I Campeonato Vizcaya Open 5.70 - Graham Dalton Participó En él

[570s]

I CAMPEONATO VIZCAYA OPEN 5.70 - GRAHAM DALTON PARTICIPÓ EN ÉL

Se ha hecho, eso es lo importante. Y no estaba nada claro que lo consiguiéramos.

Y ya tenemos al Bogotik, con Epi de vuelta al agua después de la lesión, y la tripulación combinada que lo suyo le costó llevar, como primeros Campeones de Bizkaia de 5.70.

Aunque hay que reconocer que, si no hubiera caído el viento, que suspendió la regata del Domingo, Alain, que iba muy destacado a la caña del barco más antiguo y con las velas más viejas de la flota, se hubiera impuesto sin remedio. Recibió al menos su trofeo de segundo premio.

No son pocos los que han trabajado y sufrido para que esto sea posible.
El barco va siendo cada vez más conocido en estas aguas. Y la gente ve que nos movemos.

Hay que agradecer, tanto a cada uno de los participantes, que bien sé que se lo han tenido que currar, uno a uno, para estar aquí, como a los organizadores que nos han acogido. Desde los dos Eduardos, y sus respectivos Club Marítimo (organizador de la regata, que nos incluyó, ya casi sin tiempo, como Clase propia) y Getxo Kaia (que nos acogió de gratis en su casa), como a la Federación Vasca y Vizcaina, que asumieron el reto.

Entre el poco tiempo de que disponíamos, compromisos ya adquiridos -deportivos o familiares-, accidentes, enfermedades de padres o hijos, algún que otro abandono pirata, y el irresistible encanto de una invitación a primera fila de Copa América, que dejó en Valencia a los dos 5.70 que iban a venir desde Denia, hemos estado justo en el límite: 6 barcos inscritos (de 12 previstos) que le dan el mínimo para ser oficialmente aceptado como I Campeonato de Vizcaya de Open 5.70. Un paso más en la implantación de la Clase.

Agradecimiento especial se merece GRAHAM DALTON, que quiso regatear con nosotros el domingo, para apoyar al Open 5.70.

Es muy de agradecer porque, cómo es lógico, está harto de navegar, y tomándose un merecido descanso mientras termina de reparar el barco, tan lejos como es posible estar lejos de casa, New Zealand.

Y lo último que le apetecía era montarse otra vez en un barquito. Pero lo hizo, a pesar de las complicaciones del día y la total falta de ganas, para apoyarnos. Le gusta el barco, como el suyo pero más pequeño y extremo, y le gusta la gente con pelotas.

Ha llegado hace unos días de su "heroica" Vuelta al mundo, que terminó, en homenaje a su hijo recientemente muerto, sin seguimiento de la organización y ya fuera de regata, por el retraso acumulado con las muchas averías, navegando casi como Colón desde América hasta aquí, y con un timón roto en la útima parte.

Estuvimos comentando el asunto unos días antes, junto a su barco. Fui a felicitarle. Me vio con mi collarín ortopédico y le comenté que me había dejado la espalda aguantando la caña, casi en popa cerrada, con rasca creciente y olas fuertes. Ya sabéis cómo tira la caña cuando haces eso. Y yo estoy viejo...

Mi casi inexistente inglés me obligó a ser conciso: - Felicidades. Con dos cojones. - Sí, me han crecido los cojones en este viaje, me respondió.

Después, en el bar -ellos café y yo cerveza y tortilla- seguimos chapurreando, con la ayuda de su amigo Fernando. -Yo también he terminado una regata de altura sin timón (ninguno de los dos del minitransat, en la A Dos). Algo sé de lo que significa acabar así. Y no 10 o 15 millas, sino buena parte del Atlántico, y después de una Vuelta al mundo. - Nos miramos, nos entendimos mejor que con palabras, nos aporreamos los hombros, y nos despedimos.
Fue mi último día en pie. Ahora es hernia discal y me tiene inmóvil en la cama. Somos burros algunos.

Que Graham no tenía ninguna gana de navegar ya me lo comentó en el bar. Pero el viernes le daban un merecido premio en la Asociación de Capitanes de Yate, en la que estaban muchos de mis amigos. Ente otros Ignacio, Gonzalo, Isaac, mi hermano Alex, etc. Y hacía de anfitriona y traductora otra amiga, Isabel, La Kapitana. Les comenté que sabía que estaba harto de navegar, pero que, si se animaba, sería importante para el futuro del Open.

Se lo comentaron y dijo que sí, que "encantado". -Cuando oí por teléfono esa palabra -"encantado"-, sabiendo lo que me había dicho, pensé: - ¡No sólo tiene cojones, también es bueno! Un buen tipo.

Y quedaron directamente en el pantalán, a las 11, junto a su Open 60, donde estaban amarrados los Open 5.70. Y allí estaba, en regata con nosotros, sin ganas, sólo para apoyarnos, "encantado".

Por eso digo que le estoy especialmente agradecido, y que me siento en deuda con él. También porque la vida es complicada, y las cosas que iban a ser sencillas -montarse y regatear- se complicaron, y aguantó con el mismo temple que le ha llevado a terminar una Vuelta al mundo a pesar de todos los pesares, en homenaje al hijo muerto.

Graham:

De Open 570 con honor y respeto,
..a Open 60 -con honor y cojones.
..Gracias.
..Estoy en deuda.