En serio, un compañero de pantalán, en Sitges, me habló de ella. Y entré.
Entré, pero no supe invitar a cervecitas, ron y todas esas cosas, y recibí una bronca de bigotes, y me corté. Me retiré, no supe responder. No estaba en mi mejor momento. Pero fui leyendo, y mirando.
Meses después cambié el nick, y volví a escribir, antes de nada invitando y todas esas cosas.
La respuesta fue inmediata. Surgió una comida con tres cofrades más, y me sentí acogido.
Continué por amor. Me sentí que "pertenecía", amar y ser amado. Y me sentí bien.
Al mes siguiente, procesión de El CArmen, y cenita. Bien.
Poco después, marché de crucero en solitario "El Crucero de Rik". Y conocí puertos, taberneros, y cofrades. Bien. Muy bien.
Y agradecido. Y es de bien nacido ser agradecido. Y lo reconozco. Me sentí bien, muy bien.
Ahora siento que tengo amigos. Personas en quien poder confiar, que me ayudan. Que me hacen crecer en sentimientos y en el arte de navegar. Que me ayudan a saber vivir. Que me regalan sus experiencias. Sus ilusiones, y frustraciones. Los que se ilusionan y los que desesperan. Los que entran, y los que, desgraciadamente, marchan. Desgraciadamente para ellos y para nosotros.
Gracias. Gracias, Atlántida, por abrir las almas de los sentimientos.
