Tecnicas -spinning En Agua Salada 2ª Parte

[lamardesalao]

SPINNING EN AGUA SALADA 2ª PARTE
LA PESCA A SPINNING DESDE EL BARCO

Pescar a Spinning desde el barco amplía mucho nuestros horizontes y nos ofrece nuevos retos. Para los puristas de la pesca de costa es una pesca menos “humana”, menos sufrida y donde el merito de la captura a veces hay que compartirlo con quien te acompañe o lleve el barco. Yo le veo un atractivo enorme, sobre todo porque ofrece la posibilidad de desplazarse rápido, cubrir terrenos diferentes y, muy importante, acercarse a bichos imponentes y fascinantes como los grandes pelágicos. En este artículo intentaremos ojear las varias situaciones que podemos encontrar y como afrontarlas:
. Costa> Navegando paralelamente a la costa lanzamos hacia unos blancos bien identificados o zonas muy concretas como rocas, playas de cantos rodados, desembocaduras de ríos, bocanas de puertos, bajíos, o espigones. Los peces que encontraremos serán mayormente los Palometones, las Anjovas, las Lubinas, los Barracudas y las Palometas. A poca distancia de la costa, según en que mar u en que ribera estemos pescando, además de algunos de lo que hemos mencionado antes, podemos también encontrar Caballas, Bonitos y Bacoretas y, si la temporada ayuda, pequeñas Serviolas y las Llampugas, que en más de una zona de España al final del verano se acercan mucho a la costa.

Para localizar el pescado por estos lugares, nos ayudaremos con una sonda para leer el fondo, unos prismáticos para ver lo que pasa en la superficie o con el brumeo, que mencionaremos poco adelante. Inútil añadir que la presencia de averíos de pájaros marinos será la señal más clara que nos pueda llegar; en este caso sabemos que hay una bola de pececitos atacado de arriba abajo, entre Gaviotas y depredadores. ¡Bingo!
Pescar a spinning y tener que maniobrar el barco al mismo tiempo produce a veces ciertos dolores de cabeza. Es sobre todo en el caso de tener que seguir el perfil de unos acantilados u zonas de mucha roca y piedras sumergidas, que necesitamos el ayuda de un patrón que se encargue de no dar trabajo a los buzos para que nos vengan a sacar de los percebes. Cuando estemos navegando en medias aguas, podemos permitirnos el lujo de relajarnos un poco y a lo mejor llevar el barco nosotros mismos. A menos que no estemos buscando picos de rocas donde calar nuestros jigs, la caza es a vista y como decía antes, serán los pájaros y el rebullir del agua debajo de ellos que nos indicarán el camino. Indudablemente el descubrimiento de un averío nos puede dar un pasmo, la emoción es grande y el instinto “depledadol” nos hará empujar con fuerza el gas y correr hacía la zona. Mi primer consejo en este caso es de tener cuidado en la maniobra de aproximación, porque lo más seguro es que entrar en la zona caliente con demasiado entusiasmo y los motores a todo régimen producirá una rápida inmersión de los peces con consecuente cabréo general de la tripulación.

Tampoco, si el bando está moviéndose acelerado, tiene sentido perseguirlo, porque otra vez, en el mejor de los casos se hundirá, dejando campo libre a los pájaros. Está claro que lo que necesitamos es un poco de atención, arrimándonos rápido pero quitando motor a un centenar de metros del cardume y si este estuviese en movimiento, anticipando su trayectoria y parando la embarcación (posiblemente apagando el motor) justo por delante y a una distancia de seguridad sin llegar a asustarles. Si pescamos en el Delta del Ebro o en el Perelló, en una averío de estos nos podemos encontrar con una cantidad asombrosa de especies diferentes: pescando con un amigo en un día de mucha bulla, sacamos Bacoretas, Bonitos, Dorados, Serviolas, Anjovas, Palometas, Jureles y Caballas en los mismos bandos. Así es, resumida y concentrada, la pesca a spinning desde el barco en aguas medianas.
2. Alta mar> No hay los blancos que describimos en el caso anterior, o mejor dicho no hay este tipo de blancos. Lo que rebuscamos son alfombras de algas, troncos a la deriva, corrientes superficiales, boyas o más bien elementos que se destaquen en el fondo del mar, más que en la superficie. Montañas submarinas, cañones, picos, plataformas y todos aquellos factores que por una razón u otra, juntan a los cebos y consecuentemente a los depredadores. De todas formas también en este caso, lo mejor es la localización de bandos de peces en la superficie, que a veces juntos con los pájaros nos señalizan en este caso los Atunes. Estos últimos con las Llampugas y los Listados serán nuestros objetivos principales y la ayuda de un buen patrón, prismáticos potentes y un barco muy rápido, la llave de nuestro éxito. Pescar Atunes a Spinning es difícil pero no imposible, desde luego no es como ir de compras a la tienda al lado de casa, estos pelágicos son animales fuertes, inteligentes y muy potentes y el equipo y nuestra preparación técnica tienen que estar al altura. Lo que dijimos antes sobre el acercamiento a los bandos de peces es aún más importante en este caso, los Atunes tienen buenos ojos y sobre todo están perseguidos por todos tipos de pescadores, y absolutamente machacados por los profesionales a causa del valor de sus carnes. Al primer fallo cualquier cardumen, por grande y animado que sea, se hundirá dejándonos con un puñado de moscas en la mano y sin la posibilidad de hacer ni el primer lance. La Llampugas o Dorados serán un poco más asequibles, el problema más grande será su localización puesto que lo que buscan es la sombra.

Boyas, troncos, cajas de madera y todo tipo de objetos flotantes es un buen escondite para estos bonitos peces (y también para Serviolitas y Chernas), a falta de ellos, para poderlos encontrar tendremos que hacer curricán y una vez enganchado un ejemplar, acercarlo al barco con la esperanza de que el resto del bando lo siga y entonces tirarles a spinning. Esta técnica, poco ortodoxa pero a veces indispensable, funciona también con los Atunes de talla pequeña y mediana; como podéis entender, estar solo en el barco y practicar esta modalidad no se acompaña muy bien, una pequeña ayuda es absolutamente indispensable.
3. Brumeando, anclados o al garete > En este caso en lugar de ir buscando los peces les estaremos llamando para tenerlos alrededor del barco y poderles lanzar. Esto es un procedimiento muy común en EE.UU. donde el brumeo se efectúa con cebo muerto o vivo y, en algún caso con los dos. También los profesionales llevan toda la vida pescando Bonitos y Atunes con un sistema muy parecido, y los resultados son verdaderamente impresionantes. Una buena mezcla de Sardinas machacada, alguna que otra gambita, pan mojado y aceite de pescado, es un aperitivo imperdible para muchos de los pelágicos que vamos cazando. Hay veces que este brumeo se prepara en casa y se congela para luego llevarlo colgando de la borda en una red para que vaya soltando poco a poco líquidos y partículas de comida. Con el movimiento del garete se formará una estela de “perfume” que los peces seguirán como una autopista hacía el siguiente McDonald, y allí les esperaremos. Pudiendo juntar brumeo con pez vivo a esta mágica poción, las cosas se ponen verdaderamente interesantes, pena que aquí sea bastante complicado conseguirlo. Como anticipamos, podemos también hacer lo mismo con el barco anclado, en este caso necesitamos el ayuda de la corriente, o la marea o el viento para poder dispersar con eficacia el compuesto oloroso que, de otra manera, solo bajaría hacía el fondo sin los efectos deseados.