[Fareraa]

Originalmente publicado por 33´

Una peuqeña aportación a este magnífico hilo.

(Espero sepa subir la imágen)

muchisimas gracias por esta aportación, que aprovecho para poner algo de información sobre los buques faro que he encontrado revolviendo por ahi
Los faros que querían ser barcos (I)

Categoria: Historias de barcos — Navegante

. Un barco, normalmente diseñado para surcar mares y océanos, pertrechado para conocer puertos y gentes dispares, en alguna ocasiones se construye concebido para permanecer varado, anclado, sujeto firmemente al fondo, mientras es sacudido por el viento, las olas y las corrientes, carente de cualquier tipo de propulsión.
Pero, ¿qué es un barco-faro?
Una respuesta simple podría ser: una embarcación marítima diseñada para funcionar como un “faro terrestre.” Los faros fueron creados para advertir a marinos de peligros a lo largo de las costas, los “buques faros” eran los centinelas colocados en los bajíos o arenales alejados de la costa.
En grandes mares cerrados, sobre bancos de arena o en aquellos rincones de la costa donde no es posible levantar un faro por la elevada profundidad de las aguas se fondea un barco de casco robusto, provisto de una torre con linterna en la cúpula, más alta que una boya para que sus señales sean más visibles. Es el barco-faro, orientado por medio de gruesas cadenas que se unen a enormes anclas o “muertos”.



Algunos buques faros son móviles, por ejemplo los buques faros que relevan temporalmente a los barcos que normalmente realizan esa función, cuando éstos acuden a puerto para su mantenimiento, y aquellos que funcionan en aguas árticas durante los meses sin hielo del verano, como el “Finngrundet”.



Con el fin de ser rápidamente identificables, normalmente sus cascos son de color rojo brillante con el nombre del barco en letras mayúsculas blancas. Excepcionalmente nos podemos encontrar con barcos-faro de color negro, como el "Huron", destinado a la boya negra en la entrada del lago del mismo nombre.



De color claro, como el “Brenton Reef”, o incluso amarillo, como el ubicado en Cohasset durante algunos años, para hacerlo más distinguible del mar azul y verde y de las colinas verdes situadas detrás de él.
Su luz funciona de noche, desde una hora antes de la puesta del sol hasta una hora después de la salida del sol, y en los días de niebla. Los primeros barcos-faro venían también equipados con señales de día rojas (y en algún caso blancas) en lo alto de los mástiles, y eran lo primero que se divisaba desde una nave que se acercaba.
En cuanto a su anclaje, los primeros tipos de anclas utilizados no resultaron muy satisfactorios, puesto que un buque-faro tiene que seguir siendo inmóvil en los mares muy agitados y esas anclas eran propensas a la fricción, con el consiguiente riesgo de rotura.
Desde principios del siglo XIX, los buques-faro han utilizado las “anclas de seta”, que reciben este nombre por su forma, y que pesaban típicamente entre 3 y 4 toneladas.



Este tipo de ancla es muy efectiva cuando nos encontramos con fondos muy arenosos en los que se hunde la cabeza. Un contrapeso en el otro extremo de la caña posibilita ponerla horizontal antes de que se entierre.
Fueron inventadas por Robert Stevenson y el primer buque-faro equipado con una de ellas fue un barco de pesca de 82 toneladas, proyectado mientras se construía el faro, renombrado como “Pharos” (en honor del mítico Faro de Alejandría), que se incorporó al servicio el 15 de septiembre 1807 cerca de la roca de Bell (Escocia) con una linterna de cobre grande para cada uno de sus tres mástiles y que contaba con un ancla de 1´5 toneladas. La eficacia de este tipo de anclas mejoró drásticamente en los años 20 del siglo XIX, cuando fueron introducidas las cadenas de hierro fundido que, además, seguían la regla de utilizar 6 pies de cadena por cada pie de profundidad del agua.
Al igual que los faros, tal como los conocemos hoy, tienen sus antepasados en las grandes hogueras colocadas en lugares estratégicos de la costa que servían de guía a los navegantes, los buques-faro tienen sus orígenes en los fuegos encendidos en las antiguas galeras romanas para ayudar al acceso a sus puertos y, a la vez, disuadir a los piratas.
Las galeras romanas que servían de guardacostas llevaban en el calcés unas cestas en las cuales a veces se prendía fuego, sirviendo como luz de señal. Tripuladas por hombres armados, tales barcos patrullaron las costas romanas para dirigir y proteger a otras embarcaciones entrantes y, a la vez, para disuadir a la piratería al señalar que un buque de guerra estaba cerca. Pero, puesto que los marineros romanos eran muy prudentes e intentaban evitar viajes de noche siempre que fuera posible, los primeros buques-faro nunca lograron la importancia que alcanzarían sus sucesores.
Por el siglo XVIII, sin embargo, el comercio marítimo se había extendido de tal forma, que los barcos se encontraban por todo el globo. En 1731, el inglés Robert Hamblin, obtuvo el permiso del rey George II para equipar el que se convertiría en el primer buque-faro moderno, el “Nore”, y fijar su posición un año más tarde en la costa arenosa de Nore, en el estuario del Thames.



Asemejándose a un pequeño barco de pesca, el Nore llevaba dos linternas situadas a 3´7 mts. de la cubierta y que utilizaban como combustible aceite.



Barcos similares pronto se incorporaron al servicio de las costas de la mayoría de naciones. Su desarrollo en los Estados Unidos fue posterior al de Inglaterra y el resto de Europa. En cuanto a España, a mitad del siglo XX, se hacía eco de su utilización a la entrada del puerto de Liverpool, como recoge una antigua revista española de obras públicas, en su número de diciembre de 1948, bajo el epígrafe “Aplicaciones del radar a la navegación comercial”.