DESCATALOGAN libros interesantes de NAUTICA.

[mario147]

¡Que bien expresado, contrabandeiro! Yo tuve una suerte parecida con mi tio, ávido lector de todo tipo de libros de expediciones, naúticas o no. No tuve la suerte de tener barco hasta mucho más adelante, pero la semilla viene de alli (y de los eternos veranos gallegos) y de la colección entera de Sandokán que me leí con 13 años, de un tirón (y eran treinta y tantos libros).

Un libro que guardo como un tesoro es el primero que lei sobre expediciones, 'Los Intrépidos - Aventura y triunfo de los grandes exploradores' se titula y abarca desde los vikingos al Apolo XI. Si teneis hij@s no se me ocurre mejor regalo, aunque imagino que también estará descatalogado. Mi edición es de 1978

[contrabandeiro]

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Un libro que guardo como un tesoro es el primero que lei sobre expediciones, 'Los Intrépidos - Aventura y triunfo de los grandes exploradores' se titula y abarca desde los vikingos al Apolo XI. Si teneis hij@s no se me ocurre mejor regalo, aunque imagino que también estará descatalogado. Mi edición es de 1978 [/quote]

Jeje, también lo teníamos en casa (oye no serás mi hermano, y estamos hablando de proa a popa, como el chiste de la niebla...)

Yo ya no tengo tesoros... en los últimos 7 años he vivido en 7 casas de 5 sitios diferentes... mudanzas y más mudanzas me han hecho desprenderme de todo, no tengo cosas que valore más que por la utilidad que puedan darme. Si tuviese que darme el piro, con una maletita arreglo y mi almiranta es todavía más asceta (en el fondo, nos preparamos para retirarnos a un barco )

Pero claro que tengo montones de sensaciones y recuerdos, que siempre van conmigo; por lo que respecta a los libros, dos son los grandes placeres que me dan: leerlos y regalarlos a quien creo que puedan hacerle el mismo "efecto" que a mi...

Y para el final otro libro: "El Tercer Horizonte" de Joaquin Saludes; por su culpa me pasé media infancia y juventud bajo el agua... Como digas que también lo tienes, me voy a empezar a preocupar...

Un saludo

[mario147]

No, no lo tengo... pero ahora mismo me pongo a buscarlo

Yo también ando de mudanza en mudanza, cosas de la almiranta, con mis pobres libros durmiendo en cajas en trasteros prestados. Aún me resisto a deshacerme de ellos, quiza no haya encontrado a quien pasárselos.

Un abrazo

[Rayo verde]

Isla de Malta y Rom tienen razón, la mayoría de libros que se sacan del catálogo es porque el editor cree que perdería dinero si hiciera una reedición.

Felicidades Bohemia por haber conseguido FELICIDAD EN LA MAR, seguro que no te defraudará.

Conocí a France Guillain en el puerto de Barcelona, cuando pasó camino del Atlántico, junto a su marido Christian y su primera hija Laurence de un año de edad. Sería por allá 1970 y desde luego nunca voy a olvidarme de ellos.

Al cabo de unos días de su partida de Barcelona nos llamaron diciendo que habían embarrancado en el Delta del Ebro. Ellos estaban bien de momento, pero casi no tenían dinero porque lo habían gastado todo en la construcción y preparación de su barco, un "Joshua" gemelo al de Moitessier de 12 m de eslora en acero.

Pronto mi familia se movilizó para ver en que podíamos ayudarles. En esa época yo era estudiante, así que mi hermano Ricardo y yo tuvimos que esperar a que llegara el viernes para coger el Seat 850 de mi padre y marcharnos hacia el Delta. El panorama que encontramos allí no era muy esperanzador, pero nos sorprendió la solidaridad de los pescadores del río y de los habitantes del pueblo de La Cava, prácticamente los habían adoptado.

Cuando llegamos ya hacía tres o cuatro días que habían embarrancado. El barco estaba casi en seco a 7 o 10 metros de playa de la Isla de Buda, pero estaba entero gracias a la solidez de su construcción. La tripulación estaba alojada en una solitaria cabaña de pescadores situada en tierra firme a unas dos o tres millas del barco, y cada día un pescador les llevaba en su barca hasta la isla. Mas tarde, cuando vieron que la cosa iba para largo, los trasladaron a la pensión del pueblo, y allí estuvieron cerca de un par de meses sin que les cobraran nada.

Y cada final de semana con mis hermanos y algunos amigos nos íbamos allí para tratar de ayudar. Pero no era fácil mover un barco de acero de un montón de toneladas. Intentamos lo siguiente:

-Conseguimos la promesa de una compañía de remolcadores de que vendrían si podíamos colocar una estacha de 500 metros de largo desde el barco hacia el mar. Conseguimos preparar el cabo gracias a una Zodiac con un motor de 9 CV que nos prestó la casa Motormaso (hace 39 años no era fácil encontrar un neumática por la costa en invierno), pero a última hora el remolcador se negó a venir.

-Ya teníamos colocado el cabo de remolque, así que Pantorrilla, el pescador de La Cava que nos ayudaba, telefoneó a sus colegas de la Ametlla y vinieron dos arrastreros, también sin cobrar un duro. Pero el barco tenía la quilla muy clavada en la arena y no hubo forma de moverlo.

-Viendo que hacia el mar el barco no salía, pensamos en la posibilidad de llevarlo hacia el río. Pantorrilla fondeó con su barca un ancla enorme en mitad del río, el ancla llevaba una polea, de forma que amarramos un cabo al barco embarrancado que después pasaba por la polea y volvía a tierra, desde donde tenían que tirar dos tractores de la Isla de Buda. Pero antes de intentarlo con los tractores decidimos vaciar del barco lo único que quedaba, el lastre. Estaba compuesto por tuercas, arandelas y pequeños trozos de hierro mezclados con aceite, que llenaban toda la parte interior de la quilla. Fue un trabajo de chinos que nos llevó un par de días. Con los tractores el barco se movió, pero pronto empezó a garrear el ancla.

- Por fin un día pudimos poner el barco a flote sin mas ayuda que la de nuestras manos... Bueno, exagero un poco, mas bien fue el mar quien nos ayudó.
Llegamos por la mañana un grupo de 7 u 8 personas, íbamos algo desmoralizados después del fracaso de los tractores, aunque estos habían prometido volver cuando hubiéramos asegurado mejor el ancla. Soplaba un levante de narices, así que habíamos comentado que habría sido imposible salir a mar abierto, suerte que no teníamos que salir del río. Al acercarnos al barco alguien empezó a gritar, ¡se mueve! !se mueve!. Era cierto, el "Pygmalión" se balanceaba medio flotando sobre las olas. Como aun teníamos colocado el aparejo para tirar de él hacia el río, eso es lo que hicimos.

France y Christian embarrancaron una noche con temporal de levante porque no llevaban cartas actualizadas y no sabían que se había trasladado el faro de la desembocadura. Tuvo que ser otro temporal de levante el que hiciera subir el nivel del mar y nos permitiera llevarlo hasta el río.
Christian se echaba en cara no haber estado en cubierta cuando ocurrió el accidente ¿habría podido evitarlo? seguramente no.

Para mi, a los 19 - 20 años, aquello fue toda una aventura. Aprendí muchas cosas de esa experiencia, tanto de France y Christian como de todos los que les ayudaron e hicieron posible que volvieran a navegar.

Perdonarme por contar esta batallita, pero es que el interés de Bohemia por FELICIDAD EN LA MAR me ha hecho recordar viejos tiempos.


Unas por todos los que amamos al mar y por los navegantes solidarios, recordar aquello de "hoy por ti, mañana por mi"

[Bohemia]

RAYO VERDE: VAYA, vaya... pedazo de intervención.....!!!! muchas gracias por haberlo contado.
Tiene que ser muy emocionante para tí, haberles conocido.


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[Rayo verde]

Pues si Bohemia, durante las navidades estuvieron dos o tres días en casa con nosotros, y después nos hemos visto algunas veces, cuando ellos pasaban por Barcelona.
Recuerdo la fuerza de voluntad y el extraordinario carácter de France, así como la tenacidad de Christián. De no ser así el barco continuaría en la playa de la Isla de Buda y tendrían un apartamento junto al mar para pasar las vacaciones .
Si tienes niños pequeños te gustará conocer las teorías de France para su educación abordo. Algunas de sus ideas son muy interesantes, aunque no las comparta al 100 por 100.
Ya nos dirás que te ha parecido el libro.