De nuevo en el infierno … (y yo que hoy tenia que estar en Madeira …)
Tengo que reconocerlo: los compromisos laborales me han desembarcado del Delburi Drim, que esta ves se llamo MELILLA DEPORTE, y si no me pongo muy MUY colorado me hubieran impedido embarcar.
Les voy ha hablar del barco.
Sus armadores se lo han currado muchísimo.
El palo esta muy bien trimado. Un buen armario. Buenas velas … y justas de medida …
Los bajos muy limpios y lisos.
Las maderas tratadas y en muy buen estado de conservación.
Mas de seis mil kilos de robustez
Y el tiesto con la maceta …
La tripu éramos de lo mas variopinta.
El jefe (Tabernero), que es de pocas palabras, si no se ha calentado el “pico” se conoce cada milímetro de su barco y se entiende con el a las mil maravillas. Es mas: la mayor le habla …
Manolo (Don Manué): en el acaban todas las escotas y las drizas. Lo mismo sube un spy en un plis plas, que trima con la mayor de las sutilezas. Es alegre, bonachón, fuerte y alguien con quien me iría al fin del mundo … Y si puede se baña en el Atlántico, luciendo sus slip rojos …
Alejandro (el Repperrrito), aporto la juventud (divino tesoro) al grupo. Se mostró polivalente y efectivo, tanto en la rueda, la proa o en el piano. Disfrute de su compañía en las guardias nocturnas, y aunque también es de pocas palabras … solo dijo las precisas y necesarias. Trataré de meterle el gusanito de los Minis …
Miguel (Al Tanllaui), es la alegría de vivir. Un genio de las relaciones publicas y un experimentado cocinero. Es suyo el merito de que la compra de comida para la regata, para seis días y cinco personas (alcoholes incluidos) no superara los 130 €. De él también es el merito de que después de cinco días de navegación luciéramos unos cuerpos mas esbeltos y finos que a la salida de la regata …
Y yo (Ventarrón) que abrí muy bien los ojos, para quedarme con todo lo que allí pasaba …
El grupo funciono muy bien. No hubo ninguna bronca, ni chillidos. Hubo mucho respeto y muchas risa … que nos salían fáciles y tontas …
De la regata mejor que les cuente El Jefe cuando vuelva, que se la acuerda milla a milla …
Para mi, que mis objetivos eran los de salir a navegar por el Atlántico, como tripulante, en un barco mas grande que el mío y a disfrutar … el resultado de la regata supero todas mis expectativas.
Por empezar, nuestro barco era el que tenia el rating mas bajo de toda la flota, un verdadero crucero en toda la regla, y con sus kilos.
La flota, de 22 barcos, era muy variada, pero de mucha calidad.
Llegar los 12 en tiempo real (con casi media flota por detrás) ese fue el verdadero triunfo.
Que una vez aplicados los rating y las penalizaciones quedáramos cuartos de nuestro grupo y sextos en la general fue otra alegría.
Nos esforzamos por hacer andar el barco lo mas rápido posible, en cada momento y en cada situación de viento, y lo mas próximo al rumbo directo.
Enredamos el spy en el stay, y tuvimos que navegar mas de ocho horas solo con la mayor, hasta que bajo el viento y pudimos solucionarlo.
Nos chupamos una encalmada cada mañana (y la primera noche), por suerte con ventolinas y a un descuartelar y/o al través, el barco navega a la velocidad del viento.
Solo rompimos dos grilletes, y hubo que cortar una escota del spy.
No usamos ropa de agua. Y muy poca de abrigo.
Cuando llegamos a la meta, sonó la bocina en el espigón, volaron cuatro cohetes y un grupo de gente nos esperaba en el pantalán, para arrojarnos flores y darnos dos botellas de cava.
Los medidores subieron a bordo y comprobaron todo. Antes nos habían quitado el precinto al motor.
Nos esperaban con una mesa puesta de comida que supo a gloria (sobre todo a mi, y repetí de todo)
De allí a un cóctel, a un bar, a la verbena de la plaza, a un botellón en el pantalón, a dormir cuatro horas, de excursión por la isla, a una comida en una cima, a callejear por San Sebastián, a una sardinaza en el puerto, a bailar a la plaza, a dormir cuatro horas, a desayunar entre árboles centenarios jugos de manga y café con tostadas de jamón y queso, la entrega de premios (mas de uno soltó una lagrimita) y la comida final del sábado al medio día.
Mientras ocurra todo esto, las tripulaciones se conocen, se hermanan, disfrutan y se citan para el próximo año.
Ya tengo el virus en el cuerpo …
No tengo fotos, pero el resto de la tripu si. Y Natacha hasta ha hecho un video.
Me lo he pasado en grande, Iré en el Delburi Drim siempre que me inviten …
Pero lo mejor … han sido esos cielos estrellados.
Salud
