto es que la “química” la tiene con su barco y nosotros, abierta y claramente, le sobramos.
Vuelvo a la popa y pregunto por Cristina sabiendo que está descansando , pero se encuentra bien. Vuelvo a mirar a mis compañeros, absortos unos ante el paisaje, otros disparando fotos, dos más tertuliando y siento que todos ellos están aquí porque han perseguido un sueño. Eso me hace sonreír por dentro y el desafío de la relación que tendremos entre nosotros durante estos once días que empiezan hoy se me antoja más leve. Hay un lazo invisible entre nosotros , una complicidad que aún no se ha manifestado pero se intuye…Todo irá bien…



Me dejo acariciar por el poco viento, frío, y observo el horizonte. En unos días, aparecerá ante mis ojos el perfil de la Isla Maldita …Me envuelve una enorme sensación de soledad en un barco lleno de gente porque de algún modo siento que me faltan los míos, los que amo, todos los que llevo hoy en la mochila del corazón y que de un modo u otro han compartido y compartirán mi sueño. Aparecen los delfines...un buen presagio...






La llegada a Puerto Williams es bellísima.










Atracamos abarloados a un enorme velero clásico de madera que a su vez está abarloado al Micalvi, un viejo barco de carga, de acero, atrapado para siempre entre las rocas y que se mantiene parcialmente a flote. De él nace un pequeño puente de madera que es el acceso a la isla. Nos quedamos os a su babor ya que tiene su proa mirando al mar y a su estribor, cinco o seis veleros de distintas esloras se abarloan unos a otros. El Micalvi es algo así como un Club Náutico flotante con un pequeño bar con una chimenea ,plagado de gallardetes, banderas, fotos, firmas, de tantos y tantos navegantes que como hoy nosotros, han pasado por aquí. Hay una pequeña ducha y un baño en uno de los costados del barco que permanecen siempre abiertas y el “club”, no abre sus puertas hasta las 9 de la noche.





No podemos bajar a tierra hasta que se presenten en el barco los “Polins” como llaman aquí a la policía internacionalque son los que se encargarán de autorizarnos la entrada en el país: Chile.
Una vez pasados los trámites, cenamos y salto a tierra. Queremos llegar hasta la zona más habitada del lugar e iniciamos Loes y yo una marcha suave para desentumecer las piernas por la carreterita que nace al otro lado del puente cuando una viejísima furgoneta de color granate se nos acerca y para. Dos militares muy jóvenes nos invitan a subir y nos dicen que nos acercan al pueblito. Una patrullera abarloada a otra, idéntica, está fondeada a la entrada de la pequeña bahía y se divisa según vamos ascendiendo hacia la zona sembrada de pequeñas casitas de madera.
Son casi las diez de la noche pero el cielo está azul y la luz del crepúsculo lo invade todo.



Es desconcertante ver cómo transcurre un día que oscurece a las 12 de la noche y amanece a las 4 de la mañana. Veinte horas de luz que le dan a la jornada una longitud extraña.
Los militares nos llevan hasta un pequeño barrio de casas diseminadas dónde nos dicen que vive la última india Yamaná de la isla Navarino y nos señalan su casa. Inician de nuevo la ruta ascendiendo por la pequeña carretera , relatando que aquello son casas de los oficiales de la base naval, que aquello otro es la pequeña escuela, que lo de más al fondo es el cementerio.
Tras el paseíto en la furgoneta, se despiden de nosotras con un apretón de manos y deseándonos la mejor de las suertes, los dos chavales. Han sido unos guías inesperados pero encantadores .
De vuelta al Micalvi ya está abierto y lleno hasta los topes de los navegantes de los veleros abarloados. El bar es muy colorista. Está lleno de gallardetes, fotos, mapas, banderas, gorras garabateadas por sus dueños y el ambiente es distendido y amable. La chimenea caldea el ambiente y le da un tono de refugio de montaña, ahí, en mitad del mar.Nos hacen un huequito cerca del fuego y me siento junto a Michel, un navegante francés que patronea un barco con una tripulación de cinco estudiantes que se dirigen a la Antártida. A su lado, una pareja de americanos que vuelven de los hielos. El gallardete de la Taberna del Puerto luce espléndido desde el año pasado colocado por otro cofrade, Aldebarán, y lo firmamos todos. Encuentro un pequeño rincón libre , entrando en el bar a la izquierda y al lado de un mapa viejo, coloco un encargo que me han hecho y firmo y dejo una gorra con el nombre de mi barco, el Tortuga, dónde firman también mis compañeros. Queremos dejar huella de nuestro paso. Tal vez volvamos algún día, tal vez lleguen a este recóndito lugar algunos de los nuestros…





Al salir del Micalvi el viento ha aumentado de intensidad y entra a rachas fortísimas y heladas en el muelle. Me preguinto si será un anticipo de lo que nos espera mañana de camino a Puerto Toro. La temperatura, gélida y las rachas de viento hacen culebrillas de plata bajo la luna en la superficie líquida.
-Estoy lejos, muy lejos, pienso. Lejos de casa, lejos de todo y todos, en un lugar remoto a cinco días de navegación de la Antártida.
Al meterme en el saco, cálido y mullido, siento una especie de punzada en el estómago mientras el viento ruge fuera. Sonrío, a solas, pensando que lo que estoy escribiendo a la luz de la pequeña lamparita de la litera no es ni un cuaderno de bitácora, ni un relato de un viaje. Es, definitivamente, solo una proyección de emociones e instantes… Todo va bien… todo irá bien…

(Continuaré y termino en el siguiente.
Gracias a todos por dejarme compartirlo.)

[askarretxe]

me alegro mucho de que ya estés avante.
"avante moderado", geldiro geldiro, como tiene que ser.

un fuerte abrazo.

[Rik]

Alex, gracias por compartirlo. He saboreado todo, como si hubiese ido yo también.

Originalmente publicado por Edda

Gracias Alejandra por el relato, por esa descripción de Buenos Aires que me ha hecho emocionar y recordar. Mi ciudad natal, de la que apenas con un año me tuve que ir; pero que quiero y recuerdo con melancolía. Quizás una melancolía de algo que no viví o no pude vivir.
Qué me dará Buenos Aires que cada vez que voy no me deja ir...

Gracias

..."Volver, volver, veeeerrrrrr...". Ahora tienes una oportunidad estupenda para navegar el Mar del Plata. Y eso, cantar y contar con volver. Hipnotiza a tu patrón.

[addabaran]

Gracias Alejandra. Me haces navegar de nuevo por el Sur.

[Luisvi]

Muy bueno Alejandra, estoy viviendolo contigo este relato, muchas gracias por compartir tus vivencias.

Salud y a ver si nos vemos pronto, si es en la mar mejor

[Itaca]

Alex esta mañana al despertar me preguntaba si habias escrito más sobre esta preciosas experiencia, grácias por hacerme empezar bien el dia .

Tuve la enorme suerte de conocer a tus padres en el Salón de Barna, y ahora leyendote me imagino a tú abuelo, me imagino la nostalgía, los sentimientos revueltos que llevabas dentro cuando por fín estas ahí, en la Isla Maldita que tantas noches te hizo soñar, hasta que dejó de ser un sueño para convertirse en una realidad.

Sigue por favor, tomate tú tiempo, pero no dejes de compartir esta experiencia, gracías por ello y por estar ahí.

Un abrazon muy fuerte

[Freeblue]

De Puerto Williams a Puerto Toro -7 de Enero 2009






Zarpamos de Puerto Williams a las 11 de la mañana y el día aparece cubierto y gris. Las rachas de la noche anterior eran el presagio.




Un rizo en la mayor y trinqueta y a la hora de salir aparecen de nuevo los delfines que nos acompañan durante casi media hora. Azotada por el viento, helada, me sitúo en la proa para fotografiarles y como siempre que aparecen me maravilla verles evolucionar pegaditos al barco, jugando, cruzándose en cabriolas imposibles…
Al fondo, a nuestra popa, el paisaje bellísimo de la isla Navarino mientras puerto Williams se va quedando atrás.
Cuatro horas de navegación y estamos en Puerto Toro dónde de nuevo el paisaje , desbordando belleza nos da la bienvenida a un malecón recién estrenado de madera con unas pocas casitas al fondo. En la isla sólo viven un par de pescadores de centollas y los de la base naval chilena un poco más arriba en la loma que les permite tener una visión extraordinaria de todo el entorno.


Viejos barcos de hierro, abandonados a su suerte, yacen en una pequeña playa como testigos mudos de a saber qué batallas con el Azul y bordeamos el sendero que da al otro lado de la isla, donde encontramos los nidos de ametralladoras apuntando al horizonte y enormes colonias de mejillones, racimos de azabache caprichosos y tentadores…







Nos ha avisado que son mortales debido a la marea roja y me alegra que lo hayan hecho porque tienen un suculento aspecto en sus cochas brillantes al sol de la mañana y podrían haber sido un aperitivo perfecto pero….mortal.
Tras la cena, a base de centolla preparada en el barco, llega otro velero procedente de la Antártida. Precioso, de aluminio y de diseño, tanto él como sus ocupantes.
Salto al muelle de madera para echarles una mano con los cabos de atraque y¡¡¡ zas!!!, la libretita negra se desliza del mi bolsillo y termina en el agua mientras yo la contemplo esperando que desaparezca en un instante. Recuperarla , porque milagrosamente se queda a flote, es toda una filigrana ya que no llevamos un salabre a bordo y con el bichero no hay modo de izarla, pero la empujamos contra el muelle y haciendo palanca con el bichero, conseguimos subirla. La seco deprisa con la chaqueta y la abro ya que sus dos tapas cierran con una especie de imán…El interior está intacto, seco, y ni una letra se ha desdibujado a pesar del rato en las frías aguas. Como si fuera un ser vivo, me descubro calentando la libreta con las manos y me río.-En el fondo está viva, pienso, lleva mucho de mí en esas letras garabateadas unos días casi a oscuras y otros, rendida por el agotamiento y el sueño.
Ya queda menos y cada vez que pienso en ello, me sorprende ese aleteo en el estómago.
Mañana zarparemos hacia Caleta Martial y tendremos que cruzar primero la Bahía Nassau, conocida por la intensidad de sus vientos. Desde Caleta Martial, poco nos separará de la Isla Maldita luego si el tiempo acompaña, en un par de días, el Cabo de Hornos estará frente a nuestros ojos y nuestra proa.
La tos que tengo estos días no me deja dormir. En la zona donde duermo hay mucha humedad y la almohada casi siempre está mojada, luego creo que esta noche me voy a tumbar en el suelo de la zona del salón, caiga quién caiga, porque de lo contrario, volveré a pasar la noche tosiendo sin parar.
No importa….todo va bien, todo va a ir bien….

Puerto Toro-Caleta Martial -8 de Enero 2009

Ha sido un duro día hasta llegar a nuestro destino. La navegación por la Bahía Nassau ha sido, digamos, intensa, con vientos de 35 nudos, lloviendo y bajo un ambiente gélido. El capitán iba fuera, a la caña, y su expresión era seria. Nosotros salíamos a cubierta pero nos quedábamos agazapados y encogidos a los lados de la puerta. La escora ..."interesante" jajaja y los rociones, continuos mientras los delfines nos seguían los pasos saltando sobre las olas.



La Bahía ha mostrado parte de su fama y la llegada al fondeadero ha sido ya calmada aunque fuera de éste, el viento rugía con intensidad..
Sabemos que de aquí a la Isla Maldita no queda nada, pero lo que no sabemos es si podremos zarpar mañana ya que el tiempo es el que manda.
Cala Martial esta preciosa esta tarde, teñida de una luz azul-grisácea que le da al paisaje un aire irreal. Dos rocas con una pareja de leones marinos están a nuestra proa y según va cambiando la luz de la tarde, se diría que las rocas se transforman.





La proximidad del Cabo de Hornos se deja sentir en los compañeros y de algún modo todos deseamos que el tiempo no nos de la espalda y poder llegar allí mañana. A la vista del que hemos tenido cruzando la Bahía Nassau, sería imposible desembarcar en el Cabo de Hornos luego tal vez haya que quedarse a la espera…



Caleta Martial-Isla del Cabo de Hornos- 9 de Enero 2009

Hemos zarpado a las 6,30 de la mañana rumbo a nuestro destino esperado. La salida de la cala ha sido tranquila y el viento de ayer tarde y noche había desaparecido. Izada la mayor, nos hemos ido turnando a la caña dirigiéndonos hacia un estrecho que había que franquear. En ese turno de caña, me ha tocado a mí el estrecho y me concentraba en seguir las instrucciones del capitán que me hacía señales mudas con las manos desde la cabina. En ese instante, pendiente de él y sus gestos sabía que tras cruzar el pequeño paso y virando a babor, se mostraría a nuestra proa , por primera vez, la Isla Maldita por su norte…El aleteo del estómago era mayor según el Mago del Sur iba avanzando lentamente a motor… El mar, como un espejo, viento de no más de 5 nudos y una mañana calmada y tranquila…

Y…¡ahí estaba!...al fin….La Isla Maldita….




El Cabo de Hornos no se muestra con su habitual fiereza, es un león dormido al sol de esta mañana soleada y sin apenas viento. El capitán y su mujer afirman no haberlo visto nunca antes así y yo sonrío interiormente porque de alguna manera yo tampoco lo imaginé nunca así y porque sin saberlo, se ha roto el maleficio de los cuentos .a mis ojos , que lo contemplan extasiados…
Al doblar las peñas llamadas Las Catedrales, todavía estamos a motor. Una cierta decepción, no obstante vestida de buenos razonamientos como el que podremos desembarcar sin problemas, invade sobretodo a la tripulación masculina, pero a mí, el Cabo de Hornos dormido, envuelto en esa paz, me parece simplemente abrumador en su belleza.




Al pasar Catedrales izamos la mayor y sacamos una puntita de génova para terminar desenrollándolo entero y apagamos el motor. El Mago del Sur se desplaza lentamente acariciando la superficie líquida .
A las 10,30 de la mañana, en punto, cruzamos de un mar a otro, del Pacífico al Atlántico divisando un paisaje agresivo y feroz que muere en un mar de plata.
El pequeño faro, el edificio de la Marina y al fondo, el monumento del Albatros van apareciendo ante nuestros ojos. Todo se divisa desde el mar y de nuevo, a solas en la proa se me agolpan las emociones y vuelvo a pensar en todos los míos. Cuando me quiero dar cuenta, las lágrimas saladas recorren mi cara y a pesar de ello sonrío pensando:-¡eres boba! Mira que llegar hasta aquí para ponerte a llorar…



La Isla del Cabo de Hornos se extiende majestuosa y la rodeamos por el sur para buscar el pequeño fondeadero de donde nace una escalera de madera, muy vertical que supera el obstáculo del acantilado. Desembarcamos en una playita llenade Cachiyuyos, esas algas que los indios yamanás consideraban su pan, porque son comestibles y cuyas hojas inmensas tienen perfil de tulipán. Son amarillas cuando les da el sol con distintos tonos de ocre y se convierten en casi marrones cuando yacen entre las piedras.
Ascendemos por la escalera y una vez en el borde del acantilado, Hornos se divisa en toda su costa. A la izquierda, el montículo donde está enclavada la bandera, un pequeño faro sin uso y la casa del Farero. A la derecha, el sendero de tablones de madera que muere en el monumento : Un albatros perfilado sobre el acantilado…el Albatros…



Estoy en el Cabo de Hornos….
Por un instante, miro al cielo azul de la mañana; luego…al horizonte …y allá al fondo, o tal vez en el fondo de mi corazón, unos ojos azules me hacen un guiño...




“-Yo iré un día a ese sitio, abuelo, y además en un barco, y además volveré y no me pasará nada, y no me da miedo, y….le dije una tarde de verano.Era como conjurar un maleficio , una manera de negar el miedo, el escalofrío que aquellos relatos me hacían sentir.- Seguro que iré … Me miró con sus ojos cristalinos y me dijo: -Recuerda que el miedo no existe. Es sólo una emoción que nosotros mismos fabricamos. -No vivas nunca bajo el peso enorme del miedo”



(Muchísimas gracias a todos por haber llegado hasta aquí. No me quedan agradecimientos en el sistema para poder ponerlos en cada una de vuestras intervenciones).
Gracias, Taberna

Os dejo algo que he preparado por primera vez. No se me da demasiado bien esto de la informática pero lo he intentado. Voluntariosa que es una

[Canela]

Qué bonito, Alex. Es un placer que nos hayas dejado compartirlo contigo.

Y oye, para ser tu primer video, está más que bien, y lo mejor, la sensibilidad.

[Itaca]

, grácias Alex, que me has hecho emocionar como pocas veces.

Sólo puedo decir, hasta luego compañera de la vida, un abrazo fuerte

[urtzi]

Mi Reina Azul, gracias por cumplir tus promesas.
Gracias por este relato genial.
Por compartir tu tiempo conmigo-nosotr@s.
Por las travesias pasadas y las futuras.
Por ese corazon gigante.
Son tantas cosas que agradecer, que estaria mucho rato.
Este relato me lo guardo en favoritos y los recuerdos de la travesia contigo-vosotr@s en el corazon.

Salud y

Coño que ñoño me he puesto

[Pardela]

Originalmente publicado por Freeblue

En el fondo está viva, pienso, lleva mucho de mí en esas letras garabateadas unos días casi a oscuras y otros, rendida por el agotamiento y el sueño.
Ya queda menos y cada vez que pienso en ello, me sorprende ese aleteo en el estómago.
Mañana zarparemos hacia Caleta Martial y tendremos que cruzar primero la Bahía Nassau, conocida por la intensidad de sus vientos. Desde Caleta Martial, poco nos separará de la Isla Maldita luego si el tiempo acompaña, en un par de días, el Cabo de Hornos estará frente a nuestros ojos y nuestra proa.
La tos que tengo estos días no me deja dormir. En la zona donde duermo hay mucha humedad y la almohada casi siempre está mojada, luego creo que esta noche me voy a tumbar en el suelo de la zona del salón, caiga quién caiga, porque de lo contrario, volveré a pasar la noche tosiendo sin parar.
No importa….todo va bien, todo va a ir bien….

Qué intenso Alex, qué bueno compartir tus anhelos, sensaciones y recuerdos

La secuencia del final, la canción...

[Brisa]

Precioso relato, Alejandra.

Besos

[Xarpa]

Realmente fabuloso. Gracias.

Una abrazo

[Pin y Pon]

Solo podemos decir

Gracias a ese abuelo y ese entorno que te forjo y hoy nos hace disfrutar de esta

"Princesa Pirata"


Te queremos ¿Lo sabes?

[Crimilda]

Tú ya sabes que soy tu admiradora. Con mucha razón.

Un beso.

[Butxeta]

Muchas gracias Alejandra.

Tus ganas ayudan a que esto siga girando.

Un besote.

[gracy]

Vamos, Alex...tiene que haber màs.....

[Epops]

“-Yo iré un día a ese sitio, abuelo, y además en un barco, y además volveré y no me pasará nada, y no me da miedo, y….le dije una tarde de verano.Era como conjurar un maleficio , una manera de negar el miedo, el escalofrío que aquellos relatos me hacían sentir.- Seguro que iré … Me miró con sus ojos cristalinos y me dijo: -Recuerda que el miedo no existe. Es sólo una emoción que nosotros mismos fabricamos. -No vivas nunca bajo el peso enorme del miedo”

Te aseguro, Alex, que se me ha puesto la carne de gallina.

Gracias. De verdad.

[CRUSOE]

Gracias Alex,

Mil gracias por compartir tu aventura, tus sentimientos, tus emociones, y hacerlos nuestros.... gracias.

Un muy fuerte abrazo para ti y para Loes.

Ton
CRUSOE

[Freeblue]

Gracias a todos vosotros, de corazón.

Un abrazo de los grandes

Alejandra.