Desgraciadamente no puedo contar la travesía del Alcedo hasta las costas griegas, ni su año sabático por el Caribe y menos aún su estancia en la Polinesía francesa, así que hay que conformarse con las pequeñas o grandes cosas que nos va dando la vida. Este fin de semana ha sido pródigo en donaciones vitales

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Como algunos sabéis, tengo el barco en Cartagena desde la regata de la CAM a la espera de la Juán Fernández. Esto me está permitiendo navegar en la impresionante costa de Cartagena, lo cual no es poco, pero además ha permitido a mis enanos ver por primera vez un delfín (mular para más señas) jugando con el barco. El sábado se pudo ver a los cuatro tripus del Alcedo como locos, saltando de alegría, chillando y disfrutando de tan agradable compañía. También nos partimos de la risa cuando el delfín salía a superficie y nos calaba con su expiración.
Por fín el domingo, tras la experiencia del dia anterior, no me costó nada embarcar a Martín y al resto de la familia, menos reacios al embarque habitualmente, y salir a disfrutar de tan espectacular costa. Estreno de la auxilar, desembarcos en calas solitarias bajo la lluvia, spaguetis a bordo y como remate por la tarde un pez espada tamaño "XL" nos deleitó con unos diez saltos con tirabuzón.
Disfrutamos Cristina y yo como enanos y mis enanos como adultos, y...lo tenía que compartir.
PD: Eso sí, el Alcedo sigue sin decir ni mú.
PD2: En cuanto me arreglen el intesné en casa pondré alguna foto.