Ayer escuché por la radio una noticia espeluznante: la tripulación del pesquero español Tiburón III encontró, cerca de las islas de Cabo Verde, a un cayuco a la deriva y semihundido, con 7 cadáveres a bordo y un solo superviviente casi en las últimas. Al parecer estaban a la deriva desde hacía más de 20 días, y en principio iban más de 50 personas, que fueron arrojando al mar conforme iban muriendo de sed y hambre, uno a uno...hasta que ya no tuvieron fuerzas ni para deshacerse de los cuerpos.
Escuché en directo al patrón del pesquero y se me puso la carne de gallina. A pesar de ser gente de mar, curtida (patrón de pesca de altura) el hombre estaba hecho polvo, se le quebraba la voz y balbuceaba que nunca había visto nada parecido, que él y su tripulación eran humanos, que eran humanos...apenas acertaba a decir nada más.
Sobraban las palabras.
Muchos ánimos y el mejor agradecimiento para la tripu del Tiburón III

(algunos incluso hubieran "pasado" para no tener problemas ni dejar el trabajo -carga o pesca-).
Y que descansen en paz, de una vez por todas, los centenares o miles de personas que están perdiendo su vida en el mar que separa las costas de Africa de las de Canarias y de Europa...