He (hemos) comprobado últimamente, que la vida tiene fecha de caducidad. Es triste...pero es. Eso viene en el contrato cuando nos nacen...
Últimamente me he acostumbrado (a la fuerza ahorcan...) a hacer un brindis, cuando navego, por los amigos que se han ido marchando. Porque creo que esos momentos especiales de la navegada son para ser dedicados a quien, como nosotros, disfrutan de ellos. Para algunos será ganarle unos grados al viento, para otros, disfrutar cerveza (o Mirinda

) en mano, o mirar la costa desde el fondeo, etc...
El sábado, voviendo de una navegada muuuuuuuuuuuuuy maja con mi heredera, el atardecer se puso de gala y nos hicimos una foto. Me acordé de los ausentes, y pensé en que cuando "me toque" ausentarme a mí, mi hija recordará momentos como éstos como algo especial.
No soy muy dado a estas cosas, pero sí que me apetecía compartirlo con vosotros. Hala, ahí queda el momento feliz. No hace falta que contestéis; sencillamente es algo que me apetecía deciros, que para eso estoy en mi casa.
Embat
