El RIPA no lo dice expresamente, pero es claro que lo piensa, "el que maniobra pudiendo mantener rumbo conforme a estas reglas, por evitar un abordaje, es siempre el mejor marino; su caída a estribor es una educada forma de manifestar su desprecio por el inepto que causo el riesgo salvado."
La auténtica navegación deportiva es un ejercicio aristocrático, aunque la embarcación en la que se efectúe sea la que cueste menos del mercado (valer, siempre valdrá según la mano que la guie). Los que ignoran esto, demuestran su incapacidad para ser damas o caballeros en cualquier otro ámbito, son chusma sin posibilidad de erradicar de sí el pelo de la estepa. La verdadera humildad, compatible con el carácter aristocrático de la actividad, lleva al deseo de aprender para mejorar la consecución del objetivo último de la misma: disfrutar y hacer disfrutar de la mar, lo que algunos consideramos un noble servicio.
¡Desprécialos como se merecen! Demuéstrales que tú sí eres un marino, algo que no podrán comprar con todo el oro del mundo, si es que no son algo más que pobres nuevos ricos ufanos, creyendo que los medios materiales les otorgarán automáticamente la dignidad que saben carecer. Que tu elegante maniobra y tu sereno semblante opere como un espejo, de tal suerte que si los dioses no los han cegado ya, puedan ver cuánto les queda por aprender. Si no, al menos tú seguirás siendo la dama o el caballero que todos, incluso ellos, necesitamos que sigan en la mar. Y tendrás el noble sentimiento del deber cumplido. Habrás salvado un disgusto enorme, con posibles daños para embarcaciones y sus tripulaciones. No te preocupes por su castigo, la mar es dura con todos y especialmente cruel con los ineptos: desengaña a los menos tontos, hunde al resto.