La Vida a Bordo (en la Edad Media)

[pim]

Siguiendo lo pasos del hilo Tipos de barcos en la Edad Media continúo con la segunda parte de este capítulo del libro
MARINA CATALANA MEDIEVAL, de I. Bó i Sigla
Publicado en 1922 por Editorial Catalana, en su colección Enciclopèdia Catalana.

La vida a bordo

La organización de los barcos mercantes catalanes en la Edad Media tenía dos secciones: los remeros, a las ordenes del comitre o capitán de chusma; y aquellos a los que podríamos cualificar como la oficialidad. En medio había marineros con consideración hacia sus funciones. La oficialidad estaba compuesta por el patrón, uno o mas pilotos y el escriba de a bordo que gozaba de grandes preeminencias.

Entre la tripulación se encontraban los notxers hombres prácticos y de conocimientos náuticos, entre los que se elegian a los contramaestres y timoneles. El cargo más importante era para el notxer major, verdadero oficial que suplia al patrón y podía hacer, accidentalmente, de piloto. Los demás marineros eran panesos y se encontraban en la popa del barco, uno o mas carpinteros y calafates y los sirvientes y criados, entre los cuales estaban los muchachos o grumetes.

Cuando un barco de comercio pasaba a ser armado, subía de graduación, aumentando en número de tripulantes, habiendo algunas veces un almirante o capitán en lugar del patrón, hombres de proa y gonfaloneros, encargados de banderas y señales, y conservando sus altas funciones, el escriba del barco.

Era curiosa la organización de un barco corsario, mezclandose los cargos de paz y de guerra. Además de los nombrados, la tripulación tenía distintas especializaciones, los esveïdors (liquidadores), repartidores de los botines conseguidos; los aferradors (agarradores) que aferraban las naves en los ataques, en el momento del abordaje; los escorcolladors (registradores) que registraban los navíos contrarios y efectuaban inventario de la presa; los nois (grumetes) , con su rey o jefe encargado de ellos; los cònsols (consules), una espécie de jueces encargados de la policía a bordo, y los clavaris (tesoreros) interventores de las presas realizadas y cajeros depositarios de lo que se recogia. A cargo del notxer major, en funciones de contramaestre o capitán de velas, estaba todo lo referente a ellas. Era obligatorio en los navios de guerra o corsos la asisténcia de un sacerdote, de un médico y de un barbero.

Se establecía para un personal de cien marineros estas proporciones: 16 notxers, 24 panesos y los demás proeles.

He buscado, tanto en catalán com en castellano, el significado de notxers y panesos y no lo he encontrado.

[pim]

A los soldados embarcados se les llamaba homes d'armes (hombres de armas) y ballesters (ballesteros) y algunos de ellos tenían a su cargo al almirante. Los ballesteros llevaban dos ballestas de tres pies de longitud y una de tes, trescirentos pasadores, saetas, una gorella (?), cota conchada, coraza, bacinete, cestillo y dos ganchos para armar y montar la ballesta.

Los pasajeros se dividian en tres clases: comerciantes o sobrecargos; pasajeros peregrinos, que viajaban en cumplimiento de un voto, y pasajeros con equipaje, en tránsito de un puerto a otro.

Los comerciantes que transportaban carga própia, disfrutaban de ciertos privilegios a bordo. Eran consultados en determinadas circunstáncias, como cambios en el viaje, escalas, ataque de enemigos o abandono de paquetes en caso de tormenta, determinaciones que exigian esta consulta prévia y que el escrivano anotaba en su libro cartolari (?), haciendose una relación jurada, en caso de naufrágio, que obligaba a los supervivientes. Un pasajero que transportase menos de diez quintales de carga, era considerado como peregrino, y solo era consultado en casos determinados. Los demás pasajeros no eran consultados, ya que no tenían representación, como los marineros, excepto cuando estos iban a parte proporcional de los beneficios del flete. Era obligación de todos los de a bordo, llevar armas para su defensa personal.

Los marineros cobraban un sueldo mensual, a tanto por milla, o por viaje entero a un puerto dado. Unos recibían la comida del capitán y otros se la preparaban ellos mismos. Algunas veces transportaban pacotilla, es decir una variedad de efectos, según costumbre de los puertos o según convenio celebrado, que les otorgaba derecho a embarcar por su cuenta en cada viaje, para comerciar con ella. Podían transportar libremente, por la mitad del sueldo de todo el viaje, pagando fletes por lo exedente. Tomaban tres comidas al día: por la mañana pan con companaje, consistente en comida fria o fruta; al mediodia, en domingo, martes y jueves, carne asada, los otros dias escudella o sopa sin carne; por la noche pan y conpanaje, que consistía en queso, cebolla, sardina salada u otro pescado seco.
Era obligación del capitán repartir vino en cada comida, mientras no estuviera demasiado claro, en cuyo caso debía espesarse con pasas e higos secos hervidos. Solo al faltar esto se suprimia el vino. Para Pascua y otras festividades importantes, se daba doble ración.

(continuará...)

[Yofloto]

Muchas gracias, una vez más.

Gracias dobles por la traducción.

Estoy en deuda.

[Atarip]

Gracias Pim, "peazo curre" te estás dando.



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Una soltera le pregunta a una amiga recien casada... Duele mucho en la noche de bodas? Mira, duele como una muela picada; te duele pero no quieres que te la saquen.

[carles_]

Muy interesante. GRACIAS

[pim]

Los pasajeros, cuando eran sobrecargos o comerciantes, generalmente tenían a su cargo un criado servil que les preparaba la menestra. En cambio aquellos llamados peregrinos la convenian con el patrón o se la preparaban ellos mismos o se servian de la que se preparaba para la tripulación. Según el importe de la mercancía que llevaran a su cargo, los pasajeros podían acompañarse de criados y equipaje sin pagar flete. Cuando no llevaban mercancias o llevaban pocas, pagaban. Los contratos y ajustes que hacían los comerciantes, peregrinos, pasajeros, oficiales y marineros con el patrón, se escribian en el cartulario o registro del escribano, en el cual se anotaban también entradas y salidas de mercancias, siendo un dietario de lo que sucedía en el viaje, y daba fe entre los cargadores o los que tenían parte en el barco.

El escribano prestaba juramento al recibir el cargo y conservaba cuidadosamente el libro, que no podía ver ningún tripulante.

Los prohombres de la ribera del puerto de Barcelona hicieron, en 1528, unas ordenanzas llamadas Ordinationes Ripariae, en las cuales consignaban disposiciones para la navegación. Por ellas vemos como la marina mercante se armaba en circunstáncias en pie de guerra, para evitar los ataques de que podian ser objeto las naves, por parte de piratas y corsarios sarracenos, en sus viajes a Oriente. Usando términos apropiados a nuestro tiempo, podríamos decir que constituian una espécie de reserva de la marina militar, dispuesta siempre a entrar en funciones bélicas y abandonando sus funciones típicas de comercio.

Era preceptivo que todo marinero con funciones de ballestero en los barcos, debía tener dos ballestas de dos pies y otra d'estreb (aunque estreb ha desaparecido del diccionario catalán, estrebada significa tirón, estirón), trescientas ballestas, casco de acero, pespunt (aunque tampoco sale en el diccionario, podría ser la unión de peso y punto: puntopesado) o coraza y espada o sable. Igual armamento debían llevar los ballesteros de oficio en naves menores.
Todo marinero debía llevar una loriga, casco de hierro o gorra marisca, escudo, dos lanzas y espada o sable. No se eximía de ir armados a los tripulantes de los leños. Tan severa era la ordenanza, que se imponia una prenda de cincuenta sueldos al capitán, por cada marinero que tuviera a bordo sin armamento.